Aires de montaña

Cuando se vienen padeciendo altas temperaturas con un nivel de humedad de vértigo desde principios del verano, y unos niveles de polución que acojonarían hasta al Vengador Tóxico, ¿qué mejor lugar para escaparse que una estación de montaña?
 
Esa fue la intención principal con la que llegué a Lushan, un parque natural Patrimonio de la Unesco en la provincia de Jiangxi, donde pasé un par de días, en contacto con la naturaleza y disfrutando de cielos azules los cuales hacía tiempo que no contemplaba de esa manera. Ojo, incluso llegué a ver estrellas por la noche. Hubiera pensado que había salido por un instante de China si no fuera por las hordas de chillones turistas que me encontré nada más llegar a Guling, el pueblecito donde se encuentran los alojamientos y al que se puede llegar en minibus desde la localidad de Jiujiang. Menos mal que el parque cuenta con varios circuitos alternativos para esquivar la bulla y sentirse por unos momentos en silencio, sin más ruido que el de los pajarillos y el viento de montaña.
 
 
Dentro del parque de Lushan hay diversos itinerarios que conectan puntos de interés, ya sea un mirador, un santuario en una gruta (como la Caverna del Inmortal) o una pagoda.
En mi primera mañana me recorrí gran parte de los senderos oficiales y alguno que otro alternativo. Debido a las nubes, apenas pude gozar de las vistas y me tuve que conformar con visiones más cercanas. A pesar de dificultar la visibilidad, la niebla aportaba al camino cierto halo de misterio, lo que acrecentaba el interés de la visita.
 

Caverna del Inmortal

 
Desde el puente colgante, decidí tomar una variante, saliéndome de la ruta asfaltada, adentrándome de lleno en el bosque. El sendero estaba bien claro y definido aunque no tenía ni idea de hacia dónde me llevaría. Fui bordeando un arroyo dejando por el camino piscinas naturales de aguas cristalinas. El camino se fue haciendo más escarpado hasta que me topé con una presa que me cerraba el paso.
Solo quedaban tres opciones, o meterme en las galerías de la presa e intentar salir por alguna escalerilla de emergencia (cosa que descarte por temor a que me pillara algún vigilante), o subir por una pared rocosa por la que bajaba una pequeña corriente de agua, o simplemente darme la vuelta y buscar otro atajo hasta la carretera principal, cosa que finalmente conseguí. Fueron unos momentos un poco estresantes pero que me transportaron a mi infancia y esas caminatas salvajes por el campo hasta llegar al Puente de Hierro (los que seáis de Córdoba, concretamente del barrio de Fátima, sabréis de lo que os hablo).
 
El segundo día me lo quise tomar con más calma, pero al final, como de costumbre, acabé caminando más, aunque esta vez si que pude recorrer lugares tranquilos, apartados de turistas posando y señalándome con el dedo (sí, era el único extranjero allí esos días, por lo que vi). Tras atravesar un solitario y frondoso bosque, llegué hasta el pabellón de Hanpo, en el que de nuevo las nubes me privaron de lo que prometían ser unas espectaculares vistas. Finalmente acabé en la antigua villa donde Mao Ze Dong y otros líderes chinos solían pasar sus vacaciones.
 
Hay que reconocer que Lushan no es exactamente el retiro espiritual lejos de la urbe que se espera, pero es un gran lugar para hacer algo de senderismo y pasar un rato fresquito antes de volver a la planicie.
Mi siguiente idea era viajar hacia Wuhan, para de allí coger un tren rumbo a Sichuan, pero el encuentro con una profesora de español oriunda de Zhengzhou, en la provincia de Henan, me hizo cambiar de planes. Me convenció de que allí había bastantes cosas para ver, así que preferí dejar la tierra de los pandas y el Huo Guo para otra ocasión con algo más de tiempo.
 
 Antes de cerrar la entrada, he aquí un vídeo grabado en Guling, donde aparecen algunos de esos elementos que hacen de China
un lugar entrañable donde la vida no es tan desagradable como se pinta:
  
  
  
  
“No puedes reconocer la verdadera cara del monte Lushan desde dentro de las
montañas
.”
 
Algo de léxico
montaña: [shān]
naturaleza: 自然 [zìrán]
bosque: 森林 [sēnlín]
presa, embalse: 水库 [shuǐkù]
 

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