Guía para sobrevivir al año nuevo chino en familia

Del mismo modo en que los occidentales entendemos las navidades como un periodo de reunión familiar gozoso a la vez que un tanto odioso, en China pasa algo muy similar con las vacaciones de año nuevo, también denominadas “festival de primavera”.

Aunque se tiende a pensar en los chinos como gente muy respetuosa hacia sus familiares, lo cierto es que aquí se cuecen habas muy parecidas a las nuestras en esta materia, y pese a que aquí es la yerna quien se lleva mal con la suegra, muchos chinos acaban igual de cansados que nosotros después del dichoso re-encuentro familiar.

Sin embargo, mientras que una buena porción del mundo conoce ya, vía Hollywood, parte de la parafernalia, costumbres y tópicos navideños de los estadounidenses, la faceta “intima” de este festival chino permanece en un segundo plano en términos de los medios de comunicación globales.

Por supuesto, en la actualidad prácticamente todas las capitales y grandes ciudades europeas y americanas cuentan con ciudadanos chinos que celebran el año nuevo llevando a la calle algunas de sus costumbres más vistosas, pero son menos las veces en que contamos con la oportunidad de comprobar cómo se celebra esta fiesta de puertas para adentro.

Posiblemente muchos piensen que se trata de una tradición exclusiva de los chinos, y a la que los foráneos no suelen estar invitados, pero aquí en China es relativamente fácil ser invitado a pasar el año nuevo con la familia de una amistad o de algún colega, y estoy seguro de que fuera de China se convertirá también en una oportunidad cada vez más frecuente.

Así pues, hoy me gustaría ofreceros una nueva guía sobre algunas de las claves de esta celebración, para que no tengáis miedo a aceptar cuando os llegue la invitación y de paso comprobéis que tampoco es una cosa de otro mundo.

1- Dirigíos a los miembros de la familia haciendo uso de las categorías de parentesco que usan los chinos, ya que en este país es de muy mal gusto llamar a los miembros de mayor edad a través del nombre de pila.

En principio basta con que llaméis a los hombres y mujeres de una generación anterior “shushu” y “ayi” respectivamente, mientras que a los abuelos y abuelas nos dirigiríamos como “yeye” y “nainai”, pero si queréis impresionar a vuestros anfitriones podéis dar un repaso a mi guía de parentesco y así de paso contar con una buena excusa para romper el hielo.

Por otra parte, si quien os invita es vuestro jefe o vuestro profesor, podéis llamarles “laoban” y “laoshi” respectivamente, sean hombres o mujeres. Por lo general, con eso bastará para tener la fiesta en paz, y en cuanto al resto de sus familiares, podéis limitaros a poner en práctica el viejo y siempre aceptable truco de sonreir mucho y dirigirse a las personas haciendo uso del “tú” o del “usted”, algo totalmente aceptable para un primer contacto.

Para los que estéis con ganas de liaros con los términos a usar en dicho supuesto, aquí os dejo un párrafo extra que el resto podéis ignorar y pasar directamente al segundo punto.

Si vuestro jefe es un hombre, a su mujer deberíais llamarle haciendo uso del apellido del marido y añadiendo “taitai” (esposa de un superior), o, de forma más cercana, podéis referiros a ella haciendo uso de su apellido más el término “jie” (hermana mayor). Si vuestro jefe es una mujer podéis llamar a su marido haciendo uso de su apellido más la sílaba “ge” (hermano mayor). En el caso de vuestro profesor, tendríais que dirigiros a su mujer como “shimu”, mientras que en el supuesto contrario se podría proceder del mismo modo que con el marido de vuestra jefa.

2- Manteneos pacientes y atentos al comienzo de las comidas: China es un país muy basto que cuenta con costumbres y ritos muy diferentes según el área de influencia cultural en la que nos encontremos, por eso resulta muy complicado enumerar una serie de normas de conducta “estándar”.

Por otra parte, igual que ocurre en los países de influencia cristiana, hay familias que rezan antes de comer en estas ocasiones y familias que prefieren no hacerlo, del mismo modo que hay familias más amantes de las formalidades y otras que entienden el encuentro como una ocasión para relajarse y disfrutar de la comida y la bebida libremente. Por eso, lo mejor en estos casos es obrar pacientemente y dejar que los anfitriones nos muestren el ambiente y las formas sobre las que arrancará el banquete, igual que lo haríamos en casa de unos amigos que nos invitan por primera vez.

Aun así, es muy probable que las comidas empiecen dedicando unas palabras a los miembros más ancianos, o que se les reserve el primer bocado del banquete, así que, a lo dicho: mucho cuidado con desenfundar los palillos antes de la cuenta.

