Una amenaza de Guerra Mundial

Artículo original -> La Fiebre Amarilla

Lo sé, el titular es alarmista pero -pese al nombre del blog- no quiero hacer amarillismo, nuestra relación con ese color es otra, de entendimiento, una pasión moderada. En este caso el titular es alarmista porque la situación es alarmante. Corea del Norte amenaza -una vez más- al Sur y con ello, al mundo. La estabilidad de la Península de Corea garantiza en gran medida la estabilidad mundial. A excepción quizá del caso iraní, no existe en el mundo una región en tensión (pre o post- según se mire-) bélica que implique de tal forma a las principales potencias mundiales. A grandes rasgos: Corea del Norte cuenta con el apoyo de China y Rusia; Corea del Sur con el de EEUU y Japón. O lo que es lo mismo, repartidas en ambos bandos, las 3 mayores potencias militares del mundo y 3 de los países que las siguen más de cerca. Los viejos bloques de la Guerra Fría asoman tímidamente espoleados por un régimen de otro tiempo, Corea del Norte. La Península de Corea es pieza clave en la geopolítica mundial, y nadie quiere dar un paso atrás en tiempos tan decisivos como los actuales.

 

Origen del conflicto

Para entender lo que está pasando en la región es imprescindible conocer lo sucedido durante los últimos 60 años en Corea. Una historia convulsa en una nación tradicionalmente pacífica.

El conflicto se remonta a la Segunda Guerra Mundial tras la cual el Imperio de Japón abandona Corea después 35 años de ocupación colonial. Es entonces cuando la URSS y EEUU pactan la división del país de forma temporal en norte (URSS) y sur (EEUU) para 5 años después celebrar elecciones que re-unificasen el territorio y devolviesen la soberanía al pueblo. Pero las cosas no saldrían como cabía esperar. Los desencuentros de la Guerra Fría entre soviéticos y norteamericanos y la mala gestión del territorio por parte de estos llevaría a ambos países a romper su acuerdo. EEUU accedió a las presiones de los locales de celebrar elecciones de independencia antes de esos 5 años y la URSS permitió el establecimiento de un gobierno comunista en el Norte. El 25 de junio de 1950 el gobierno del Norte ataca al Sur tratando de unificar el país bajo su mando, se inicia la Guerra de Corea (gráfico explicativo del conflicto -en inglés-). Los comunistas se apoderan de casi la totalidad del territorio hasta que finalmente interviene Naciones Unidas encabezada por EEUU. La situaciones entonces se revierte y la resistencia se apodera de la practica totalidad de la península. Pero China, donde se había establecido finalmente un régimen comunista después de una guerra civil, intervino a favor de sus colegas del Norte. Tras esto las fuerzas se equilibran, y se reestablecería la división Norte-Sur previa a la Guerra. Se produce un armisticio (que no firma de paz) y se fija una Zona desmilitarizada.

A partir de ahí 6 décadas de tensión máxima, choques -incluso armados- entre ambos países que se han venido alternando con gestos de reconciliación que no han logrado nada. Después de más de medio siglo parece que esta absurda división sigue lejos de vislumbrar un fin pacífico.

 

Hechos más recientes

En los últimos años la península parece estar viviendo otra nueva escalada de tensión. Si nos atenemos a los últimos 60 años podríamos estar tranquilos, existen precedentes de amenazas directas e incluso estallidos de violencia puntuales entre ambos ejércitos entorno a la frontera (tanto marítima como terrestre), y en ningún caso a dado lugar a la vuelta de la guerra. Pero también es cierto que los cambios que se han producido los últimos meses aumentan la desconfianza e incertidumbre, y esto en una región que sigue sin firmar la paz y «coquetea» con la posibilidad de una guerra tan a menudo es muy peligroso.

Diciembre de 2011: Muere Kim Jong-il

La muerte del líder norcoreano, a pesar de lo que podría parecer, es recibida con miedo por Corea del Sur. No es el fin de un régimen, sino el cambio de mandato, y el sucesor, su hijo Kim Jong-un de 28 años, no ofrece precisamente garantías. La inexperiencia en un cargo de tanta responsabilidad es ya de por sí un peligro, pero el hecho de que sea consciente de su cuestionamiento y que se pueda poner en duda su autoridad sólo echa más leña a un fuego que constantemente hace ademán de incendio.

Abril de 2012 (I): Lanzamiento del Unha 3

El nuevo líder anuncia el lanzamiento del Unha 3, según el gobierno norcoreano un cohete cuya intención es poner en órbita un satélite meteorológico y según el Consejo de Seguridad de la ONU pruebas encubiertas de misiles balísticos intercontinentales. El día 10 Japón y Corea del Sur despliegan baterías antimisiles, ante la posibilidad de que el proyectil se desvíase de su trayectoria y suposiese una amenaza. Cuatro días después, pese a las advertencias de EEUU, Corea del Sur o Japón -entre otros- Corea del Norte lanza su cohete en un intento fallido que acabaría con los restos del proyectil en el mar. Día 16, Kim Jong-un aparece en un multitudinario acto conmemorativo del nacimiento del fundador del régimen en el que reafirma que el estamento militar será su primera, segunda y tercera prioridad, o lo que es lo mismo, que continuará la línea política de sus predecesores.

