Vamos al karaoke

En China, como en cualquier otro sitio, hay bares, cafeterías, discotecas y demás sitios a los que acudir cuando cae la noche. Pero el entretenimiento nocturno favorito de los chinos es, sin duda, el karaoke.

Todavía hoy, a algunas madres chinas la palabra karaoke les provoca horror porque la asocian con «antro de perversión donde van los hombres de negocios a buscar señoritas de compañía». Y efectivamente todavía hay muchos karaokes así en China, país en el que los contratos se firman llevando a tu cliente al restaurante más caro, a beber todo tipo de licores endiablados para ver quién es más hombre y aguanta más, y culminando la noche en un karaoke con señoritas con las que bebes, cantas, juegas a los dados, y después ya no sé si hay opciones de hacer más cosas (dependerá de la señorita).

Pero no es de esos karaokes (también llamados KTV) de los que quiero hablar hoy. Os voy a hablar de los karaokes puros e inocentes donde la gente va a sacar al triunfito que lleva dentro mientras bebe con los amigos.

Los karaokes chinos suelen ser locales enormes (normalmente una planta entera, o más de una, de un edificio) divididos en habitaciones privadas que se pagan por horas. Hay habitaciones de varios tamaños dependiendo del número de personas que vayan juntas: desde 2 o 3 personas hasta más de 20. Dentro de la habitación habrá un amplio sofá, una tele con pantalla gigante, una pantalla más pequeña para seleccionar las canciones, al menos dos micros, un par de panderetas y una mesa para poner las bebidas y jugar a los dados. Esto es el equipamiento más básico, en las salas más grandes puede haber más mesas con taburetes y hasta un micro de pie.

Para los que quieran hacer el Elvis.

Como he dicho, hay una pantalla para elegir las canciones. Los menús están en chino y las canciones se pueden buscar por artista, por idioma (chino, inglés, japonés, coreano y otros), etc. En español hay «La bamba», quizás alguna antigua de Julio Iglesias o Mocedades y poco más, aunque depende del karaoke, en Beijing llegué a ver alguna de Mecano. En inglés se pueden encontrar bastantes más. Las canciones se buscan escribiendo la primera letra de cada palabra del título, por ejemplo, si quieres buscar «Mamma Mia» tendrás que escribir MM. Este sistema también puede utilizarse para buscar canciones chinas por el pinyin del título.

En los karaokes menos modernos la pantalla se sustituye por unos cuantos archivadores que contienen todo el repertorio. Al lado de cada canción pone un número que hay que marcar en el mando a distancia para seleccionarla. Estos mandos a distancia pueden ser un poco farragosos y en ocasiones incluso los botones están en coreano, pero una vez que aprendes dónde están las funciones principales (enter y cortar canción) no hay problema. 

¡A cantar!

Aparte de cantar, en el karaoke se bebe. Mucho. Las cajas de cerveza fluyen como si nada. En la recepción de los karaokes más grandes suele haber una tienda, con carritos y todo, donde se compran las bebidas que luego el camarero lleva a tu habitación. También se pueden pedir aperitivos o fruta para picotear.

Otra cosa que se puede hacer, aparte de cantar y beber, es jugar a los dados. El juego que yo sé consiste en apostar cuántos dados habrá con una cifra concreta entre tus dados y los de tus oponentes. Pueden jugar dos o más personas. Por ejemplo: yo miro mis dados y digo: «tres treses». El siguiente tiene que decir un número más alto, ya sea más de tres treses, cuatro doses o tres cuatros. Cuando no crees que sea posible lo que tu contrincante está diciendo (por ejemplo, ha dicho «cinco doses» y yo no tengo ninguno), se levantan los cubiletes y se revela lo que tiene cada uno. El que pierda bebe.

A muchos extranjeros les da reparo ir al karaoke ya que prefieren ir a un bar o discoteca, pero yo os recomiendo que probéis al menos una noche de karaoke con vuestros amigos chinos. No sé, quizás descubráis que estáis hechos para tener un micrófono en la mano y os veamos en cualquier programa estilo «La voz» de los cientos que se emiten en la televisión china!

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