De China a la Luna: el amplio panorama de la cooperación espacial con Beijing

Foto: Adaptación de «watercolor space station!» Flickr James Vaughan

El convenio para la instalación de la estación espacial china conecta a Argentina,  tanto a las redes de cooperación como a las configuraciones de poder que forman parte de los esfuerzos de la humanidad por explorar el espacio exterior. 

El gigante asiático no solo se perfila para Argentina como un socio en ascenso para operaciones comerciales y financieras, sino también como un nuevo compañero con quien cooperar en materia de ciencia y tecnología. La instalación en la provincia de Neuquén de una estación china para la observación del espacio lejano, es la evidencia más reciente del potencial que tiene la relación bilateral de extenderse a campos más allá de lo meramente económico.

El emplazamiento de tal estación de exploración espacial se encuentra enmarcado en el proceso de cooperación técnica que fuera iniciado en 2004 por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales de la Argentina (CONAE) y la Agencia Espacial Nacional de China. A este convenio le siguieron otros tres acuerdos dedicados ya en sí,  a la instrumentalización del plan de cooperación para la instalación de la estación en Argentina.

Es sobre el último de estos  acuerdos es que se pronunció el Congreso Nacional a principios de este año. Si bien fue aprobado por ambas Cámaras legislativas, la discusión de los términos de este acuerdo no estuvo exenta de animosidades. Gran parte de estas estuvieron centradas en interpelaciones referidas a términos contractuales ambiguos, irregularidades en los procedimientos de construcción, cesión de territorio, facilidades impositivas y la posibilidad de que estación de observación  sea utilizada para fines bélicos.

En pos de contar con algo de perspectiva analítica con la cual repasar estos cargos que pesan sobre el Convenio de Cooperación espacial con China, se hace necesario recordar que Argentina ya ha concretado acuerdos similares con otras naciones. Particularmente en la provincia de Mendoza se encuentran dos de estos proyectos: el observatorio Pierre Auger y la Deep Space Antenna 3 (DSA 3, por sus siglas en inglés).

El Observatorio Pierre Auger nace de un esfuerzo internacional que reúne a especialistas e instituciones de 18 países: Alemania, Argentina, Australia, Brasil, Croacia, Eslovenia, España, Estados Unidos, Francia, Italia, México, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido, República Checa, Rumania y Vietnam. El objetivo de este observatorio es “determinar la naturaleza, energía y lugar de origen de los rayos cósmicos con energías superiores a los 1018eV (rayos de alta energía), para comprender mejor el universo que nos rodea”. A diferencia del proyecto en colaboración con China, Pierre Auger no se inicia como parte de un programa espacial de alguna de las naciones involucradas, sino que nace de la preocupación de un grupo internacional de físicos e ingenieros. Además, como su mismo nombre los indica, se trata de un observatorio y no de una estación para la investigación del Espacio Lejano.

Más cercano a los términos del acuerdo con China, es el convenio entre la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) y la CONAE para la instalación en territorio argentino de una estación de seguimiento de Espacio Lejano. Ubicada en Malargüe, la estación europea cuenta con una antena parabólica, la DSA3, que junto a otras dos instaladas en Australia y España, forman la red de seguimiento dedicada a dar apoyo a las exploraciones europeas en el Espacio Lejano.

Al igual que lo términos acordados con China, los científicos argentinos también pueden hacer uso del 10% del tiempo disponible de la instalación europea. De igual forma, en ambos caso se estableció una concesión de territorio en comodato por 50 años. Una diferencia entre estos acuerdos reside en las características de la contraparte. La ESA es una agencia intergubernamental independiente compuesta por 22 Estados europeos. Por otra parte, la institución china a cargo de la estación en Neuquén es subsidiaria de la Agencia Espacial Nacional de China, un ente gubernamental que a su vez depende la Administración Estatal de Ciencia, Tecnología e Industria para la Defensa Nacional.

Este último detalle es el que pareciera permitir deslizar la sospecha de un posible uso militar de la instalación espacial en Neuquén. No obstante, también en pos de una perspectiva analítica, es necesario notar que China también ha cooperado con éxito en el pasado con otros países en materia de cooperación espacial con fines pacíficos. La Agencia Espacial China ha llegado a establecer vínculos con varios países europeos, Brasil, Chile, India y Rusia, entre otros. Asimismo, Beijing también colabora con iniciativas internacionales como la Human Space Technology Initiative de la Oficina de Asuntos del Espacio Exterior de Naciones Unidas. Esta iniciativa tiene por objetivo involucrar a “más países en actividades relacionadas con vuelos espaciales tripulados y la exploración del espacio, y el aumento de los beneficios de los resultados de dichas actividades a través de la cooperación internacional”.

Así es que la cooperación internacional es una parte importante del programa espacial chino, y puede pensarse como parte de una estrategia de soft power o poder blando que ha colocado a Beijing en el centro de la ampliación mundial de la exploración espacial.

De esta forma, el convenio para la instalación de la estación espacial china en Neuquén no se agota en las interpelaciones planteadas en las salas legislativas nacionales. Al contrario, se inserta dentro de un amplio panorama que conecta a Argentina  tanto a las redes de cooperación como a las configuraciones de poder que forman parte de los esfuerzos de la humanidad por explorar el espacio exterior.

Autor: Micaela Zapata

Fuente: http://proyectodragon.accesoglobal.info/nota/de-china-a-la-luna-el-amplio-panorama-de-la-cooperacion-espacial-con-beijing/

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