Debate: Esa peligrosa Fiebre Amarilla: ¿Tendrías pareja china?

Introducción al debate por Alfonso Araujo 

El que llega a China, al poco tiempo (o muchas veces desde antes de llegar) baraja la idea de tener novio o novia de este país. Para ser justos, eso lo hace cualquiera que emigra a cualquier país, pero veamos el caso de China, con su exotismo añadido.

Los extranjeros que viven en China quizá pueden atestiguar que es una ocurrencia muy común, y de hecho puede serlo en ciudades grandes como Shanghai ó Beijing, pero ¿qué hay de las relaciones serias, a largo plazo? La verdad es que la brecha cultural que hay que salvar entre europeos o norteamericanos es bastante grande, y puede ser menor para latinoamericanos que están acostumbrados a relaciones familiares más estrechas. Pero para los chinos, es algo mucho más serio.

Allá por los 1850s, en plena dinastía Qing, miles de chinos fueron llevados a California por la “Fiebre del Oro”, y la población china en San Francisco era 99% masculina. Aunque con el tiempo empezaron a emigrar más mujeres (al principio casi todas eran prostitutas), los chinos seguían teniendo la idea de casarse con una “china real”, esto es, nacida en su país; porque no era lo mismo que una china ya nacida en otro lado.

Ya en la actualidad, con la apertura de China al mundo, los matrimonios inter-raciales han ido en aumento constante pero las parejas chino-extranjeras siguen siendo, con mucha diferencia: hombre extranjero, mujer china. Un estudio de 1979 a 2010 indica que la gran mayoría de matrimonios entre chinos y extranjeros sigue siendo “intracultural”, esto es, que se casan con chinos de Asia u otros países, o bien con asiáticos (Japón, Corea, Malasia y Tailandia siendo los principales). Otro estudio confirma lo del sesgo por género: en 2010 se registraron 40 mil mujeres chinas casándose con extranjeros, contra sólo 12 mil hombres.

Pero entre las razones, en el caso de matrimonios con no-asiáticos, siguen predominando las de conveniencia, y esto lo podemos ver en las causas de divorcio: entre las primeras cuatro razones, dos de ellas son “haberse casado por razones materiales y no afectivas”, y “haberse casado con miras a emigrar, y habiendo fallado en el intento”. Luego hay casos geográficos especiales como Guangzhou, que está invadida de africanos ilegales, y donde han explotado los matrimonios para conseguir permisos de residencia legal.

Si después de saber todo eso, se anima el lector con su pareja china, aquí puede ver lo que se requiere.

Algunas preguntas:

¿Te animarías a tener novi@ chin@?

¿Si ya has tenido pareja china, cuál ha sido tu experiencia?

¿Son salvables las diferencias culturales?


Marta Mariño el marzo 19, 2015 a las 8:02pm

Ay, qué poquito me gusta la expresión esa de «fiebre amarilla». Si alguien vive en España sería relativamente normal que solo hubiera salido con españoles, ¿no? Pues si alguien vive en China, lo normal es que salga con chinos, más que nada por estadística, jajaja, y no porque tenga «fiebre amarilla». Otro tema son las personas (especialmente hombres, me temo) que dicen que solo quieren salir con asiáticas porque son más tal o cual que las occidentales (y aprovechan para deslizar unos cuantos insultos hacia las mujeres occidentales).

Yo tengo novio chino. Llevamos 3 años saliendo juntos y 2 años viviendo juntos. En nuestro caso las diferencias culturales no han supuesto un problema de momento, yo llevo muchos años viviendo en China y él es muy abierto, aunque nunca antes había salido con una extranjera ni había viajado fuera de Asia hasta que fue conmigo a España de visita el año pasado. Los únicos «choques» (y muy leves, nunca nos hemos peleado) que tenemos son cuando tenemos que comprar muebles o decoración para la casa (tiene un gusto horrible, jajaja), cuando se empeña en ponerse un jersey de lana con unos pantalones de deporte (esto debe ser el equivalente masculino de cuando las chinas van con chándal y tacones) o en ciertos temas políticos. Con sus padres tampoco he tenido ningún problema, aunque posiblemente su madre quiera interferir más en nuestra vida si tenemos un hijo y ahí tendremos que llegar a un acuerdo cultural, porque para mí no es aceptable la manera de educar a los bebés que tienen en China, y como madre mi opinión contará bastante, ¿no? jajaja.

En nuestra casa las dos culturas están mezcladas, a nuestra perra le hablamos en mandarín, español y dialecto de Suzhou (qué follon tiene que tener la pobre), entre nosotros hablamos en mandarín aunque él intenta sin mucho éxito aprender español, vemos series americanas y cocinamos comida china y española.

Los papeleos para casarse, aparte de complicados, farragosos e incluir un par de visitas al consulado en Shanghai y a la oficina donde se registran los matrimonios en Nanjing (los matrimonios con extranjeros se registran en la capital de la provincia de donde sea originario el ciudadano chino), parece que son caros. ¡Pero qué remedio!

