Hoy os llevo hasta la provincia de Sichuan, en concreto al Parque Nacional del Valle de Jiuzhaigou (Valle de las Nueve Aldeas), una reserva natural con mucho de paraíso.
El valle de Jiuzhaigou es un lugar alejado de las grandes ciudades, alejado de todo, en realidad. Desde Xi’an nos tomó 36 horas de viaje llegar hasta allí (26 de tren más 10 horas de autobús). Viajamos en pleno enero, pero el cansancio y el frío que pasamos durante este larguísimo trayecto mereció la pena. El paisaje que vimos, especialmente en la última parte del viaje, fue espectacular.
La zona protegida abarca 70.000 hectáreas y se encuentra entre 2.000 y 4.500 metros de altitud. El lugar fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1992 y, unos años después, Reserva Nacional de la Biosfera. Las aldeas de la región son de etnia tibetana, lo que nos permitió observar unas costumbres muy diferentes a lo que habíamos visto hasta entonces en China.
El Valle es famoso por sus bosques, cascadas y su aire limpio (si es que quedó algo después de que nosotras respiráramos muuuuy hondo cada 5 segundos). También son famosas sus montañas cubiertas de hielo y nieve, y sus lagos con el agua tan, tan turquesa y cristalina que cuando vimos las fotos en internet por primera vez pensamos que todas estaban editadas con photoshop.
Después de haber leído la entrada donde os hablo sobre el gran problema de la polución en China, entenderéis por qué al llegar a este lugar casi se nos saltan las lágrimas. Lo primero que hicimos al bajar del autobús, fue sacar fotos a ese cielo tan limpio que llevábamos tantos meses sin ver y enviárselas a nuestros compañeros en Hangzhou para presumir un poco de nuestra suerte.
Creo que en esta entrada las imágenes valen más que todo lo que os pueda contar así que aquí os dejo una pequeña muestra de este lugar tan maravilloso:
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