Como venía a recordarnos Pablo Rovetta Dubinsky el pasado junio en esta misma sección, China y lo chino están de moda. La cada vez mayor presencia de China en España y Latinoamérica se corresponde con el paulatino desembarco de los países de habla hispana en China. Este creciente interés, recíproco y omnipresente, se percibe también en el campo de la Educación. Me refiero concretamente al incremento del número de hispanohablantes que estudian en China (Taiwán y Hong Kong en menor medida), por un lado, y de sinohablantes que estudian en España o Hispanoamérica, por otro. En realidad, este fenómeno no deja de ser un reflejo del crecimiento del número de estudiantes internacionales en todo el mundo, especialmente desde finales de los 90, gracias a la globalización socioeconómica mundial y al establecimiento, por parte de muchos países, de políticas, modelos y programas que promueven tal movilidad. El mundo hispánico no es ajeno ni a esta corriente mundial ni a esta moda global de lo chino, de las que participa y se beneficia en mayor o menor medida todo el sector de la Educación, no sólo el de la enseñanza del español como lengua extranjera (E/LE).
Pues bien, como consecuencia de esta situación, recientemente cada vez más profesores (en mayor medida quienes se aventuran por tierras asiáticas) deben afrontar el reto y los problemas de enseñar a grupos de estudiantes chinos, más o menos numerosos, que vienen a estudiar en situación de inmersión y que se inscriben no sólo en cursos de lengua, sino también en estudios de grado o posgrado de todo tipo. A este respecto, no son pocos los casos de enseñantes de E/LE, por ejemplo, que se dan cuenta demasiado tarde de que la formación pedagógica general que han recibido les resulta insuficiente, cuando no contraproducente, a la hora de desenvolverse ante alumnos sinófonos (hoy día muchas son las instituciones interesadas en captar estudiantes en el mercado chino, pero muy pocas las que contemplan una formación específica para sus profesores).
A todos los docentes, y demás agentes educativos de España e Hispanoamérica implicados en la enseñanza a alumnos sinohablantes, que deseen un primer material de referencia para leer, yo les recomendaría vivamente Qué saber para enseñar a estudiantes chinos, sin duda alguna una obra fundamental para quienes se inicien (pero también para los iniciados) en el ámbito sinófono de la educación.
El libro es una compilación de artículos realizada por el español Alberto J. Sánchez Griñán y la argentina Mónica Melo, dos experimentados profesionales de la enseñanza de español en China. Reúne siete contribuciones de expertos que, desde diferentes campos, han formulado y respondido la pregunta que da título al volumen: 1) “Hacia una comprensión de la educación y la cultura chinas” (Wang Ting); 2) “La cultura popular en la educación china” (Wai-Chung Ho); 3) “Acerca de los modos de aprendizaje de los estudiantes provenientes de culturas confucianistas” (Romie Littrell); 4) Las dinámicas de la cultura y sus implicancias para la educación en China” (Liu Fengshu); 5) “Locales versus visitantes: las críticas de los estudiantes a los expertos extranjeros en idiomas de las universidades de la República Popular de China” (Ewan Dow y Hu Hua Ouyang); 6) “Chino y español: un análisis contrastivo” (Maximiano Cortés Moreno); 7) “Reconciliación metodológica e intercultural: posibilidades de la enseñanza comunicativa de lenguas en China” (Alberto J. Sánchez Griñán).
Como se desprende de los propios títulos, en esta compilación se abordan temas tan interesantes como: las creencias acerca del estudiante chino y de su cultura de aprendizaje; la cultura popular y los jóvenes chinos; la política cultural y la reforma educativa en China; la influencia actual del confucianismo (paternalismo, autoritarismo) en la sociedad y en la cultura chinas; la intersección de los exámenes, la evaluación y los planes de estudios en la China; la situación de la enseñanza en línea y a distancia en China; las incomprensiones, los malentendidos culturales y la colisión de expectativas entre docentes occidentales y discentes chinos; las diferencias culturales en el discurso, la comunicación no verbal y los estilos de aprendizaje; la adaptación de materiales al contexto chino; los contrastes fundamentales entre el chino y el español y la explicación de los errores más habituales; los conflictos entre enfoques pedagógicos y los desafíos de enseñar una lengua occidental en China bajo el enfoque comunicativo; etc.
