Lantau, magia salada

El ferry, el autobús o el metro son algunos de los medios de transporte que te acercan a una de las islas con más atractivo de Hong Kong: Lantau. Un paraje con gran encanto natural que acoge a multitud de locales y extranjeros que, en lugar de establecerse en el centro urbano, han decidido llevar una relajada vida en una de las zonas más mágicas de la ciudad.

Lantau no sólo es residencia para muchos, sino que alberga diferentes lugares de interés para el turista. Entre ellos, el Gran Buda, una estatua de bronce de 34 metros de altura y 250 toneladas de peso cuya construcción finalizó en 1993 y de la que Hong Kong presume como la representación de buda sentado más grande del mundo.

Y lo de «sentado» no es baladí. Entre los países de la zona hay una ardua competición para ver quién posee el buda más grande. Tailandia, Japón o China forman parte de esta liga en la que la postura del buda -sentado, reclinado o erguido- es la clave para que cada país pueda presumir de poseer enormes esculturas al tiempo que construyen otras para situarse en los primeros puestos.

Pero Lantau tiene mucho más que ofrecer. El Gran Buda forma parte del complejo del Monasterio Pon Lin, a cuya zona se puede acceder en un teleférico de unos 5 kilómetros que atraviesa los montes desde Tung Chung. Desde aquí un autobús acerca al visitante hasta  la localidad de Tai O, construida sobre el agua con casas que parecen hechas de hojalata y sujetas por pilares que emergen del mar. Tai O cuenta con un canal principal al que dan la mayor parte de las terrazas de los restaurantes y bares de la zona, decorados con un toque bohemio a la vez que decadente que lo hace más especial.

El mar es el protagonista en este pueblo pesquero en el que sus habitantes aprovechan cualquier rincón para secar pescados, calamares, sepias o camarones para su posterior venta, uno de los negocios más típicos del lugar. Además, estos productos se pueden degustar en los múltiples puestos callejeros que salpican la localidad. Pero no sólo paseando por sus pasarelas y callejuelas uno se impregna de la «salada» vida que se respira aquí, sino que una pequeña barca te lleva a las afueras del pueblo donde se pueden avistar los delfines rosas que habitan sus aguas para colorida sorpresa del visitante.

Mui Wo   mui wo 1

Al igual que en el resto de Hong Kong, los senderos son otro de los atractivos de esta isla. Algunos de ellos te acercan a escondidas playas donde poder pasar unas horas, acampar e incluso hacer una barbacoa. Otros te llevan de un lugar a otro de la isla a través de selváticas montañas mientras el entorno regala unas vistas únicas de la zona al visitante que hace que el esfuerzo merezca la pena. Es el caso del camino que une Discovery Bay, lujosa residencia de expatriados, con la localidad de Mui Wo, más hongkonesa y desde donde, cerveza en mano frente al mar, se puede respirar la magia de Lantau.

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