* Panqueques, crepas o rollos primavera (chino: 春饼; pinyin: chūnbǐn
Nada conjura recuerdos de un lugar y del tiempo de manera más evocadora que la comida, y es así especialmente del «viejo Pekín», en donde alimentos específicos fueron reservados para temporadas específicas y ocasiones festivas. Tales alimentos fueron descritos en detalle en las escrituras de Jin Shoushen. Él escribió con tal gusto sobre los «panqueques de primavera», que se sirven en el primer día de la primavera, que su recuento abre el apetito y es lo suficientemente detallado para servir como receta: mezcle la harina con el agua caliente; divida la masa en pequeñas piezas iguales; combine dos piezas con una pequeña cantidad de aceite de sésamo y estírelas en finos panqueques; remuévalos de la sartén cuando estén ligeramente dorados. La manera correcta de comer estos panqueques laminados era llenarlos de un sabroso relleno y enrollarlos. «El panqueque no debería abrirse, y la salsa de los platos no debería gotear -solo esto cuenta como saber comerlos. Una vez vi a un caballero que envolvió el panqueque, se lo llevó a su boca, y se lo comió como una envoltura de repollo. Todos los que lo vieron comer no pudieron evitar reír. «Una pasta dulce de judías y rodajas finas de cebollines verdes eran imprescindibles: «los cebollines verdes eran obligatorios – «los cuernos de cabra» (yang jiao) eran los mejores.»
– Yue Dong, M. en Beijing Republicano: La ciudad y sus historias (traducción propia)
Es el inicio de marzo y estoy conduciendo por las calles de Pekín. Voy al encuentro con mi amiga Helen, que generosamente ha accedido a salir conmigo para contribuir en mi misión de descubrir los cómos y porqués de la comida china. Hace frío, más aún debido a que no prendí la calefacción. Mientras trato de encontrar el botón para encenderla, a ciegas, me veo forzada a detenerme. Una vez más, un conductor ha decidido detenerse abruptamente en el medio de la calle -literalmente, para revisar sus mensajes, llamar a su novia, tomarse una selfie, o Dios sabe qué. Conducir en Beijing no es cosa fácil y exige gran concentración. Espero ‘pacientemente’ a que el joven recuerde que todavía está ‘manejando’ y que deje pasar la creciente fila de autos que ya ha comenzado a formarse detrás de mí. Finalmente, mueve su coche y yo puedo volver a pensar en Helen, en la cena de esta noche y en todas las preguntas que tengo para ella.
Helen decidió llevarme a comer ‘chūn bǐng’ (春饼). El brillante cartel amarillo en la parte superior del restaurante deja pocas dudas de que los ‘Spring Pancakes’ -como se les conoce comúnmente en inglés, son de hecho la especialidad del lugar. Dejo que ella ordene la comida y lo hace con decisión, sin dudar. Mientras lo hace, doy una hojeada al menú, y encuentro -para mi sorpresa, una introducción sobre los panqueques de primavera y su historia en inglés: «En los records de los discos de primavera, encontrados en la ‘historia local’: ‘¿dónde está el día para la laicidad cinco, disco simpléctico. Cinco, entonces los cinco gases». A pesar de estar gradecida por el esfuerzo que ha hecho el restaurante, la traducción pronto parece ser demasiado complicada para mí. Logro enterarme, sin embargo, que los panqueques de primavera también son conocidos como ‘Pasteles de plancha’ o ‘Panqueques en forma de hoja de loto’. Beberemos té de crisantemo (jú huá chá 菊花 茶) con nuestra cena. Su nativa ‘Liáoníng’ (辽宁) ubicada en la región noreste de China conocida como Dōngběi (东北), posiblemente carece de los atractivos de Yunnan o Sichuan, pero es, no obstante, conocida como la ‘cuna de la industria de China’ (Zhōngguó gōngyé de yáolán 中国 工业 的 摇篮), en donde se producen desde naves hasta productos electrónicos, petróleo e incluso automóviles europeos. La zona es también un Shangri-la arqueológico, gracias al descubrimiento de fósiles del Pleistoceno. Para los turistas, el Mukden Palace -antigua residencia de los emperadores de la dinastía Qing antes de conquistar el resto de China y trasladar su capital a Pekín; y, la ciudad portuaria de Dalian, son joyas en medio de toda la minería y la extracción.
