Sexo Chinese Style

La sexualidad como sabemos es parte y reflejo de la cultura y, por supuesto, un país que en la mayor parte de los asuntos tiene concepciones tan diferentes a nosotros, en este interesante y sabroso aspecto no se podía quedar atrás.

Sin rodeos, partamos hablando de las mujeres por sus partes anatómicas más llamativas para el género masculino, o sea el trasero y/o el busto.  En Occidente, solemos dar bastante más morbo a que una chica exhiba abiertamente sus nalgas a que muestre su delantera. O sea, si la muchacha se muestra sin calzones (bombachas, bragas, tantos nombres), es considerada mucho más osada que una que muestra sus pechos. Esto parece más o menos lógico desde el punto de vista fisiológico, ya que nos suena que existe mucho más intimidad que esconder en la entrepierna. En algunas playas, en Europa y otras, no es raro ver chicas en topless, así como en escenas del cine, TV o en el teatro. El que una actriz no muestre su torso, casi ya ni lo consideramos un desnudo, hasta las “Femen” de Ucrania protestan de esa forma.  Pero claro, cómo no, en China es todo al revés.

En Zhongguo las mujeres suelen usar mini faldas muy pero muy minis; muestran sus piernas hasta bieeeen arriba, pero nunca verás una china con escote. Si pasa una fémina con su mini a la altura del ombligo nadie se da vuelta a mirarla, cero impresión. En Latinoamérica muchos quedarían enamorados, silbando y comprarían flores. En cambio, si aparece una occidental desprevenida mostrando con una blusa o polera su redondez, se detienen todos los chinos a mirarlas con cara de bobos, reciben carterazos de sus novias y pueden detener el transito. Como decía nuestra amiga mexicana, Noemí «acá hacen un escándalo con los pechos, pero anda a ver una china subiendo la escalera, se le ven hasta los riñones».

A un amigo chino le contaba que me era difícil saludar a una chica que fuese mi amiga con mucha distancia como se usa en China, ya que en Chile cuando tenemos a una mujer que nos es cercana le damos un abrazo y un beso. El me miraba desconcertado «¿pero cómo… y así les aprietas sus senos?»

Los chinos no son de piel. La gente se saluda con distancia, a lo más se dan la mano. No existe ni remotamente el beso en la mejilla acompañando un “Hola”. Si besas a una china en la mejilla, esta saca el ramo y el anillo de una. La dejas petrificada, avergonzada y hasta tendrías que casarte en el acto con ella. Las mismas parejas en la intimidad del hogar son bastante poco demostrativas, el contacto, los abrazos y besos existen, pero escasos. Y eso que en esta tierra son más cálidos que en otros lugares de Asia. Una amiga chilena me contaba que en Japón –donde la cosa es aun más fría- le tocó presenciar la llegada del esposo de una chica japonesa a su casa. Pareja joven. El tipo había estado un mes ausente por negocios  Abrió la puerta, sonrió, saludó a lo lejos y se fue a la pieza.

Respecto a lo anterior, en China ocurre a menudo que las parejas se casan y luego no viven juntas. Por trabajo, el hombre se va para una ciudad y la mujer para otra. Y no es raro incluso que el bebé que tengan luego sea enviado donde los abuelos en una tercera locación. Este mismo esquema ocurre en una pareja ya de años, si es que especialmente al marido le ofrecen un trabajo atractivo en una ciudad diferente a su hogar, aunque quede lejos y le signifique no ver a su familia, muchas veces lo aceptan. En consecuencia, vale la pena preguntarse cómo funciona el tema de la fidelidad.

La china es una sociedad básicamente machista, en evolución, pero muy machista al fin. Y muy avanzado el siglo XX aún se daba el sistema de concubinato, o sea un hombre con dinero podía tener a su esposa y varias mujeres como sus segundas, repartidas ojalá en diferentes ciudades. Hoy eso no es legal y ha cambiado de forma, pero de alguna manera sigue existiendo. Es bien sabido que un señor de dinero tiene a su mujer oficial y segundas o terceras esposas con la aceptación o no de aquella por la cual se caso por la ley.

También aunque no sea público está muy claro que hay todo un mercado sexual para los varones. Principalmente con la fachada de masajes que está masificada en cada esquina, muchos de ellos ofrecen desde un “final feliz” hasta “feliz feliz” con la chinita toda para el consumidor. A eso hay que sumar gran cantidad de clubes nocturnos, karaokes y prostitución callejera. Por tanto, resulta imposible pensar que una mujer que sabe que su pareja vive en otra ciudad y con tamaña tentación le va a ser fiel. Más bien parece algo asumido y casi por derecho.

Lo que viene a ser muy interesante producto del desarrollo económico es lo que está ocurriendo con las esposas oficiales y las extra-oficiales de estos “business man” cuando ellos están ausentes, o sea casi todo el tiempo. Además de asistir al gimnasio, el spa, salón de belleza, compartir con las amigas, o lo que sea, cada vez es más común que tengan un amante y al menos en ciertas zonas más cosmopolitas si éste resulta ser occidental, fornido y joven, tanto mejor. Y lo muestran con algún nivel de soltura a sus camaradas así como “mira lo que me agarré”. Bien por la igualdad de género y por aquel nuevo rubro que habrían encontrado algunos “laowais”. Al fin y al cabo cada uno sabe a lo que se dedica.

De todas formas todo esto no es muy evidente, está más bien oculto y no es un tema para hablarlo en la sobremesa, pero sin duda es popular y masivo. Como en muchas culturas el real comportamiento sexual tiene dosis de doble estándar también en China.

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