De los muchos libros ya leídos y releídos sobre China, y al margen de los grandes manuales indispensables de referencia que conocemos todos, el libro que más me ha ayudado a conocer los entresijos y, a veces, paradojas de China y oriente es el magnífico ensayo de Luis Racionero “Oriente y Occidente” (Barcelona: Anagrama, 1993).
En este ensayo de 1978 el autor explora las semblanzas y similitudes que existen entre las grandes escuelas filosóficas de las que hoy son las dos grandes civilizaciones del planeta: Occidente y China. El libro, que está lleno de sensibilidad y erudición, nos descubre como aun bebiendo ambas grandes civilizaciones de hoy en día de muy diferentes ríos, ambos esquemas de pensamiento que a menudo se nos presentan como contrapuestos son más bien, concluye el autor, complementarios.
Racionero explora una de las grandes cuestiones que afectan al mundo moderno con respectoa si es posible una convivencia pacífica global o si estamos condenados a un ineluctable choque de civilizaciones. El filósofo chino Mo-Ti lo señala de forma precisa en una frase que sirve de obertura a la obra: “Donde los estándares difieren habrá conflicto: ¿cómo unificar los valores del mundo?” El ensayo, en definitiva, gira sobre esta cuestión esencial.
A través de este hilo conductor, Racionero de manera didáctica y ágil nos descubre los pilares de ambas grandes culturas destacando sus diferencias pero también sus similitudes como el espíritu común a la obra de Heráclito y Lao-Tsé, una de las contribuciones más lúcidas y brillantes de la obra. Oriente y Occidente no es un libro de historia. Es un ensayo filosófico con una clara vocación práctica pese a la temática que aborda. El autor en todo momento explora e invita a pensar al lector sobre qué aspectos rescatar de cada gran rama del conocimiento humano y sobre que contribuciones de unos y otros podemos rescatar de cara a dar respuesta a los muchos retos que se alzan ante la humanidad en el nuevo milenio.
El libro está lleno de erudición y aporta una visión histórica y geopolítica de gran interés ya que las reflexiones del autor no únicamente se apoyan sobre factores físicos como la economía, la demografía o la geografía, sino que también tiene en cuenta el sistema de pensamiento. Racionero se apoya en grandes pensadores de ambos extremos de la ruta de la Seda y se apoya, también, en los grandes sinólogos como Needham, Spalding, Moore, Toynbee o Dawson.
El reto para una cultura ecuménica quizás sea un tema irresoluble pero reflexionar sobre el tema resulta un asunto, a mi modo de ver, imprescindible. Tomar plena consciencia del renovado mito de la torre de Babel en nuestro tiempo es pieza esencial para entender muchas de las paradojas que surgen con respecto a China cuando la observamos a través de los lentes a través de los cuales Occidente se observa así mismo. El ensayo de Racionero resulta indispensable para abordar la ambiciosa empresa de descifrar e interpretar de manera correcta los cambios y retos a los que nos obliga a posicionarnos el rearme de la civilización China.
*Este post se publicó originalmente en la sección El experto recomienda en Yuanfang Magazine
Autor: Luis Torras
Una idea sobre “Luis Torras recomienda…”Oriente y Occidente””
Hola Ileana. Siento discrepar contigo en varios puntos, pero sobre todo en el que no estoy para nada de acuerdo es en que un diccionario sea imprescindible cuando uno empieza a estudiar chino. De hecho, creo que es mejor olvidarse de éste, y aprenderse bien los caracteres que aparecen en libro de texto. Claro, de cara a un futuro ya sí que lo veo más necesario, aunque en realidad yo normalmente los uso de forma pasiva, cuando no me acuerdo de como se escribía un carácter. Ya que mencionas también el diccionario electrónico, tampoco lo recomiendo (todos mis compañeros japoneses que estudian chino tienen uno! jajaja), ya que suelen ser bastante caros, y por mucho menos dinero puedes tener una tablet o un telefono android, al que instalarle Pleco, Hanping Chinese o este diccionario en castellano-chino https://play.google.com/store/apps/details?id=com.molatra.trainchinese.es&hl=es
En cuanto a las «hojas de tarea», la verdad es que en China nunca he estudiado, así que en ese sentido lo desconozco, pero ni en Barcelona ni en Taiwán, nunca me han pedido entregar los deberes en ese tipo de hojas. Aunque sí que es cierto, que al principio yo me hacia una cuadrícula para escribir los caracteres todos con el mismo tamaño, pero a la que no la utilizaba, ya me salían todos desiguales y torcidos jaja. Así pues, creo que es mejor tirar de papel en blanco, para no acostumbrarte a depender de la cuadrícula.