Nuestro té llega, y con él, un pequeño tazón con azúcar de roca (bīngtáng 冰糖). Helen toma el suyo dulce, yo de forma natural queriendo descubrir los aromas ocultos de las flores. Mientras esperamos la comida, me cuenta sobre los chûn bǐng que comió mientras crecía y sobre su ciudad natal. Es uno de sus platos favoritos. «Lo comíamos solo una vez al año […] para marcar la llegada de la primavera y celebrar el evento». La familia se reunía en la casa de sus abuelos. «En aquel entonces, sabes, no teníamos muchos recursos, así que en el Festival de Primavera preparábamos una gran comida, y después, ésta [los chûn bǐng] era la segunda comida más grande en el nuevo año».
Indago acerca del protocolo para comer los chûn bǐng. Los platos que pidió serán el relleno de los envoltorios de trigo. «Al parecer, la gente los llama el primer buffet creado por los antiguos chinos. Por primera vez puedes elegir lo que comes». En su casa, con el paso de los años, los platos que acompañaron a los panqueques sufrieron ligeros cambios. Inicialmente eran sobre todo vegetales -menos carne, ya que era escasa y por lo general grasosa. Estas comidas durante las festividades eran una grata interrupción de la vida cotidiana. Durante el año, su dieta se basaba principalmente en panes al vapor (mántou 馒头), papas o batatas, y en arroz (aunque en menor cantidad). Cuánto le gustaba y anhelaba la comida de primavera me es revelado con una anécdota de infancia que ella comparte. «Cuando tenía ocho años más o menos, comí cuatro de estos [panqueques]. Los panqueques caseros son mucho más grandes y me comí cuatro. No me sentí muy bien [después] «. Me lo dice, riendo de todo corazón, de la manera en que uno hace cuando recuerda momentos que ya nunca volverán.
Los remotos comienzos del chūn bǐng
El calendario chino lunar-solar se divide en 24 ciclos solares, el primero de los cuales es Lìchūn (立春) o ‘Entronización de la primavera’. El primer día de Lìchūn se consideraba una fecha muy importante y ya hace unos 3000 años se celebraban grandes ceremonias en esta ocasión. El Emperador junto con los príncipes y los ministros se dirigirían a los suburbios del este para dar la bienvenida a la primavera y rezar por buenas cosechas. A su regreso, el Emperador ofrecía regalos a los ministros y promulgaba decretos benéficos. ‘Lìchūn es el mejor momento para planificar las tareas agrícolas para el año’ dice un viejo refrán. Era el momento en que los agricultores comenzaban a prepararse para arar y sembrar.
Como contraste a los excesos de las celebraciones de Año Nuevo, en el primer día de la primavera, la gente comía «platos de primavera» (chūn pán 春 盘), con verduras de temporada delicadas, frescas y finamente cortadas. Ya en el siglo III, la gente consumía los chūn pán con verduras picantes como el ajo y el ajo porro, que se comían para purgar la «energía qi de los órganos vitales». En tiempos de la dinastía Han, la palabra ‘bìng 并’ significaba ‘combinar’, en este caso agua y harina. Por lo tanto, la palabra ‘bǐng 饼’ se usaba principalmente para describir ‘brebajes pastosos’ o lo que hoy conocemos como ‘pasta’. Fideos, pasteles de masa, panecillos rellenos, panes fritos, buñuelos en forma de rosquillas, empanadillas, bollos al vapor y panqueques, eran todos formas diferentes de ‘bǐng 饼’. En tiempos de la dinastía Tang (VII-X), los panqueques de primavera ya habían hecho su aparición y se comían como envoltorios para otros platos*.
Llegaron Incluso a inspirar obras de literatura. El poeta Shu Hsi 束皙 (c.264-c.304) dedicó una pieza completa a este popular producto alimenticio – ‘Bǐng fù 饼’ o ‘Rapsodia del Ping’ o ‘Rapsodia sobre la Pasta’. Dependiendo de la temporada del año, los chinos comían diferentes tipos de artículos a base de pasta. La primavera era el momento de los bollos rellenos (mántou 馒头), el otoño de un producto hecho con levadura conocido como qĭ sōu (起溲), el invierno era el momento para un plato de fideos humeantes y, a diferencia de hoy en día, los panqueques (bó zhuàng 薄 壯, que se traduce como ‘delgado y fuerte’), se comían en verano:
Cuando Wu Hui ** gobierna la tierra,
Y el yang puro se extiende y se difunde
Vestido con ramio y bebiendo agua helada,
Nos enfriamos a la sombra.