3- No os asustéis si os presionan para comer, beber y fumar: En este caso puede ocurrir algo muy similar a lo que nos ocurre en casa con las abuelas o la madre, que no pararán de ofrecernos comida y no se verán satisfechas hasta que nos vean bien preñados de sus manjares.

Sin embargo, aquí es posible que los chinos vayan un poco más allá y que las personas a nuestro alrededor depositen directamente algunos de sus bocados favoritos en nuestro cuenco, o nos los pasen con los palillos. Además, también es muy probable que se nos presione para brindar con licor de arroz, el temible “baijiu” que algunos nos servirán con la curiosidad de comprobar cuánto somos capaces de beber.

En cuanto al tabaco, en China es un hábito que practica una buena parte de los hombres, sobre todo si se dedican a los negocios, y es muy posible que se nos insista para que fumemos unos cigarros selectos.

Si vuestro plan es de pasar un sólo día como invitados, y sois amantes del comer y del beber, podéis dejaros agasajar por los anfitriones, quienes muy posiblemente tomarán vuestro apetito y sed como un gran halago. Pero si estáis allí para pasar unos cuantos días, os recomiendo que seáis un poco más prudentes, porque no sería raro que esperasen de vosotros el mismo “rendimiento” en todas y cada una de las comidas que compartáis.

Este ha sido, precisamente, uno de mis errores más habituales cuando he participado de este festival, y en especial en esta última ocasión, en la que calculo que me habré comido buena parte de uno de los cerdos que mis anfitriones mataron para la ocasión y durante la cual sufrí más de un sudor frío tratando de seguir el olímpico ritmo de bebida de mi futura suegra y sus parientes.

4- Preparaos para el momento de los sobres rojos: no, no me refiero a una votación tipo Gran Hermano en la que se expulsa al que menos cerdo coma.

Hablo de los famosos “hongbao”, unos sobres colorados que se venden como los espumillones de nuestras navidades y que se usan para regalar dinero a los niños, jóvenes estudiantes o a los miembros ya jubilados en algunos casos. Una vez más, esta costumbre puede cambiar en diferentes zonas del país y según las costumbres familiares, por lo que os recomiendo que os hagáis varios sobres rojos antes de acudir al encuentro, de modo que estéis bien preparados para participar activamente en la costumbre según los términos en que la lleven a cabo los familiares.

Llegado el momento de los obsequios, podéis aplicar más o menos la misma lógica que aplicaríais al hacer regalos a los pequeños de vuestra familia, pero es mejor que os abstengáis de regalar dinero a los padres o abuelos de vuestro anfitrión, ya que esta es normalmente una responsabilidad exclusiva de los hijos.

Aunque muchos lo habréis deducido ya, tampoco es de buena educación mostrar el contenido del sobre ante los presentes, del mismo modo en que no se acostumbra a abrir los regalos ante quien nos los haya obsequiado, a menos que nos pidan que así lo hagamos.

5- Tratad de ajustar vuestra interacción a la jerarquía social y familiar: Aunque vuestros anfitriones os inviten a relajaros durante la comida y el ambiente se muestre aparentemente informal y desinhibido, no olvidéis que, a pesar de la influencia del marxismo y el mahoísmo, China sigue siendo un país con una fuerte herencia en el terreno de las jerarquías de clase, estatus, y parentesco.

Por eso, nunca viene mal recordar quien o quienes son las figuras destacadas del encuentro y en qué orden se relacionan los comensales, de modo que nuestros brindis y comentarios no tengan un aire “transgresor”.

Como es natural en nuestra situación, es probable que nuestros anfitriones se muestren flexibles ante las meteduras de pata que podamos cometer, pero no hay que olvidarse de que en la cultura china, parentesco y oportunidades profesionales son dos elementos íntimamente relacionados, razón por la que “los trepas” deben asegurarse de dejar bien contenta a la persona adecuada.

Así pues, si sois de esos para los que el éxito profesional es lo primero, tened cuidado a la hora de lanzaros a agasajar al “número uno” de la mesa, ya que si él o ella resulta ser un invitado más, es posible que acabéis faltando al respeto del anfitrión, quien puede que no os vuelva a invitar.

6- Tened cuidado con las tensiones entre los miembros de la familia: Como ya he mencionado antes, el festival de primavera se parece mucho a las navidades en su capacidad de hacer florecer todo tipo de tensiones y rencillas pendientes entre diferentes miembros de la familia. Aun así, quizás este sea un aspecto más difícil de detectar en China, donde la gente está más acostumbrada a hacer un esfuerzo para mantener los encuentros en “armonía”, y por eso mismo hay que mantener un “extra” de atención al respecto.