Por último, la «rectitud» de los profesores chinos ya me la había comentado un profesor chino que tuve, Minkang Zhou (ex director de instituto Confucio de Barcelona), sin embargo, para mi sorpresa, en Taiwan son muy muy flexibles (demasiado incluso para mi gusto). La verdad que es una cosa que me sorprendió mucho al llegar aquí, pues me imaginaba que serían bastante al estilo «japonés». Así que si alguien no quiere tanta presión, se puede venir a Taiwan a estudiarlo! (yo estudio en Taipei, pero lo comenté con un amigo que estudia en Taichung, y me dijo que allí también son muy flexibles). Por otro lado, Lo de aplicarse en clase y llevarse bien con los profesores yo creo que debería ser así con cualquier asignatura, no sólo con el chino y con profesores nativos! Y no hacerlo de cara al profesor, claro, si no porque realmente quieres aprender, con lo que has de poner de tu parte! Pero como digo, esto es aplicable para todo!
Eso sí, en lo que no puedo estar más de acuerdo contigo es en la necesidad del lapiz! El lapiz sí que es IM-PRES-CIN-DI-BLE jejeje Además de muchas más horas de dedicación que a otras lenguas como el inglés o el francés.
Con toda esta parrafada discrepando contigo, por supuesto no quiero poner en duda tu palabra (ni mucho menos!), sólo dar mi punto de vista, que no es ni mejor ni peor que el tuyo! Simplemente dejar claro que no todos funcionamos de la misma manera, y además seguro que mucha gente pensará como tú y pensará que lo mío no son nada más que tonterías por llevarte la contraria jejeje 🙂 Pero otros ejemplos de que no todos funcionamos igual y menos con el aprendizaje de las lenguas son estos:
– A mí que me obliguen a aprenderme los tonos para un examen de vocabulario me parece algo inútil, ya que se me olvidan después jajaja, en cambio tengo compañeros que lo encuentran muy útil. Yo los tonos sólo los interiorizo con la práctica y la escucha, sin pensar en si es primer, segundo, tercer o cuarto tono. Y ya me puedes poner un texto con todos los tonos encima de cada caracter, que lo voy a leer como si no existiesen.
– Lo mismo cuando nos hacían entregar palabras nuevas escritas cada una diez veces. Gracias a «dios» ya no me toca hacer eso! Porque la verdad es que a mí no me servía de nada, ya que algunas palabras con escribirlas dos veces, ya tenía suficiente, y con otras necesito escribirlas doscientas veces si hace falta. Con lo que el tener que entregar una hoja con palabras nuevas, me resultaba una pérdida de tiempo total, y se convertía en un ejercicio mecánico, sin fijarme realmente en lo que escribía, tan sólo por entregar los deberes a tiempo. A mí me gusta más estudiar las palabras/caracteres uno a uno, y cuando me lo he aprendido, paso al siguiente.
– En cuanto a la memorización de un texto, también, es una cosa que no me sirve de nada. Ya que cuando hablo no pienso en reproducir un texto, sino que me gusta utilizar las palabras que conozco y combinarlas entre sí haciendo uso de la gramática que conozco. Cuando me toca hacer alguna presentación oral en clase, si que me preparo un texto para más o menos saber que diré, y llevar un orden. Pero no lo reproduzco tal cual, si no que tengo una idea de lo que quiero hablar, y lo digo como me sale en el momento, sin tener que estar pensando en cómo lo había escrito anteriormente. Además, al final queda mucho más natural.
– De lo que soy «amante» es de los ejercicios. Haciendo ejercicios, y viendo dónde fallo, es con lo que realmente aprendo; mientras que a otra gente hacer ejercicios les parece un coñazo. Y también, una cosa que mencionas en el texto, es lo de preguntar al profesor. Yo en clase pregunto mucho mucho, pero es que realmente es como aprendo, más que quedándome con una sola forma de decir las cosas. Así pues, en lugar de limitarme sólo a la explicación/ejemplo del libro, pienso en como la diría yo o como aplicaría esa misma estructura con otras palabras o verbos, y pregunto a ver si es el uso correcto o no.
Así que, como digo, cada persona es un mundo! Y con esto del chino….creo que más todavía!
pd: LO MÁS IMPORTANTE PARA LOS QUE EMPIECEN CON ESTA NUEVA AVENTURA, TAL COMO DICE ILEANA, NO OLVIDÉIS PASARLO BIEN Y DISFRUTAD DEL APRENDIZAJE DE ESTA LENGUA!!!