Un brote de ómicron en China está generando nerviosismo a través de las cadenas de suministro, ya que los fabricantes y los transportistas se preparan para la interrupción de China. A no ser que se pueda finalmente contener la variante.
En 2020 y 2021, las fábricas chinas pudieron en la mayoría de casos permanecer abiertas durante prácticamente toda la pandemia para producir, incluso diferentes equipos de salud demandados a un ritmo récord. Pero ha habido casos confirmados de infección local todos los días desde mediados de octubre y es probable que se necesiten restricciones aún más duras para frenar la propagación de omicron, con lo que esto puede llevar consecuencias en la cadena de suministro, tanto en puertos y las fábricas a medida que más ciudades se cierren.
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La preocupación por China
La realidad es que China sigue siendo el centro de la fabricación global y si hubiera paradas importantes de fabricación o logística en China asociadas por el Covid, esto tendría un impacto masivo en el entorno económico mundial.
En las últimas semanas, brotes esporádicos esparcidos por todo el país de las variantes delta y omicron ya han provocado cierres de fábricas.
A parte de que ahora se acercan las vacaciones del Año Nuevo Chino. Este es un momento crítico donde hay una gran cantidad de envíos que salen mientras los proveedores tratar de apurar las últimas semanas antes de que comiencen las vacaciones.
El entorno global
A los problemas que pueden afectar China, se le suma una economía global inundada de omicron. Escasez de conductores de camiones, pilotos, personal de supermercados y otros trabajadores de primera línea, extendiendo una crisis de suministro que persiguió al mundo durante gran parte de 2021 y que elevó los precios. Los costos de los contenedores de transporte siguen siendo múltiplos de los niveles observados al principio de la crisis, los precios de las materias primas siguen siendo elevados y es probable que las interrupciones duren hasta este año.
El sudeste asiático en la ecuación
La producción en todo el sudeste asiático se tambaleó el año pasado cuando naciones manufactureras como Vietnam y Malasia impusieron cierres estrictos, causando largos retrasos en la producción de semiconductores, ropa y más. Incluso esto impulsó que algunas empresas movieran la producción a China, que fue capaz de exportar cantidades récord de bienes a pesar de los brotes domésticos ocasionales, la congestión del transporte marítimo y los problemas en los puertos de Estados Unidos y otros lugares.
Sin embargo, un aumento de omicron en China y el resto de Asia podría desencadenar «un caos de magnitudes enormes en la cadena de suministro». Economistas del Banco de América advirtieron que Asia aún no ha visto una gran ola de omicron, lo que significa que el peor impacto aún está por venir.
Si China logra contener el virus de nuevo, aliviará las presiones de suministro globales, pero si falla, se avecinan malos momentos a nivel mundial.