Sin embargo, entre personas de diferentes generaciones, no es raro que se lleguen a producir comentarios y reproches que podrían sonar algo “duros” a nuestros oídos, especialmente los dedicados por los padres a sus hijos. Esto se debe al fuerte sentido de dignidad y honra personal y familiar que mantiene buena parte de la ciudadanía china, y que muchas veces es puesta a prueba en este tipo de encuentros.

Por eso, no nos tenemos que extrañar si dos parientes o amigos comienzan a quejarse de los resultados académicos o profesionales de sus hijos ante su presencia, o si les da por comparar las oportunidades de éxito de unos y otros. Al mismo tiempo, si vemos que uno de los familiares se ha presentado sin su pareja o sus hijos, no viene mal barajar la posibilidad de que su situación no sea muy digna de presentar en público, por lo que lo mejor es no ser el primero en preguntar al respecto.

7- Absteneos de hacer comentarios sobre situaciones o aspectos negativos de la vida: Una de las principales funciones del festival de primavera en China es la de reanudar un nuevo ciclo anual en el que conviene entrar con buen pie. Y con lo aficionada que es la cultura china al simbolismo, no es extraño que nos veamos rodeados de todo tipo de parafernalia y costumbres dispuestas para augurar lo mejor en materia de salud, dinero y amor.

Como es natural, habrá una gran cantidad de costumbres locales que ignoraremos y que nos tendrán que explicar, pero por lo menos tenemos que hacer el esfuerzo de dejar de lado nuestra afición al humor negro, al fatalismo, y a hacer comentarios sobre aspectos o sucesos negativos de la vida, como accidentes serios o crímenes, ya que es posible que sea recibido como un mal augurio, incluso aunque nos parezca que lo hacemos con la mejor intención.

Sí, ya sé que el carpe diem latino puede sonar muy inspirador y romántico en muchos países occidentales, y que ser conscientes de la fugacidad de nuestra vida nos puede ayudar a disfrutar más de ella. Pero, por lo visto, los chinos ya se acuerdan bastante de lo efímero de sus vidas, y algo tan simple como animar a los invitados a comer y beber con el pretexto de que “la vida son dos días”, puede sonar como una frase de lo más inapropiada durante estos días de celebración.

8- Cambiad vuestra idea sobre las “malas formas”: Aunque a día de hoy en China no hay un estándar de modales que se practiquen en todo el país, y buena parte de la población come de forma bastante “libre”, hay una serie de aspectos que hay que tener en cuenta antes de compartir mesa con una familia china.

Lo primero, obviamente, es el uso de los palillos, cuyo dominio causará una primera gran impresión a los comensales, aunque en China las habilidades con la boca pueden ser tanto o más importantes que las de la mano. ¿Os habéis parado a pensar cómo comen los chinos sus queridos pies de pollo, o las deliciosas patas de cerdo? Por supuesto, si intentáis disfrutar estos platos extrayendo la carne con los palillos, vais a pasar más hambre que el hijo de un poeta, así que no os quedará más remedio que acercar la pieza a vuestra boca y hacer un buen uso de la lengua, de los músculos bucales, y de los dientes.

En algunos casos es posible que se os permita comer con las manos, pero de todos modos, os encontraréis con que, lógicamente, es muy normal que los comensales saquen de su boca huesos, escamas y demás partes incomestibles para depositarlas a un lado del cuenco o de los platos. Por favor, acordaos de hacerlo de ese modo, y no como he solido hacer yo en más de una ocasión, que por no dejar los restos en la mesa, los ponía de vuelta en mis cubiertos, opción poco aceptable para los chinos.

Tampoco os extrañéis si oís algún carraspeo o si alguien llega a escupir durante la comida, porque, aunque es un gesto de mala educación para muchos chinos, todavía hay muchas regiones en las que nadie se inmutará. Sin embargo, algo que les da mucho asco a ellos y que a nosotros nos parece bastante aceptable, es sonarse las narices en la mesa, especialmente si hacemos ruido, algo que puede incluso provocarles la arcada, así que tened cuidado si os encontráis constipados o sufrís de alguna alergia.

Bueno, creo que con estos ocho puntos ya tenemos como para salir culturalmente victoriosos de una comilona de las del año nuevo chino. No me cabe duda de que muchos lectores habréis tenido ya esta experiencia, así que os invito a que las compartáis y así de paso enriquezcáis el artículo con las costumbres locales de vuestros anfitriones.

Ahí os va una a modo de calentamiento que me encontré al entrar en el año del dragón en Jiangmen, Guandong, donde esta familia originaria de Jiangxi acostumbraba a limpiar toda la casa en la víspera de año nuevo, dejar las luces encendidas durante las noches del festival, y comer platos cuyo nombres sonaran similares a buenos augurios. ¿A alguien le suena familiar?

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