Si en esta temporada preparamos ping,
No hay nada mejor que el «delgado y fuerte».
* Originalmente, la fuente utilizó el sistema Wade-Giles para nombrar los alimentos de ‘pasta’. He intentado encontrar los nombres correspondientes usando pinyin.
** Wu Hui (吳 回) era el dios del fuego.
Nuestra comida llega sorprendentemente rápido, cinco platos en menos de diez minutos. Una vasija de cerámica de color blanco y azul encierra la preciosa pila de panqueques finos y blancos. En su parte inferior hay una vela encendida para mantener los discos de harina calientes y así evitar que endurezcan. En la mesa, se colocan platillos con Papas Ralladas Agrias y Picantes (suān là tǔ dòu sī 酸辣 土豆 丝), Fideos Salteados con Col Fermentada (suān cài fěn sī 酸菜 粉丝), Brotes de Soja Salteados con Vinagre (cù pēng dòu yá 醋 烹 豆芽), Brotes de Soja Salteados con Cebollino Ajo (jiǔ cài dòu yá 韭菜 豆芽) y Cerdo con Salsa de Frijoles (jīngjiàngròu sī 京 酱肉 丝). “Traigamos un poco de salsas”, sugiere Helen, y nos dirigimos a un ‘pequeño buffet’ de salsas y verduras cortadas à la julienne, que recuerdan a aquellas que suelen acompañar al famoso pato laqueado a la pekinesa. Ella elige salsa de frijol dulce (tiánmiàn jiàng 甜面酱), pasta de frijol frito (zhájiàng 炸酱) y pepinos y puerros rallados. Mi elección recae sobre la salsa de chile (là jiāo jiàng 辣椒 酱), el vinagre (cù 醋), y los pepinos, puerros y rábanos rallados. Mientras nos servimos, las camareras saludan enérgicamente a los recién llegados ‘Guāng lín, Guāng lín’ (光临, 光临), que significa ‘nos sentimos honrados con su presencia’.
De regreso a la mesa, Helen levanta la tapa del recipiente de cerámica y extrae unos panqueques. «Cada uno se divide en dos», explica. Tira de una mitad hábilmente, las rellena luego con las salsas y adiciones -primero, y después con pequeñas porciones del resto de los platos. Intento seguir las instrucciones de forma exacta, pero me rindo rápidamente. Tengo demasiada hambre y termino comiendo un rollo medio abierto. Agradecida de que nada desde su interior haya caído sobre mis pantalones, tomo la otra mitad y procedo de la misma manera. Me pregunto qué hace que los panqueques se separen sin esfuerzo con un par de tirones. Helen me dice que se preparan untando aceite entre dos bolas de masa y luego estirándolas juntas hasta formar un disco fino. De manera similar, Jin Shoushen (1906-1968), un escritor y experto en cultura de Beijing, afirmó: ‘uno debe primero preparar dos panqueques planos hechos con masa y agua hirviendo, untar aceite de sésamo sobre cada uno y luego hornearlos. Entre las dos capas, uno pone una mezcla hecha a base de carne ahumada, carne de cerdo condimentada, callos rallados, pollo y huevo desmenuzado. Uno puede decorar con cebollines, pasta de frijoles fermentados, brotes de soja, espinacas, cebollín ajo y fideos para un mejor sabor ‘.
Estoy disfrutando de todo, pero dos platos no permiten que mis palillos se alejen. Ambos tienen un ingrediente agrio: los delicados fideos de alubias mung con col encurtida y las papas ralladas. Con cada bocado del primero estoy saboreando los reconfortantes (aunque predecibles) sabores de la comida salteada y de los ingredientes chinos, pero entre ellos, aparecen las notas polacas del chucrut, y me confortan… y de que manera. El segundo, sin dudas mi favorito, es la mejor versión de este plato que he podido encontrar en China hasta la fecha. Las papas ralladas no tienen una tonalidad clara y pálida -como usualmente, sino están maravillosamente sombreadas con un vinagre marrón oscuro. Les da un sabor más complejo que es a su vez complementado por el picante de los chiles secos. Y su textura es perfectamente crujiente. Estoy pensando que por este plato vale la pena volver al restaurante.
