Hay una cosa que siempre me ha sorprendido de China. Bueno, realmente hay pocas cosas que no llamen mi atención, ya que soy una persona de fácil distracción.
Al trabajar en publicidad, tiendo a fijarme mucho en los anuncios de televisión y en los soportes publicitarios que hay por la calle. Tras varios años viviendo por aquí, he visto cientos y cientos de anuncios. Y muchos han hecho mella en mi cabeza.
Los chinos tienen una visión de la publicidad completamente distinta a la nuestra. Todavía viven en una época muy tradicional y poco transgresora.
Muchas veces los anuncios son simples textos, carentes de imágenes. Posiblemente la cosa menos atractiva que le puedes ofrecer a un posible comprador.
Pero a mí me gusta ir un poco más allá de los anuncios e imaginarme lo que hay detrás de cada uno. Miles de preguntas vuelan a la velocidad de la luz por mi cabeza cada vez que me encuentro con un nuevo anuncio. ¿Qué estaba pensando el cráneo privilegiado al que se le ocurrió el concepto detrás de esa pieza publicitaria? ¿Por qué demonios aprobaron un trabajo de Photoshop tan nefasto? ¿Dónde hay un 7 Eleven para recargar mi tarjeta del metro?
En esta colaboración con Chinalati quiero brindarte mi esperpéntica visión sobre anuncios de televisión, cartelería e incluso señales que me encuentro en mi día a día por China.
Cualquier artefacto visual que intente dar información o persuadir a los viandantes puede ser nuestra víctima. Nos vamos a poner en la mente de un creativo chino.
Y para muestra, un botón. Vamos a empezar con el primer caso.
Desde hace unos meses, la parada de metro de mi oficina se ha visto invadida por un anuncio bastante llamativo. O por lo menos ha conseguido capturar mi atención.
Su estructura es muy simple, pero en ella he encontrado lo que yo considero el cartel perfecto. En la definición del término “publicidad” de los manuales universitarios debería aparecer impreso. Es un patrón a seguir por todo publicista, como el canon de Da Vinci.
Se trata de un cartel que posee los elementos básicos y un mensaje muy claro.
Como puedes apreciar, es un anuncio de un hospital para hombres. En él podemos encontrar lo que el cliente necesita ver: la fotografía del hospital, un poco de texto poniendo en contexto al usuario y un hombre mayor (un actor, por lo que he podido comprobar) haciendo un gesto de “me gusta” con la mano.
Ese señor es la clave del anuncio. Ese señor es un sí rotundo, es una afirmación absoluta, es una apuesta segura, es el caballo ganador.
Si pudieses hablar con el anuncio, ese señor te diría “¿Hospital para hombres? Yo soy un hombre, ¿ves este gesto de mi mano, no? Significa que este hospital tiene mi aprobación absoluta. ¿Eres hombre y necesitas un hospital? A qué demonios estás esperando. Ven aquí, te van a cuidar bien, te lo prometo. ¿No ves mi cara de felicidad? ¿No te fías de un actor? Deja de remolonear, hombre. Pon tu salud en buenas manos. Ven al Hospital Shenzhen Deschamps”.
Y qué quieres que te diga, ávido lector, pero yo ante tal declaración de intenciones no puedo decir que no. Soy hombre, y ahora mismo no necesito un hospital. Pero en el momento que lo necesite, ya sé dónde acudir. Este señor con cara de bonachón al que no conozco de nada jamás me mentiría, ¿no?
Si te interesó el artículo, desde Chinalati te recomandamos que visites el blog EL GATO CHINO del autor, donde se tocan muchos puntos de la vida en China de forma desenfadada y con mucho sentido del humor .