Alfonso Araujo el marzo 19, 2015 a las 11:41pm

Sí, bueno la palabra “Amarillo” tiene algo de mal sonido desde que Occidente acuñó lo del “Peligro Amarillo” a finales del s. XIX. Es un término que los chinos de hecho usan mucho pero que a veces no les gusta que un extranjero use. Por otro lado Liu Dehua, en una de sus canciones más famosas, 中国人, describe a los chinos como “cara amarilla, ojos negros” (黄色的脸, 黑色的眼). Muchos extranjeros usamos el término “fiebre amarilla” sin tintes racistas.

Lo que mencionas de tu relación es interesante, y sí, de hecho vas a tener que llegar (cuanto antes) a un acuerdo cultural para la educación del bebé, para que no haya conflictos serios más adelante. Todo depende de qué tan tradicional sea la familia de tu pareja. En una familia típicamente tradicional, la esposa sí tiene opinión, pero la opinión que más cuenta es la de la abuela, o sea la madre del esposo: ver “El Sueño de las Mansiones Rojas ( 红楼梦) para ver lo matriarcal que puede ser  la familia china.

Finalmente, como extranjeros pocas veces tenemos oportunidad de tener un marco de comparación, pero de hecho los trámites para casarse en China son bastante menos engorrosos que en otros países. En México y en España, casarse con un extranjero (en especial un chino) es una pesadilla.

Marta Mariño el marzo 20, 2015 a las 12:51am

Oh no, lo de amarillo no lo decía por el sentido racista, jaja, de hecho ni lo había pensado. Lo decía más por cuando dicen que tienes «fiebre amarilla» por salir con un chino, aunque hayas tenido parejas de otros colores. Mi novio es chino por casualidades de la vida, no porque yo dijera «solamente voy a salir con chinos» 🙂

¿En España es más complicado el trámite? No tengo experiencia, la verdad, jaja. Pero si nos casamos en China, después de registrar el matrimonio en Nanjing tenemos que ir al consulado de España para que el matrimonio esté también reconocido en España, y supongo que ese trámite será parecido al de casarse con un chino en España, ¿o es diferente?

Alfonso Araujo el marzo 20, 2015 a las 1:50am

😀

Pues he tenido un par de amigos españoles que se casan con chinas, y sí, es largo de registrar, con lo del «Libro de Familia» y tal. Pero bueno, nada que no sea insuperable. Mi hermana se casó con un italiano y estaban decididos a casarse en México, pero al final era tan extremadamente burocrático que desistieron y terminaron casándose en Italia.

Alfonso F R el abril 3, 2015 a las 12:37pm

Aunque no tenga mucha relación con los amoríos, me parece que conviene aclarar el término «Fiebre Amarilla«, que según tengo entendido, se popularizó con un cuento de Jack London (allá por 1910, cuando eran «apenas» 400 millones, la cuarta parte de la población terrestre) en que las potencias occidentales utilizaban una enfermedad modificada en el laboratorio para obliterar a los chinos y así re-conquistarles, después de que se anexaran Manchuria, Corea y Formosa. THE STRENGTH OF THE STRONG – THE UNPARALLELED INVASION

Utilizada en este sentido, no se de extrañar que a los chinos no les haga mucha gracia el término, aunque indudablemente London era un autor de corte político izquierdista (bastante cercano al régimen actual en la RPC) que hacía uso de la ironía para resaltar la lucha del proletariado. Después de la crisis del SARS, las referencias a la «Fiebre Amarilla» se evitaron en lo posible por motivos obvios.El término se ha utilizado también con tintes racistas como «El terror amarillo» («Yellow peril») para denostar a las razas asiáticas, incluyendo las etnias del pacífico y algunos asiáticos de clase trabajadora denominados «Coolies» por el antiguo imperio británico.

En ocasiones, se ha confundido además el término «fiebre amarilla» con la ictericia (un sindrome de amarilleo cutáneo relacionado con la bilirrubina) y con una plaga viral afroamericana cuyo vector de contagio son los mosquitos.

La verdad es que esta nueva acepción tan «amorosa» me parece mucho más agradable. ¡Dónde va a parar!


Alfonso F R el marzo 20, 2015 a las 1:52pm

Interesantes enlaces los que adjuntas 🙂


Imilka Nicolau Fonseca el marzo 21, 2015 a las 7:24am

Bueno pues yo me divorcié de un chino no hace mucho, muy mala suerte. Su madre era una bruja que me amargó la vida cada día y cada segundo, y el pues ya sabes, se dejo lavar el cerebro por su madre y pues empezó a amargarme a mi también. Hice de todo para salvar mi matrimonio porque lo amaba mucho. La verdad es que nada funcionó, los latinos amamos con más intensidad. Pero la verdad que no todo fue malo. Él se porto bien conmigo por un tiempo, después cambió completamente como un chino machista que no escucha y hace lo que quiere. La verdad que tengo yo más culpa que él por haber escogido mal. Pero la experiencia no fue muy buena, y otros que he tenido tampoco lo han sido. He escuchado muchos casos. También de mis otras amigas. Pero el mío es especial, yo creo que si contara todo lo que me ha pasado no me lo creerían… Martha amor eres una muchacha con suerte. Beso

Alfonso Araujo  el marzo 22, 2015 a las 6:06am

Así como en Occidente tenemos ese arquetípico conflicto «suegra-yerno», en China el conflicto «suegra-nuera» es el más problemático. Siento escuchar de tu mala experiencia! Y desafortundamente no es la única que conozco entre extranjeros. Realmente la interferencia familiar en China no es sólo mucho más intensa, sino que es algo que se da por sentado, y para el punto de vista occidental puede volverse fácilmente insoportable.


