Foto titular: El mercado de solteros de los domingos en People’s Square, Shanghai.
“No sentía nada cuando nos acostábamos. Mi novio hacia unos ruidos horribles en mi oreja y duraba medio minuto. Además, él estaba acomplejado por “su tamaño” y me preguntaba si la tenía pequeña. Yo le decía que no, claro, que todo iba bien. En realidad no le quería, pero estuve con él más de dos años. La primera vez que sentí algo de placer físico con un chico fue cuando me besé con un extranjero. Hasta entonces solo había disfrutado con la masturbación.”
Esto es lo que me cuenta la amiga china de una de mis compañeras de piso, de 26 años y soltera. Es una chica alegre, abierta y divertidísima, pero como la mayoría de mis amigas chinas no ha disfrutado ni sus relaciones sexuales ni se ha enamorado. Otra amiga china, de 28 años, me pide consejo. Ha quedado varias veces con un chico español, pero no sabe si él está interesado en ella. Me pregunta, inocentemente, qué es más significativo: besarse o cogerse de la mano. Yo, un poco sorprendida, le digo que en general los occidentales pueden besarse con cualquier ligue de una noche sin darle la menor importancia, pero cogerse de la mano suele ser una muestra de afecto o apego. Ella es virgen, nunca ha tenido novio y tiene miedo de que este español se aproveche de ella. Por lo que cuenta, el chico en sí no es nada del otro mundo, pero ella no para de darle vueltas a la mejor manera de “engancharlo”, como si fuera el hombre de su vida. No entiende por qué él la ha besado, pero cuando ella intenta cogerle de la mano él se aparta.
Ser mujer soltera en China es muy duro. En mi colegio solo hay un puñado de profesoras solteras, y todas dedican su tiempo libre a ir a citas a ciegas que les organiza su familia e incluso otras profesoras. Tienen que casarse. Tienen que comprar una casa. Tienen que cuidar a sus padres, y no pueden decepcionarles. Una de mis mejores amigas chinas lleva saliendo con su novio unos tres años, y ahora viven juntos. Siempre me dice que él tiene mal carácter y que discuten por tonterías. Por ejemplo, él se enfada cuando le hace un favor a ella y mi amiga no se lo agradece lo suficiente. A mí siempre me ha dado la sensación de que ella no le quiere y de que continúa con su relación porque siente que es lo mejor.
Otra amiga me comentaba que cuando fue a una boda hace poco, una de las asistentes le dijo que iba a presentarle a su sobrino para ver si se gustaban. Habían hablado sobre el susodicho pretendiente durante un par de minutos, y la mujer ya estaba diciendo que si tuvieran un hijo juntos ella le ayudaría mucho a criarlo. También preguntaba a otro familiar que estaba en la mesa qué le parecía mi amiga como futura mujer del sobrino. Está claro que el matrimonio aquí es un asunto público, no privado, y que todo el mundo tiene derecho a ejercer de “celestinas” y a opinar sobre la soltería de la gente.
Pero los hombres solteros en China también sufren. Según una amiga española que está casada con un chino, los solteros que no tienen piso en propiedad tienen pocas probabilidades de encontrar novia. Mis amigas chinas están de acuerdo, pero dicen que los hombres no tienen “fecha de caducidad” como las mujeres, y que pueden optar a conseguir novias mucho más jóvenes que ellos. Sin embargo, cuando las chinas pasan de los 25 años tienen que competir con las de menor edad, y por lo tanto están en desventaja respecto a los hombres solteros.
No siento ninguna envidia hacia mis amigas chinas. Más bien me dan pena. Sienten que su obligación es tener pareja, y por eso acaban con tíos que no les gustan, tienen un sexo pésimo y cuando un extranjero intenta ligar con ellas los asustan con sus preguntas sobre matrimonio. En realidad, la vida de las mujeres en China ha mejorado muchísimo en el último siglo: ya no existe la tradición de vendarse los pies para que parezcan más atractivos, y existen medidas para evitar los abortos selectivos, como la prohibición de informar a los padres del sexo de los bebés. A raíz del boom económico en las zonas costeras, como en la ciudad de Shenzen, muchísimas mujeres han abandonado sus pueblos para desarrollar sus carreras profesionales y escalar puestos en las empresas. Sin embargo en lo referente al amor y las relaciones de pareja, siguen estancadas. Como dice Javier Ferrández en su blog El gato chino:
En China muchas veces parece que no exista el amor. Casarse es una función social. Te tienes que casar y punto. Y cuanto antes, mejor. Táchalo de tu lista y sigue tu vida.
Creo que las mujeres y hombres chinos solo conseguirán algo de satisfacción personal cuando se libren del control que ejercen sus padres sobre ellos y den más importancia a otras cosas. Les ayudaría el dejar de pensar tanto en el dinero y empezar a valorarse por quienes son, no por su estado civil. Esto es muy fácil de decir para mí, que soy extranjera, y muy difícil de llevar a cabo. Aun así, me gustaría pensar que cuando comparto impresiones con mis amigas chinas sobre las relaciones sentimentales, puede servirles al menos para sentirse menos solas. O tal vez para ligar con españoles que no quieren darles la mano.
Puedes ver el post original en mi blog: http://enlaotrapuntadelmundo.com/2016/03/07/no-le-queria-pero-estuve-con-el-dos-anos-los-problemas-de-las-mujeres-chinas-solteras/