Matrimonio por «obligación»

Tras leer el artículo de Oriol Rodríguez sobre las sheng nv o mujeres sobrantes chinas he decidido comenzar mi blog en Chinalati escribiendo una entrada complementaria y exponiendo una visión más concreta y personal sobre las chicas solteras y la idea de los chinos sobre el matrimonio.

En China la gente te empieza a mirar con cara rara cuando tienes más de 25 años y estás soltera. La expresión de sus ojos es una mezcla de asombro y pena mezclada con un poco de recelo. ¿Tienes ya 25 años? ¿Y no estás casada? ¡Pobrecita! ¿O será que…?

Por mi condición de extranjera no he experimentado la presión que tiene que llegar a soportar una joven china, pero sí me he encontrado con gente que me ha dicho a la cara que ya era mayor y que tendría que espabilarme en casarme y tener hijos. Voy a contar tres situaciones concretas que recuerdo.

Beijing, octubre de 2009. Semana de vacaciones por el Día Nacional. Yo iba de viaje con una amiga a Seúl y para llegar al aeropuerto teníamos que esperar un autobús en la calle. Sentados en una silla había un par de voluntarios, esas figuras tan comunes en China y tan inexistentes en cualquier otro sitio: voluntarios que vigilan el orden en la calle y que dirigen el tráfico de bicicletas si buscan emociones fuertes. Será que se aburren en sus casas. Marta y L. esperan el autobús. Los voluntarios, dos hombres de mediana edad, no se resisten a intentar entablar conversación con dos extranjeras.¿Cuántos años tienes? 25. ¿Estás casada? No. ¿No? ¿Por qué? Eeeeh… ¿en mi país la gente no se casa tan joven?

Suzhou, marzo de 2012. Yo acababa de llegar a Suzhou para trabajar en una empresa española. La responsable de Administración tuvo que acompañarme a hacer varios trámites y papeleos. Un día comimos juntas y medio en broma le dije: Voy a buscarme un novio chino, a lo que ella, muy seria, respondió: Pues lo vas a tener difícil, ya estás un poco mayor. En aquel momento yo tenía 27 años.

Suzhou, septiembre de 2012. Comprando en el supermercado elegí un paquete de pañuelos de papel con dibujitos de Winnie the Pooh en el envoltorio. Una dependienta vino a ofrecerme otra marca de pañuelos que estaban promocionando. El envoltorio era negro y yo dije: No, gracias, quiero los que tienen dibujitos en el envoltorio. La dependienta, con cara de comprensión, dice: Claro, a los niños pequeños les gustan los que tienen dibujitos. Ya ni preguntan, oye. Dan por supuesto que tengo un hijo, porque eso es lo que cabe esperar de una chica de mi edad. ¿Qué puede desear una mujer, sino tener un hijo lo antes posible?

Las chicas de mi oficina están todas casadas y tienen hijos (bueno, hijo, más bien). Todas lo tuvieron cuando tenían entre 23 y 25 años. Es lo que hay que hacer, es lo «armonioso» (la palabra preferida de los gobernantes chinos): cuando tienes entre 23 y 25 años, te casas con el novio que tengas en ese momento y tienes un hijo enseguida. Es lo que la sociedad y tu familia esperan de ti. La presión llega a ser insoportable y yo creo sinceramente que hay chicas chinas que tuvieron un hijo simplemente para contentar a la familia y que las dejaran en paz. Xiaoling, una compañera que tuvo a su hijo a los 23 años, me confesó una vez que si hubiera podido elegir habría aprovechado su juventud y viajado al extranjero en vez de tener a su hijo tan pronto. También existe el caso contrario. Ji Yan dice que ella está muy contenta de haber tenido a su hija tan joven porque ahora ya tiene 10 años y puede llevársela de compras y charlar con ella. Su postura es perfectamente válida, pero muchas mujeres chinas no tienen opción a decidir cuándo quieren tener un hijo. Lo decide por ellas su madre, su padre o su marido. O, sin decirlo expresamente, lo decide por ellas la sociedad cada vez que les hace entender lo que se espera de ellas. Esta presión por casarse pronto seguramente también influye en el alto porcentaje de divorcios y affaires extramatrimoniales. En nuestra oficina es un secreto a voces que la jefa de compras está liada con el jefe de planta.

Chicas solteras no hay muchas en mi trabajo. Hay una a la que probablemente sus padres ya hayan dado por imposible: Sun Li va a cumplir 31 años, es una chica independiente, vive sola en su propio piso y tiene coche. Supongo que tiene que soportar cada día que la gente la mire con cara de pena y que le digan que ya es demasiado mayor para encontrar un novio, o intenten presentarle pretendientes por los que ella no sienta el menor interés. Afortunadamente ella no parece muy preocupada ante la posibilidad de quedarse «para vestir santos»: se concentra en su carrera profesional, hace planes para ver mundo y es feliz viendo crecer a su sobrina, aunque para el resto del mundo sea una pobre sheng nv.

Otra chica, Xiao Qin, hoy nos ha contado que sus padres le habían buscado ya un par de pretendientes en su pueblo. Xiao Qin tiene 25 años, aunque aparenta menos: es completamente inocente y parece sacada de un cómic manga. Mientras las demás compañeras le decían que tiene que elegir al candidato que tenga más dinero, yo le decía que no tuviera prisa por casarse y que buscara un chico que le gustara de verdad. Las demás se han reído de mí, diciendo que mis opiniones eran demasiado internacionales.

Posiblemente la peor parte de ser una sheng nv es cuando la gente te dice: Ya no tienes tiempo para andarte con requisitos, ¡tienes que darte prisa y casarte con el primero que aparezca! Y tus padres se empeñan en presentarte señores mucho mayores que tú o chicos con los que no tienes absolutamente nada de qué hablar. El colmo de los padres desesperados debe ser, sin duda, los que van a buscar pareja para sus hijos los fines de semana en el “mercado de los solteros” de People’s Square, Shanghai. Esta concentración de padres deseosos de casar a sus hijos es algo digno de ver: cada uno escribe un anuncio describiendo a su retoño (edad, nivel de estudios, trabajo, salario…) y organiza citas a ciegas con los padres de otro soltero/a. Por supuesto, los interesados se mueren de vergüenza cuando se enteran de que sus padres han ido a buscarles pareja. Pero nada detendrá a los padres ávidos de ver a sus hijos casados y sostener en brazos a sus nietecitos.

Anuncios colgados por padres de solteros en People’s Square, Shanghai.

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