Decidir ser intérprete, una manicura francesa y Beijing
Hablamos de su infancia. Helen nació y creció en Shenyang. Vivía con sus abuelos «en el primer edificio de apartamentos del área» y explica que la mayoría de la gente todavía habitaba en los «píng fáng» (平房) – una larga fila de pequeñas casas de una sola planta. Recuerda cuando miraba desde el balcón y veía solo campos de verduras y maíz -un panorama muy diferente al de hoy. «Volví hace unos meses y no quedaba mucho que pudiese reconocer, todo se veía muy diferente», me dice. Habla en un inglés impecable, sedoso, de tono bajo y pausado, un testimonio de los años de experiencia practicando su profesión. Incluso los términos más técnicos adquieren un ritmo melódico. Podría escuchar la voz de Helen durante horas sin cansarme.
Le pregunto si siempre quiso hacer algo relacionado con la traducción. «Sí, desde muy temprana edad”, contesta. Continúa diciéndome que le iba bien con el inglés. Sus abuelos la despertaban a las 5 a.m. todos los días durante varios meses, para que escuchase un programa de radio transmitido en inglés. «De hecho era grabado por americanos», comenta. Treinta minutos cada día de lecciones por radio, que seguía con libros que su abuelo le había comprado previamente. Fueron las habilidades para las lenguas, pero también el querer evitar las materias exactas lo que la llevó a elegir una especialización en inglés. «Era terrible en matemáticas», me dice. «Estaba tratando de evitar las matemáticas, así que elegí ser estudiante de artes». Le pregunto si para entonces ya sabía lo que implicaba este tipo de trabajo. «No sabía», responde; pero «la idea era de alguna manera romántica y fascinante».
A medida que los estudios progresaban, comenzó a enamorarse más del idioma y a estar cada vez más segura de que había tomado la decisión correcta. Estudió en Fù xīn (阜新), una ciudad aún más pequeña en la provincia de Liaoning, más al norte, cerca de Mongolia. Era la mayor universidad minera de China y acababa de establecer un nuevo departamento de inglés. Recuerda haber llegado el primer día a la universidad: «Cuando el auto atravesaba la puerta … vi a muchos chicos vestidos con overoles, una pila de libros bajo los brazos y caminando muy rápido». No era el ambiente universitario que ella había imaginado para si misma. Pero le gustaba ser independiente por primera vez en su vida.
Después de tres años de universidad, recibió una oferta de trabajo en Fù xīn como empleada en una consultoría estadounidense. Estaba a cargo del trabajo de la oficina, pero también hacía interpretación básica. «Mi primer salario fue de 600 rmb», dice. La compañía proporcionaba el apartamento, por lo que «en aquel momento era bastante … uno podía arreglárselas, sin duda, como una joven recién graduada». En ese tiempo, comenzó a coquetear con la idea de la interpretación simultánea y asistió a un curso de capacitación de un mes en Pekín -una experiencia que sería clave en el futuro. Trabajó durante alrededor cinco años en Fù xīn, hasta que la empresa se declaró en bancarrota y Helen regresó a Shenyang. Durante los siguientes dos años trabajó como asistente del Gerente General de una compañía, también haciendo interpretación. Tras eso, se retiró (razón desconocida) y comenzó a trabajar de forma independiente -principalmente traduciendo dos libros sobre el Islam. El trabajo pagaba bien, pero más que nada, despertó la curiosidad de Helen por descubrir nuevos lugares. Destino elegido: Pakistán.
Lentamente, comenzamos a saciarnos. Hemos casi comido todos los panqueques pero aún nos queda la mitad de los otros platos. Corrección. Yo he comido casi todo, ya que Helen ha sido la que ha estado hablando la mayor parte del tiempo. Toma un descanso, siente que su garganta se está irritando y tose un poco -un efecto secundario natural de largas horas de tensar las cuerdas vocales.
En el avión a Islamabad, se sentó junto a una elegante dama italiana. «Tenía una increíble manicura francesa […] que realmente me impresionó», dice ella. No pudo evitar preguntarle al respecto y antes de que se diera cuenta ya se habían enzarzado en una conversación vívida y entretenida que duró todo el vuelo. La dama italiana le dio una tarjeta de presentación. «Me pidió que la contactara cuando regresé … y lo hice […] Y así es como conocí a mi tercer jefe».
