China y España estrechan lazos económicos

El primer viaje del actual Ejecutivo español a Beijing se ha traducido con inversiones que rozan los 4.000 millones de dólares, la mayoría de ellas destinadas a contratos con grandes empresas, como La Caixa, NH Hoteles y Abengoa. Nuevos acuerdos comerciales que se espera den un impulso a la denostada relación a corto plazo con China en el último año, especialmente dañada por los conocidos casos abiertos en la Audiencia Nacional. España busca ganar peso en una relación económica que parece enquistársele 40 años después del inicio de los primeros acuerdos comerciales con el Gigante Asiático. Así lo refleja el discreto papel que ocupa en relación a sus socios europeos (se sitúa en la cuarta posición, aunque cae hasta la novena por volumen de inversión, cifrado en 409 millones de euros). Sin embargo, los nuevos retos se convierten en suculentas oportunidades, con lo que nuestro país espera recabar nuevas inversiones en sectores estratégicos como el turismo o las finanzas.

Según datos del ICEX (Instituto Español de Comercio Exterior), las exportaciones españolas disminuyeron en 2013 un 3,3% hasta los 3,6 millones de euros. El aumento del déficit comercial contrasta con el elevado peso específico de competidores directos, desde los países de la Unión Europea (en especial Francia y Alemania) hasta América Latina, el principal socio comercial de China en cuanto a valor agregado, cuyo intercambio comercial creció en el primer decenio del siglo XXI de 15.000 a 158.000 millones de dólares. Un hecho que, según la Comisión para América Latina de Naciones Unidas (CEPAL), convertirá a dicha región en el principal aliado comercial de China por delante de la Unión Europea para el año 2015.

Foto: Zha Nai HO

Entre los nuevos retos para España, no obstante, se encuentran la consecución de inversiones extranjeras en el país, una misión con mayor recorrido aunque no menos difícil, teniendo en cuenta que el 85% de las inversiones chinas en el Viejo Continente se concentran en Luxemburgo, Francia, Reino Unido, Alemania y Suecia, una elección que se achaca al mayor desarrollo tecnológico.

España es todavía un socio potencial que espera aumentar su peso específico en sectores clave, aunque para ello deberá lidiar con uno de sus hándicaps más acusados: las limitaciones en cuanto a competitividad internacional y un tejido productivo con productos de bajo valor tecnológico. Dificultades que, sin embargo, no han impedido que en los últimos años se haya producido un aumento de inversión directa en sectores como el inmobiliario o las infraestructuras, como prueba la inversión de Hutchison en el Puerto de Barcelona o la compra del Edificio España de Madrid por parte del grupo Wanda. Atrás quedan, no obstante, apuestas con mayor valor añadido para el mercado de trabajo, como los planes de la multinacional Geely de crear una planta automovilística en Cataluña.

Sea como fuere, el sector que mayor peso gana en cuanto a los futuros lazos bilaterales parece ser el turismo, una asignatura todavía pendiente para la que los dos Gobiernos se han comprometido en avanzar posiciones (a través de la agilización de los trámites necesarios para la obtención de visados). Uno de los acuerdos más jugosos los ha obtenido la cadena hotelera NH, que prepara una sociedad conjunta con sus inversores chinos que gestione hoteles en las principales ciudades del país asiático. El aumento del turismo y el fortalecimiento de  los lazos financieros parecen ser, pues, el siguiente escalón para tratar de impulsar las relaciones comerciales entre ambos países. No todo es vender alfalfa.

Para saber más:

www.icex.es

www.iberchina.org

www.realinstitutoelcano.org

*Este artículo se publicó originalmente en la sección Negocios en Yuanfang Magazine

Autor: Sergi Alcalde

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