El chino no es tan impermeable como dicen

En otras ocasiones he mencionado que para los extranjeros que ya pasamos de cierto tiempo viviendo en China, es natural que empecemos a adoptar palabras del mandarían directamente a las pláticas en nuestro propio idioma. Al principio esto pasa sobre todo en comidas, pero con el tiempo empezamos a decir más cosas en chino, como “enciende el contiáo” (空调, kòngtiáo) para referirnos al aire acondicionado. También he hablado de que el español es un idioma que ha empezado a ponerse de moda en China en la última década y media. Básicamente ha sido un fenómeno de escoger un idioma importante como tercera lengua y aumentar las ventajas laborales, pero esto también ha permeado un poco a la sociedad en general, con restaurantes sobre todo popularizando comida mexicana y española, tiendas poniéndose nombres en español para verse más “chic”, diseños de camisetas con palabras en español, etc.

Sin embargo, nada de esto parece ser equivalente a la típica inter-polinización entre idiomas, en la que las palabras van y vienen de uno a otro. El chino tiene la particularidad de ser un idioma antiquísimo que no proviene de ningún otro, de modo que su evolución puede ser seguida con detalle por milenios y en ella hemos visto que normalmente no toman palabras directamente de otros idiomas, sino que las adaptan con caracteres propios. Un ejemplo clásico es la palabra hipopótamo que, al ser muy larga de transliterar con cinco sílabas, optaron por construirla de la misma forma que está hecha en el griego original: “caballo de río” (河马, hémǎ).

Siendo el imperio y la cultura hegemónica regional durante casi toda su existencia, China influenció sobremanera las culturas japonesa y coreana, llevándoles religión, escritura, costumbres y artes, estructura social y otras cosas. A cambio, éstas la influenciaron sorprendentemente poco y en el chino hay poquísimas palabras provenientes del coreano y el japonés. Fuera de cosas clásicas como taekwondo (跆拳道, táiquándào), sushi (寿司,shòusī) y karate (空手道,kōngshǒudào), hay muy poco. Lo mismo —o menos áun— se puede decir del sánscrito, que entró mucho antes a China por vía del budismo, pero de cuyos términos no tomaron casi nada, cambiándolos totalmente al estilo del hipopótamo: el buda Avaolkitesvara terminó siendo Guanyin (观音), el buda Maitreya se cambió por Mile Fo (弥勒佛) y el monje Bodhidharma, por el santo Damo (达 摩). Fuera de dos o tres especialidades culinarias como el curry (咖喱,gālí) también brilla por su ausencia

De modo que el chino tiene una antigua reputación por ser impermeable al influjo de otras lenguas. Hasta hace poco.

Nada es para siempre y la cosa de usar palabras extranjeras se ha hecho cool. La apertura desde principios de los ochenta aunada a la modernización a toda velocidad de las últimas dos décadas han acabado con el tradicional chovinismo mandarín, de modo que el chino está siendo invadido por palabras directamente transliteradas. Veamos algunos ejemplos.

Como es de suponerse, la gran mayoría vienen por parte de la comida y las bebidas, que son de las cosas que han proliferado rápidamente en China, ante el crecimiento de la clase media y su entusiasmo por probar cosas nuevas. Los primeros en entrar y poner sus nombres originales en caracteres chinos fueron, no es de sorprender, las bebidas alcohólicas. Estos son más viejos que las cosas a las que me refiero pues entraron a principios del siglo XX y así tenemos:

Brandy – 白兰地,báilándì
Whiskey – 威士忌,wēishìjì
Vodka – 伏特加,fútèjiā
Champán – 香槟,xiāngbīn

El Tequila mexicano entró mucho más recientemente y no tomó una transliteración sino que tomó el exótico nombre de “vino de lengua de dragón” (龙舌兰酒, lóng shé lán jiǔ).

Las culturas europeas, en especial la italiana y la francesa, han hecho lo propio por popularizar sus palabras debido a la proliferación de restaurantes y cafés, por lo que hay que darles gracias por contribuciones como:

Pizza – 披萨,pīsà
Capuccino – 卡布奇诺,kǎ bù jī nuò
Latte – 拿铁,ná tiě
Mocha – 摩卡,mókǎ
Tiramisu – 提拉米苏,tí lā mǐ sū
Croissant – 羊角面包,yángjiǎo miànbāo / 可颂,kě sòng
Café – 咖啡kāfēi

El japonés, dada la larga relación entre ambos países, sigue sin aportar mucho en cuanto a palabras de cocina o de arte, pero las nuevas generaciones han conseguido colar un par de modismos de reciente cuño:

Karaoke -卡拉OK,kǎlā OK,
Kawaii – 卡哇伊, kǎ wa yī (“adorable”).

El inglés llegó tarde a la fiesta pero sin duda es de los más “cool”, empezando con el universal OK y añadiendo una larga lista en todo tipo de temas. Por supuesto, está la comida:

Hamburguesa – 汉堡,hànbǎo (hamburger)
Sandwich – 三明治,sānmíngzhì
Ensalada – 沙拉,shālā (salad)
Chocolate – 巧克力,qiǎokèlì (que está basada en la pronunciación inglesa)

Pasando por palabras de tecnología moderna, que también hemos adoptado en otros idiomas:

Radar – 雷达,léidá
Sonar – 声纳,shēng nà
Quark – 夸克,kuākè

y términos de aquí y de allá:

Secretaria – 秘书,mìshū (por “miss”, en inglés)
Hippie – 嬉皮,xī pí
Romántico – 浪漫,làngmàn (por la primera parte de “romantic”)
Bar – 酒吧,bā
Jazz 爵士,juéshì

El español ha empezado a contribuir también, como ya he dicho. Es muy revelador que además de aportar nombres exóticos a tiendas y restaurantes, las contribuciones más visibles hasta ahora son de comida y de música:

Taco – 塔科,tǎ kē
Salsa – 莎莎,shāshā
Tango – 探戈,tàngē
Mambo – 曼波,màn bō
Flamenco – 弗拉门戈,fú lā mén gē
Rumba – 伦巴,lúnbā

Si es que somos pura fiesta.

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