Camilo Estrada González el marzo 23, 2015 a las 7:10pm

Bueno, pues sólo para contribuir y para no quedarse con un mal sabor de boca…

A mí me pasó algo muy curioso, cuando llegué a China hace 6 años, no tenía ningún interés ni ningún rechazo hacia los chinos. No los veía atractivos ni tampoco desagradables. Simplemente nada.

Yo había vivido en varios países y hasta entonces había sufrido el efecto «te acostumbras y pierdes el gusto». Pero en China me pasó exactamente lo contrario, mientras más los veía más me gustaban. Supongo que esa es la fiebre amarilla (sin ningún dejo racista, al contrario). Pues así comencé a salir con chicos (y una que otra chica) chinos. Mi gustito se volvió encanto, fascinación, vicio.

Ahora, tengo novio chino desde hace dos años. Somos bastante felices, es la persona más adorable que he conocido en mi vida (y eso que he conocido gente adorable). Choques culturales los hay, pero no más que si él fuera mexicano (soy un mexicano inadaptado).

Su familia, … su hermana (la divorciada) lo sabe casi desde el principio y le caigo bien, su otra hermana no se entera de nada, su madre se enteró hace algunos meses y, no voy a decir que hizo una fiesta, pero lo está digiriendo lentamente (como cualquier madre de cualquier país, por muy «avanzado» que sea, cuando se entera que su único hijo varón es gay y que está saliendo con un extranjero).

En fin, creo que nunca había durado tanto en una relación… y estoy feliz.

The End

Alfonso Araujo el marzo 23, 2015 a las 7:43pm

¡Qué interesante experiencia! De modo que has vivido no sólo la parte de diferencias culturales, sino también la de acercarte a su familia por medio de una relación gay. Como puse en otro comentario, mucho depende del tipo de familia, pues hay quienes rechazan definitivamente a cualquier extranjero, de cualquier color ó sabor; me da gusto que en tu caso vaya bien este aspecto de la relación.

Camilo Estrada González el marzo 23, 2015 a las 8:10pm

Gracias, Alfonso. 

Sí, bueno, la madre ha declarado una cuarentena mientras digiere el caso. Pero la verdad me tiene sin cuidado. Mi relación es con él, no con ella.


Paco Vazquez el marzo 27, 2015 a las 7:11pm

Muy buenas, me lanzo a opinar en este tema y a contar mi experiencia personal. Comenzaré con un enlace a una entrada que publiqué en mi blog hace casi un año, en la que dejaba ver mi desazón en cuanto a relaciones con chicas chinas: Asignatura pendiente

Sin embargo, a día de hoy llevo casi medio año de relación con otra chica china 🙂 Esta persona se aleja un poco del estándar que yo presuponía hasta ahora. No es tan tradicional y no está para nada estresada con la idea de contraer matrimonio. Eso sí, sus padres aún no conocen de mi existencia y lo más probable, según me ha comentado, es que no les guste, sabiendo del palo que van.

A pesar de que me va bien con ella, no he cambiado mi opinión en muchos aspectos en torno al tema de las relaciones. Por ejemplo, en el modo de expresar los sentimientos y las opiniones. A veces existe cierto confrontamiento por el modo en el que decimos (o no decimos) las cosas, pero bueno, esto es parte del atractivo de las relaciones interculturales. Puede ser también que a veces percibamos a nuestra pareja china como algo egoista e individualista, aunque al final sí que se perciben ciertos detalles que desmontan esta visión. Se trata de aprender el uno del otro, sin intentar imponer nuestros estándares.

Relaciones formales y con vistas de durar aparte, el tema de la atracción por los rasgos asiáticos es algo evidente y nos sucede a casi todos (al menos a los que sentimos atracción por las chicas en general) en el momento en el que llegamos a China o cualquier país de Asia. Nos quedamos fascinados con el tipo de belleza local y enseguida queremos lanzarnos a intentar una relación (aunque sea un rollo de una noche). Pero a la larga esto es algo que se va desvaneciendo y vamos buscando otras cualidades más allá de caritas lindas y cuerpos estilizados, y es entonces cuando nos damos cuenta de que no es tan fácil dar con la persona adecuada. Se necesita un cierto nivel de integración y tolerancia, y también algo de suerte, como no, para llegar a este punto.

¡Ánimo a todos y a todas con vuestras relaciones!


Jon Patxi Suarez el abril 1, 2016 a las 4:33pm

Que de experiencias interesantes!

Todo tratado con mucho respeto.

Saludos a toda la gente desde el País Vasco!

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