Abril de 2012 (II): Corea del Sur despliega un misil de crucero

Como respuesta a la amenaza nuclear y las pruebas balísticas del Norte, Corea del Sur despliega un misil capaz de alcanzar objetivos a 1000 km, y por tanto a cualquier parte del territorio de sus vecinos norcoreanos. El general de división Shin Won-sik, planificador de políticas del Ministerio de Defensa declaró: «Al mantener una sólida preparación con este armamento de largo alcance, nuestro Ejército tomará firmes y duras represalias si Corea del Norte lleva a cabo una provocación irresponsable»

Abril de 2012 (III): Corea del Norte amenaza con una «guerra santa»

http://www.youtube.com/watch?v=yHrVVxo_XmM&feature=player_embedded

El anuncio de nuevos misiles de crucero por parte de Corea del Sur y una serie de recomendaciones de su presidente a Corea del Norte respecto a la gestión de sus tierras dio pie a la cancillería norcoreana ha publicar un comunicado con graves amenazas a sus vecinos surcoreanos. En el mismo se califica al presidente de Corea del Sur como «rata» y «traidor», al que según el comunicado su Ejército y ciudadanos llaman a «golpear hasta la muerte» fruto de la «cada vez mayor indignación». También habla de iniciar una «guerra santa» y de «reducir a cenizas» a su gobierno.

Este lenguaje bélico no es nuevo, pero Corea del Norte insiste en que la situación política de la península es apremiante y pronto iniciará «acciones especiales (…) para atajar las invectivas enemigas”.

 

En los próximos días…

Según anuncia la televisón Fuji de Japón, después del fracaso del lanzamiento del misil Corea del Norte se está preparando para realizar pruebas nucleares subterráneas en un túnel que habría estado cavando en Punggyeri. De realizarse serían las terceras tras las de octubre de 2006 y mayo de 2009, lo que llevaría aún más al límite la situación.

 

¿Chantaje o amenaza?

La duda en estos momentos es si, como hasta ahora, todas las palabras y provocaciones del Corea del Norte son simplemente una forma de presionar a los organismos internacionales para poder conseguir posteriormente ayudas a cambio de relajar la tensión de la zona. La población está sumida en la pobreza y se hace indispensable la ayuda exterior para la supervivencia de su gente. Pero hay quien teme que pueda ir más allá y apunta incluso al posible interés de alguna de las potencias implicadas en involucrarse en una nueva guerra y ganar influencia en la zona. No seré yo quien defienda esta tesis, pero lo cierto es que la relación se enturbia día a día por la beligerancia del lado norcoreano, sobrepasando la delgada línea roja que separa la provocación del ataque de forma continua, y la sensación de que el conflicto puede convertirse en una guerra es permanente.

Veremos si la diplomacia internacional está a la altura, el más mínimo fallo al medir las consecuencias de las decisiones que se tomen puede meter al mundo en una nueva guerra, una guerra que por la envergadura de los implicados nadie quiere siquiera imaginar.

 

China, la clave

Después del intento fallido de lanzar el cohete, China ha dado muestras, una vez más, de su apoyo a Corea del Norte. A pesar de ello, creo que la nueva posición de China en el panorama internacional puede llevarla a replantearse su estrategia en cuanto a política exterior, y el cambio en el gobierno chino que comenté en un artículo anterior puede ser clave.

Como máximo aliado de Corea del Norte, sólo China tiene la llave para persuadirles y desatascar una situación que durante décadas ha estado enquistada. El gigante asiático tal vez tema perder a uno de sus aliados, o más que eso perder peso político en la zona frente a una hipotética Corea reunificada, EEUU o Japón. Pero lo cierto es que de liderar tal proceso podría tener el efecto contrario al temido. Es el momento de que China demuestre al mundo su capacidad para erigirse no sólo en una potencia económica sino también en una potencia política comprometida con la paz y el derecho internacional, más allá de unos intereses económicos que parecen subyacer en todas las decisiones exteriores que se toman desde Pekín. Sería un golpe de timón inesperado, pero a la vez un golpe de efecto tremendo que otorgaría a China un poder político más allá del económico.

Esperemos que el sentido común se imponga, por el bien del pueblo norcoreanos -quien más sufre las irresponsabilidades de su régimen-, por el bien de Corea en su conjunto, y por el bien del mundo.

Artículo original -> La Fiebre Amarilla

por Víctor Rico Reche

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