Le ofrecieron un trabajo como asistente / traductora / intérprete para el equipo de italianos que trabajaban en un proyecto de gasoducto. La compañía pagó por la mudanza y Helen contrató un camión para que la llevase junto con sus pertenencias a Pekín. ¿Por qué hizo eso? «Tuve que viajar con ellas [sus cosas] de todos modos, el hombre no sabía muy bien a dónde tenía que ir», dice ella. Admito que de haber sido yo, habría enviado el auto con mis cosas y yo habría tomado un vuelo. Ella ríe y dice «eso hubiese sido sabio». Pregunto si no habían vuelos desde Shenyang a Beijing que hubiese podido tomar. «Sí, pero no lo hice. Quería viajar con mis cosas «, responde todavía riéndose al recordar el largo viaje que hizo desde Liaoning.
No fue fácil acostumbrarse a Pekín y a la vida en la capital. «Era demasiado grande. Era demasiado fría. Fría en términos de no ser un lugar amistoso «, me dice. Conocía muy bien su ciudad natal, pero en Pekín nada parecía funcionar de la misma manera. Su trabajo era exigente y por lo general trabajaba largas horas. Permaneció en este puesto durante varios meses antes de inscribirse en un curso de interpretación simultánea de dos años en la Universidad UIBE. Había aplicado inicialmente al programa de tiempo parcial, pero un compañero intérprete la animó a tomar la opción de tiempo completo. «Utilicé todos mis ahorros … y mis padres me apoyaron también», recuerda.
Pregunto sobre los detalles. «Fue muy intenso, nunca antes había estudiado tanto hasta que me inscribí en ese programa», dice ella. Los ejercicios diarios comprendían la interpretación de discursos dentro de una cabina, para luego ser evaluados por dos profesores: un hablante nativo de inglés y un hablante nativo de chino. «Se debe leer mucho», explica. Leer textos en inglés y chino ayuda a familiarizarse con el vocabulario y a ampliarlo. Además, «practicar con grabaciones […] básicamente debemos tratar de interpretar junto con las cintas», dice ella. Luego agrega que este tipo de ejercicios ayudan a «practicar la concentración».
La interpretación es un trabajo muy agotador. «Las horas de trabajo no deberían ser más de seis», me dice. Prosigo y le pregunto si se siente cansada después de un día como ese. «Sí, [después] de algunos de los contratos realmente duros, salía de la cabina con un fuerte dolor de cabeza y el dolor de cabeza no necesariamente desaparecía sino hasta la mañana siguiente». Los intérpretes independientes pueden ajustar sus horarios y la cantidad de trabajos que aceptan. Un contrato de interpretación de una semana ya es largo. Una de las excepciones es el trabajo para la ONU. Los eventos usualmente duran dos semanas enteras, pero «la ONU tiene reglas muy estrictas sobre cómo trabajan los intérpretes», dice ella. Al otro lado del espectro, también hay casos en los que un trabajo implica viajar a varios países en cortos períodos de tiempo u horas de interpretación que superan el lapso ideal de 6 horas. Me cuenta sobre una ocasión cuando tuvo que interpretar durante nueve horas y media en un solo día.
Le pregunto si rechaza ofertas de trabajo. Lo hace de vez en cuando. Tengo curiosidad por saber cuál ha sido el mejor contrato que ha tenido hasta el momento. No necesita tiempo pata reflexionar y responde automáticamente que le encantó trabajar para una de las compañías de joyería más reconocidas en el mundo. Me pongo a pensar: «¿A qué chica no le gusta estar rodeada de lujo y elegancia? ¿No es verdad?»
A Helen le fascina su trabajo. Su apretada agenda evidencia que es una profesional muy solicitada. «¿Recomendarías este trabajo a los niños pequeños?, pregunto. Parece el trabajo perfecto. Puedes hacerlo tanto tiempo como lo quieras, no estás obligado a vivir en un lugar específico, puedes ser un profesional independiente y ser tu propio jefe – todas razones valiosas. Piensa un segundo, «ya no […] porque tarde o temprano vamos a ser reemplazados por máquinas».
