Haciendo (Sufriendo) negocios con Vicky. Parte I

Llegando a Shenzhen tenía varias órdenes que procesar. La más modesta era la de un cliente Pyme de Antofagasta (ciudad del norte de Chile) que nos compró tres juegos inflables de esos grandes tipo feria de entretención. Pidió que hiciéramos todo lo posible para que le llegaran el 15 de noviembre ya que los ocuparía para hacer eventos en las fiestas de navidad y fin de año de empresas cuestión muy común en Chile. Era mediados de agosto por lo que estábamos más o menos justo a tiempo en producción y traslado aunque con el fantasma que entre medio coincidía la fiesta nacional de China que significaban como diez días de para.

Aunque el negocio era el más pequeño lo primero que hice tocando suelo oriental fue reunirme con la ejecutiva de venta de dicha empresa autodenominada en Inglés Vicky. Una clásica chica China con lentes tipo coleccionista de estampillas, delgada, sonrisa fácil y muy joven.

Tomé el tren Shenzhen-Guangzhou y quedamos de juntarnos en una estación de metro que me quedaba más o menos abordable. A pesar que habíamos acordado que me debía recoger a mediodía finalmente llegó una hora más tarde.

Cuento aparte, mientras esperaba en las afueras de la estación una anciana se acercó y me mostró una mandarina que tenía en la mano, me la ponía en enfrente con gran entusiasmo y haciéndola girar como si aquel fruto fuera un tesoro. Yo mal entendí que quería una propina y le di unos yuanes pero me los devolvió y entregó la mandarina. Luego siguió hablándome en una actitud clásica de muchos chinos quienes por alguna razón te conversan profusamente en su idioma sin tomar en cuenta que no les entiendes nada. Recibí el cítrico sin captar la razón del regalo y me fui. Para mi sorpresa la viejita me seguía nuevamente ahora con otra mandarina con la que repitió la curiosa maniobra y también me la termino pasando incluida  larga y unilateral conversación en chino. Al rato venía de nuevo con otra y comprendí que era hora de huir, me escondí en un rincón pero la mujer y su fruto me buscaba cual sabueso por todos lados hasta encontrarme y métale regalando mandarinas. Por suerte llegó Vicky sino terminaba con un puesto de frutas.

Finalmente nos fuimos en taxi y a pesar que yo quería visitar la fábrica ella insistió en ir primero a su puesto de trabajo. En la oficina fui tratado como visita de estado, todos me querían conocer, saludar, tomarse selfies conmigo y saber dónde quedaba Chile. Muy simpático, ameno y raro por cierto.

Aproveché la ocasión para preguntar cuantos días se demoraban en fabricar los productos, me indicaron que veinte y para tenerme el diseño en 3d que precedía a la aprobación del negocio tres. Lo del diseño era muy importante tenerlos claro y corroborarlo con el cliente, además los modelos que pedimos tenían la dificultad que habían algunas figuras patentadas de Disney que por ello mismo debíamos reemplazar por otras alternativas, cuestión que ya habíamos adelantado. Como es sabido en Chile la propiedad intelectual es bien compleja y si alguien llega con productos licenciados como Disney sin tener la autorización de la empresa puede ser fatal en aduanas.

Luego de las sonrisas y ser tratado como George Clooney fuimos a la fábrica. Todo excelente allí, tenía una tecnología con un robot computarizado que cortaba las telas impermeables de acuerdo al diseño que se le cargaba. Espectacular. Todo fue tan bien que hice firmar en el acto el contrato de mi empresa y les pagué el adelanto con el invoice (factura comercial).

Y así me fui feliz… fue el último momento feliz con Vicky.

Al otro día llegué a mi oficina en Shenzhen y una de las primeras cosas que hice fue contactar a la proveedora en cuestión para que me re confirmara el día en que tendría los diseños.  “Lo siento johny pero toda mi empresa se va de campamento por 5 días”. Reclame que esa situación me complicaba, que el tiempo de producción etc. “Pero es que debes considerar que los días de producción son 20 pero días hábiles” de un plumazo campamento y días hábiles nos dejaban fuera de fecha acordada de entrega. Reclamé, llamé, patalié, amenacé contra el escautismo improvisado, pero nada. Solo recibí un clásico dicho chino: “I will try my best”.

Pasaron los días del campamento y exigí mis diseños pero me aclararon que caía fin de semana por tanto debía esperar tres días -ahora hábiles-  más. Luego vino la excusa de que el diseñador estaba enfermo, después que el tipo era un irresponsable y ella lo estaba acusando con su jefe, más tarde se había redimido y sólo prometía unos pocos días más para entregarme lo que requería, y así una historia mentirosa tras otra.

YA mis nervios estaban más que alterados, llevábamos veinte días sin que pudiese recibir un mísero bosquejo y sólo diez para que se completara el tiempo de producción. Especialmente desagradable se comenzó a volver la reacción de ella ante mis justificadas presiones; no me contestaba el teléfono y cuando lo hacía era para responderme de mala gana que estaba muy ocupada, durmiendo siesta o porque la llamaba tanto.

Finalmente a siete días de que se acabara el plazo de producción Vicky me entregó los diseños todos a medias, sin medidas reales, y de un solo plano –no 3d- que me impedía ver los detalles. Cuando le pregunté del lead time (tiempo de entrega) me contestó que sería una semana después de la vuelta del feriado que “Sorry Sorry”. Todo mal, sin vergüenza alguna me había corrido el fin de la producción a después de la fiesta nacional. Para colmo el diseño dejaba mucho que desear. “Dont Worry la producción final será genial este sólo era sólo un dibujo”. O sea estos bocetos tan esperados no servían para nada.

Por fin un buen día Vicky tenía los inflables listos y producidos. De esta manera viajé especialmente a Guangzhou a hacer la inspección de ellos esperando que fueran un desastre. La traté con frialdad y molestia por todo lo ocurrido pero ella seguía plena de alegría como la primera vez y que no me preocupara que todo había quedado tan hermoso que se me acabarían todos los enojos. Tenía parcial razón

Lo medular de la inspección consistió en inflar los tres juegos y ver como habían quedado. Me esperaba sendos mamarrachos pero para mi sorpresa mientras los voluminosos globos de lona se llenaban de aire me sorprendí lo lindo y bien confeccionado que quedaron. Esto hizo que en parte se me disipará bastante la molestia con Vicky. Me había mentido, se había atrasado pero el resultado era casi óptimo.

Entonces, por fin todo estaba listo y dispuesto para ser cargado, me coordiné con el forwarder (embarcador) y pensé que ya todo recorrería un conducto normal. Pero la chica de lentes “quema hormigas” me tenía preparada inesperadas e intensas emociones.

Continuar la historia: Haciendo (Sufriendo) Negocios con Vicky. Parte II

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