Del ingente volumen actual de publicaciones sobre la enseñanza a sinohablantes, Qué saber para enseñar a estudiantes chinos me parece destacable y recomendable por varios motivos. De un lado, por su carácter “propedéutico”, esto es, de enseñanza preparatoria para el análisis del problema que aborda: se trata de un auténtico vademécum para profesores. En este sentido, la obra, aun siendo reciente, es pionera y viene a llenar un vacío preexistente: se trata de la primera de habla hispana dedicada a un tema de plena vigencia. De otro lado, por contener una selección de artículos fundamentales, varios traducidos por primera vez al español, de algunos de los mayores expertos en el mundo dedicados al estudio de la cultura, el sistema educativo chino y la enseñanza del español a sinohablantes. Una selección en la que, además, se combina la visión anglosajona (cinco artículos) con la hispana (dos) desde diferentes ámbitos de estudio: las Ciencias de la Educación, la Lingüística Aplicada, los Negocios Internacionales y la Didáctica del E/LE. En consecuencia, el contenido de esta obra no sólo atañe a profesores de E/LE que llevan a cabo su labor docente en entornos sinohablantes, sino a docentes de cualquier materia con estudiantes chinos en clase, ya sea en países de habla hispana o en el propio territorio chino (de hecho, sólo uno de los siete capítulos del libro, el penúltimo, está directamente relacionado con la enseñanza del español como lengua extranjera), así como a todos aquellos que estén interesados en la dimensión intercultural de la educación.
Comunicación, comprensión mutua y cooperación pedagógica; he aquí algunas de las claves del libro. Pero el volumen da para mucho más. Claudia Oxman, coeditora de la compilación, basándose en el actual contexto de crítica de los sistemas educativos nacionales (pensemos por ejemplo en la polémica que sigue en España a cada informe PISA), y siendo la china una cultura que nos supera ampliamente en su dimensión temporal, por no hablar de crecimiento económico, se pregunta en el prólogo si no habrá en ella algún elemento que podamos incorporar a nuestra propia labor docente, si nada del reciente peso económico de China obedece a ciertos rasgos de su sistema educativo. El libro también es muy sugerente a este respecto. Invito al lector a comprobarlo.
En definitiva, pienso que la lectura de este libro ayuda a comprender mejor tanto la cultura educativa china como al propio “aprendiente chino” y, por tanto, puede ser de gran utilidad para mejorar la práctica docente en contextos parcial o totalmente sinófonos. En este sentido, la obra viene a ser una especie de “cura” o “antídoto” contra la ignorancia, la prepotencia, el complejo de superioridad y la falta de humildad que muchas veces nos acompañan cuando ejercemos de “expertos lingüísticos occidentales” (así somos llamados en China), y un remedio eficaz para prevenir fracasos, pérdidas de tiempo, enfrentamientos e incluso daños personales en este tipo de entornos de aprendizaje. Por lo demás, sacará de dudas a quienes todavía se plantean si es necesaria (o útil) o no una formación específica adicional para enseñar a estudiantes chinos.
Qué saber para enseñar a estudiantes chinos
Compiladores: Alberto J. Sánchez Griñán y Mónica Melo
Autores: Wang Ting, Wai-Chung Ho, Romie Littrell, Liu Fengshu, Ewan Dow y Hu Hua Ouyang, Maximiano Cortés Moreno, Alberto J. Sánchez Griñán
Editores: Claudia Oxman y Mónica Melo
Buenos Aires: Ediciones Voces del Sur, 2009, 259 págs, ISBN: 978-987-25101-4-5
*Este post fue publicado originalmente en la sección El experto recomienda en Yuanfang Magazine
Autor: José Miguel Blanco Pena