Unos días más tarde, mientras preparaba el texto para esta publicación, me encontré con un artículo cuyo título era ‘Traducción del chino al inglés: no es humano, pero es excepcional’. La pieza de alguna manera confirmaba las reflexiones de Helen sobre la existencia de «un sistema de traducción automática de IA que puede traducir del chino al inglés con la misma precisión que un humano». El texto plantea una pregunta interesante, aunque ligeramente inquietante para aquellos que planean ser interpretes ‘cuando crezcan’.
Ya son más de las nueve de la noche. Hemos estado hablando por más de dos horas. Los sonidos que nos rodean han disminuido lenta pero notablemente y se vuelven cada vez más esporádicos. Los restaurantes locales en la ciudad, especialmente aquellos en áreas menos turísticas, cierran alrededor de las diez. Veo que las mesas frente a mí y a mi costado se han vaciado. Me volteo para inspeccionar la otra mitad de la sala y veo que el personal se ha sentado a la mesa para cenar. Le digo a Helen que ya casi hemos terminado, pero que todavía quisiera hacerle una última ronda de preguntas.
– ¿Pekín abrió para ti nuevos horizontes en lo que respecta a la gastronomía?
– «Por supuesto […] estuve expuesta a muchos más sabores […] Cuando vivía solo comía de manera muy simple, la mayoría de las veces fideos instantáneos».
– ¿Te gusta experimentar con la comida? ¿Te gusta probar comida nueva?
– «Sí, cuando voy a un lugar nuevo siempre me aseguro de probar algo nuevo»
– ¿Cuándo probaste comida occidental por primera vez y qué plato fue?
– «Cuando estaba en la universidad». Fue invitada a la casa de su jefe y me cuenta que le sirvieron macarrones con queso. «Me encantaron», dice ella.
– ¿La comida china es tu comida favorita? ¿Qué otra cocina te gusta?
– «[La comida china] es una de mis preferidas». También le gusta la comida tailandesa debido al picante y a la frescura de los sabores; y, la comida alemana: el codillo de cerdo y el chucrut, en particular. «Es como estar en casa», dice refiriéndose al chucrut.
– ¿Tu plato extranjero favorito?
– «Pastel de queso […] sin salsas». Estilo NY «.
– Memorias de África, de Karen Blixen; y, River Town, de Peter Hessler.
El percatarme de que somos unas de las últimas clientes me hace sentir muy incómoda. Llamo a la camarera y le pido que me traiga la cuenta. «Qǐng lái mǎi dān» (请来 买单), digo. La chica me mira en estupor, con ojos muy abiertos, y no responde. Repito la frase. No hay respuesta, nuevamente. Siento un pellizco en mi corazón. He intentado aprender al menos las frases básicas en chino, pero el aspecto de un extranjero sigue siendo una visión aterradora para algunos chinos. Afortunadamente, llega otra mesera y dice que traerá la cuenta de inmediato. Deseo llevar el resto de los platos que no hemos comido a casa, «qǐng dǎ bāo» (请 打包), cuya traducción literal es ‘por favor empaquétemelo para llevar’ – una práctica que aprecio, ya que evita el desperdicio innecesario de comida.
Quiero tomar una última foto de uno de los platos en el menú, pero mientras lo hago, Helen salda rápidamente la cuenta. Y así, no solo obtuve una gran historia para mi blog, sino también una deliciosa cena (gratis) y, para rematar, salgo con 5 cajas para el almuerzo del día siguiente.
Nos despedimos y mientras conduzco de regreso a casa pienso en la generosidad de Helen y en que debo ser yo quien la invite la próxima vez. Pienso además en la deliciosa comida, pero en particular, en el sorprendente descubrimiento del té de crisantemo.
Finalmente, reflexiono sobre todas las cosas de las que hemos hablado, sobre lo graciosa que es la vida: cómo lo que parece ser accidental resulta ser predestinado; sobre la serendipia y cómo el señor M. (el amigo intérprete de Helen) resultó ser, a su vez, el mejor amigo del chico con el que Helen está a punto de casarse; y, sobre manicuras y cumplidos. Un cumplido es una herramienta poderosa. La gente debería ofrecerlos más a menudo, aunque sea por el solo hecho de que seguramente le animarán el día a quien lo reciba y, a veces, solamente a veces, también puede traer consigo un trabajo que cambiará una vida para siempre.
El artículo fue publicado originalmente en D-constucted: https://www.d-constructed.org/blog-feed/untitled-1