Siguiendo con nuestro repaso de la vida de una de las personas más famosas que ha salido deTaiwan, hoy queremos analizar un poco Pushing hands, la primera película escrita y dirigida por Ang Lee. Para poneros en precedentes, como ya os habíamos comentado, Pushing hands fue el resultado de presentar un guión a un concurso literario y al ganarlo, Ang Lee tuvo la oportunidad de llevarla al cine con unas condiciones muy favorables; con ella llego a estar nominado a 8 de los Golden horse awards (cosa muy excepcional en una ópera prima) y obtuvo suficiente reconocimiento como para poder continuar su carrera de la forma que él quería. Más adelante Pushing hands pasaría a encabezar una trilogía junto a The wedding banket y Eat drink man woman, todas relacionadas entre ellas.
La película trata de una familia de Nueva York formada por una escritora que se ha casado con un expatriado de China y el hijo de los dos, recientemente ha ido a vivir con ellos el padre de él, un anciano maestro del Tai Chi que no habla nada de inglés. Las relaciones en casa son tensas ya que ella se pasa el día entero con su suegro, con quien no tienen nada que ver ni se pueden comunicar, él no puede echarlo porque su padre se sacrificó enormemente por él cuando era pequeño, y al niño le cuesta un gran esfuerzo tener que andar entre las dos culturas. Así pasaran algunas situaciones muy difíciles, pero también algunas buenas cuando el abuelo encuentre a otra inmigrante china y se enamore; pero al final se dará cuenta por si mismo de que sobra en esa casa y se independizará buscándose la vida, cosa muy difícil para alguien de su edad.
Lo mágico de esta película es que, con una trama muy simple, Ang Lee consigue retratar y diferenciar muchos contrastes de los que ha podido vivir en lo que lleva de vida:
- Muy importante en esa época de transición en Taiwan, las diferencias de cultura o forma de vida entre el confucionismo (valores tradicionales) y los nuevos valores impuestos por el capitalismo
- Como estuvo un tiempo viviendo en USA, también quería reflejar las diferencias y lo difícil que es la convivencia entre asiáticos y occidentales en un sitio en el que se encuentran mezclados normalmente como es Nueva York
- También quería mostrar al mundo los tratos generacionales en la cultura asiática, como los hijos deben cuidar siempre de sus mayores y respetarles ante todo, pensando que todo el sacrificio que hicieron por ellos les debe ser devuelto
- Finalmente, Pushing hands es una muestra de la posible adaptación de cualquier persona (más concretamente los asiáticos) a un entorno hostil y cambiante y como los valores tradicionales siempre pueden ayudar a esta adaptación.
Además de todas las lecciones que, sin demasiada persistencia, nos quiere mostrar la película; artísticamente también es bastante destacable, con una visión de autor algo parecida a la New Wave taiwanesa, pero tomando elementos más de Hollywood como basarse en diálogos cotidianos y con fuerza en vez de en la historia en sí, la aparición de situaciones “Deus ex machina” sin relación pero de mucha relevancia; y sobretodo la calma y serenidad que nos producen todos y cada uno de sus planos y la actuación de su protagonista (el abuelo).
Queremos finalizar contando algo muy bonito de la película, y es que Pushing hands es en realidad un movimiento del Tai chi chuan, en el que intervienen dos personas que miden sus energías y balances intentando desequilibrar a su oponente con su propia fuerza; una metáfora muy apropiada.
*Este post se publicó originalmente en la sección Oriental Film Bros. en Yuanfang Magazine
Autor: Katanas y Colegialas