Oto-Chino laringología

Como humilde ser pedestre tengo algunas manías tontas que dañan mi salud. Una de ellas es la costumbre de hurgarme-limpiarme  las orejas con cotonitos (varitas con algodón) exactamente lo que los otorrinos recomiendan nunca hacer. El año pasado una de mis perras salchichas sufrió una infección que debía ser curada aplicándole un líquido en la pata con este tipo de adminículo. Entonces – no sé cómo ocurrió – pero uno de estos ya usado entre las pesuñas de mi mascota quedó mezclado con los limpios y un muy mal día en que decidí hacer mi habitual aseo auditivo, no me fijé y al parecer la infección perruna terminó en mis delicados tímpanos.

Durante algunas noches y en forma creciente desarrollé una terrible otitis que no me dejaba dormir. Enfermarse en China no es un tema menor, ya que las clínicas privadas para extranjeros son impagables -y al parecer por lo que se dice, tampoco son muy buenas- y la otro opción son los hospitales públicos que como todo lo de este país tiene “lo suyo”. Sin embargo, el dolor era ya tan insoportable que tuve que recurrir como sea a la opción dos.

Ya he mencionado que los hospitales chinos son bastante buenos para ser públicos. En Shenzhen al menos son modernos, la atención es oportuna y el precio económico. Esto, eso sí, considerando afecciones menores, como gripes, esguinces, dolencias estomacales, en fin. Pero si el asunto es más complicado y pasa a operación u hospitalización, ya es otra cosa y al respecto se cuentan muchos testimonios de excentricidades y “cantinfleos” hospitalarios que es mejor evitar.

De esta forma, acompañado de mi siempre linda esposa llegamos al centro más cercano, el recién inaugurado Shekou People Hospital. Lo primero que había que hacer era indicar y pagar  la consulta que uno necesitaba en una ventanilla, en mi caso atención de un Otorrino. Allí además, te entregan una libretita que en el futuro siempre debes portar y contendrá tu historial médico. No deja de ser sorprendente y amigable que un extranjero sea tan bien acogido en el sistema como cualquier nacional, hay cero discriminación al respecto. Y a esto hay que agregar que el estrés idiomático siempre es superado por alguien del mismo hospital o pacientes que se acercan de pura buena voluntad a ayudar.

Luego nos dirigimos donde el doctor en cuestión y aquí ya comenzaron ciertos choques culturales. Llegamos  a una consulta rodeada de decenas de personas que custodiaban la puerta. No había número, llamado, ni orden de llegada, la gente se metía no más. El más vivo se colaba más rápido e incluso cuando estaban atendiendo a un paciente, la gente llegaba, abría la puerta y comenzaba indiferente a hablarle al doctor de sus propias dolencias. Al principio, se reacciona desconcertado esperando que los individuos tomen conciencia civilizatoria y el mundo se adapte a uno. Sin embargo en circunstancias como ésta, debemos asumir que éste es otro planeta y “en Roma, haz como los romanos”. Así, cuando llegamos, nos metimos como todos y cuando entramos la Patty cerró la oficina y puso convenientemente el pie en la puerta para que nadie pudiese pasar ¡Grande mi chica!!!!

El facultativo revisó mi oído con el instrumento pertinente y como sólo hablaba chino se limitó a decir “Bu Hao” o sea la oreja estaba pestilentemente infectada, por lo que me mandaron a la sala contigua con otro médico a hacerme  un tratamiento X. Afuera de dicha sala también funcionaba el sistema de acecho hospitalario pero con una variante remarcable, todos mis competidores y los que salían del lugar lucían molda-dientes en las narices. Al parecer ese especialista por una insondable razón acupunturista, a paciente que entraba le clavaba un palito en cada fosa nasal. Eso naturalmente me puso nervioso y, por cierto, agradecí no haber tenido hora al proctólogo.

Finalmente, logramos entrar y como lo mío era oído me salvé de la perforación. Más aun, todo era muy moderno partiendo con que este doctor sí hablaba inglés y me pudo explicar que tenía un problema muy severo y que me aplicaría una profunda limpieza de oído. Me acosté en una camilla y con una máquina tipo “ecógrafo”  con video incluido, fue limpiando de porquerías todo mi canal auditivo. Me indicó en una receta los remedios que debía tomar y para finalizar me dijo que ahora me correspondía –como es natural-  mi sesión en la sala de láser.

La sala de laser es uno de los lugares más importantes de un hospital chino. Un reciento que fácil debe albergar unas cincuenta personas a cada una de las cuales se le asigna una máquina de tratamiento de led laser para auto-terapia. Me explico: el que tenía antes un molda-dientes en la nariz, ahora debía introducirse una especie de dedo pequeño rojo que le iluminaba la cara como si fuera un “espanta-cuco”. En mi caso, me correspondió ponerme el aparatito en el oído afectado. Fueron 30 minutos “laser-éandome” según la indicación médica. Nadie, pero nadie, se salvaba del penetrante rayo rojo, era de suyo elemental que después del otorrino venía el laser.

Tras esta experiencia,  he preguntado a algunos médicos chilenos y occidentales cuál es el sentido del auto-laser en el tratamiento otorrinolaringológico y me creen loco y  dicen que esto sólo ocurrió en mi imaginación. Lo paradojal es que muchas curiosidades de salud en estas tierras tienen que ver con el enfoque de la medicina china milenaria, pero claramente en la época de la dinastía Ming no existían estas lucecitas. Descartemos que el director del hospital pueda ser un maestro JEDI – por muy inter-planetario que parezca este país. Simplemente, no tiene sentido.

Para terminar me dieron los remedios en el mismo hospital a un precio muy barato. Por un lado me prescribieron antibióticos y por otro, medicina china; o sea hacen un mix de las dos corrientes terapéuticas. Las pastillas chinas son unas cafés con olor muy malo. Bilis de víbora, algas disecadas, plantas medicinales u otras muy comunes en sus compuestos. En esto yo soy exagerado y respetando mucho su rica cultura, no me tomo esas pastillas por nada.

Pues bien, más o menos me mejoré y sobreviví una vez más a mis circunstancias de expatriado en China.

Deja un comentario

4 ideas sobre “Oto-Chino laringología”