¿Quién dice que los chinos no tienen sentido del humor?

Uno de los tópicos más falsos que existen sobre los chinos es el relativo a su supuesta falta de humor. De hecho, desde que comencé a estudiar y escribir sobre China, me he encontrado con cantidad de comentarios al respecto, aunque en muy pocas ocasiones he hallado una explicación más o menos elaborada sobre tal parecer.

Por eso, hoy me he planteado la tarea de descifrar y exponer algunos de los supuestos que alimentan este tópico, para, a continuación, sacudirles donde más duele a base de evidencias que he encontrado por Internet.

1- Los chinos no tienen humor porque viven en una dictadura:

Vale, es cierto que la censura puede limitar en gran medida la difusión de determinadas formas de humor, y todavía son pocos en China los que se atreverían ridiculizar a Xi Jinping en una viñeta.

Pero que los chinos no puedan reírse de su “líder supremo” no significa que no les guste hacer gracias a costa de símbolos del autoritarismo tan cercanos como Kim Jong-un. Es más, hace poco se lió una buena polémica por este vídeo de producción china “protagonizado” por el mandamás norcoreano, y acompañado de un famosísimo tema musical de la última comedia de los Chopsticks Brothers.


2- Los chinos no tienen humor porque no son expresivos:

Puede que la educación familiar y escolar de China no premien demasiado la expresividad, y que el particular estoicismo de su ethos cultural, unido al terror a las arrugas, la limiten como recurso humorístico.

Pero el hecho de que en este país no triunfen especialmente las muecas a lo Jim Carrey no significa que no sea un país al que le guste el cachondeo. Y aun así, actores como el mítico Stephen Chow cuentan con un repertorio de caretos y expresiones corporales más que suficiente para aquellos que gusten de este tipo de humor.


3- Los chinos no tienen humor porque son tímidos:

Es posible que la virtud de la humildad, muy valorada en China, genere timidez a modo de subproducto psicológico, pero la cultura de este país cuenta con siglos y siglos de historia del entretenimiento.

Quizás por ello, casi basta la imagen de un escenario o un micrófono abierto para desatar la vena artística de aficionados al karaoke o a los monólogos, que también los hay, y cada vez más. Y como muestra de esto último, os dejo con este vídeo de Joe Wong, un químico y humorista chino originario de Jilin que ha adquirió cierta fama en Estados Unidos por su capacidad de hacer reír al personal.


4- Los chinos no tienen humor porque no entienden la ironía:

Otro tópico que seguramente hayáis oído muchos, y que puede contar con cierto fundamento, ya que es verdad que el sistema educativo chino aborrece especialmente la ironía, el sarcasmo, y el cinismo.

No obstante, si las autoridades formativas y culturales le tienen semejante tirria a esta modalidad de lo cómico, es precisamente porque el humor popular de este país cuenta con una fuerte tendencia al recochineo, lo que hace que sus gentes tiendan a no tomarse muy en serio las “altas” aspiraciones de sus frecuentemente corruptos e hipócritas líderes políticos.

En cualquier caso, como prueba de que la ironía sí funcion en China (aunque con sus propios referentes sociales), aquí os dejo una pequeña escena de la célebre película Perdidos en Tailandia (2012), una de las comedias más exitosas de los últimos años.


5- Los chinos no tienen humor porque no son creativos:

Todos sabemos que China, debido a su función de “fábrica del mundo”, ha pasado décadas sumergida en un proceso de desarrollo económico que apremiaba la capacidad de producción antes que la capacidad de innovar. Sin embargo, a medida que el país comienza a pasar a una económica más basada en los servicios, y aumenta el peso de las clases medias y profesionales, lo creativo se convierte en una baza cada vez más crucial, incluso en el ámbito de lo humorístico.

Y si no os lo creéis, aquí os presento una serie de animación relativamente famosa en el país. Por desgracia, el vídeo carece de subtítulos en inglés, pero el capítulo que he elegido tiene un desarrollo bastante gráfico. Básicamente se reduce a la historia de un Pinocho frustrado por la conocida función de su apéndice nasal, y la búsqueda de un uso más provechoso.


Eso es todo por mi parte. Si conocéis más ejemplos que reflejen esta faceta de la cultura y el carácter de China, no dudéis en compartirla a través de un comentario, y así nos reímos todos.

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