El Incidente del 228 es un elemento traumático que formó parte de la memoria reprimida durante la dictadura del Kuomintang (KMT) en Taiwán. No hay un acuerdo sobre el número de víctimas y varía según la fuente, aunque las cifras más conservadoras se mueven entre los 8.000 y 10.000 ejecutados. Es un tema tan complejo y rico en matices como desconocido por el público hispanohablante. Esta nota pretende ser una aproximación al contexto en el que se dio una tragedia frecuentemente simplificada como una historia de “buenos y malos”.
La noche del 27 de febrero de 1947 la violenta requisa a una vendedora ilegal de cigarrillos provocó las protestas de un grupo de testigos. La muerte de uno de ellos provocó que el día siguiente se convocara una manifestación pidiendo justicia. La manifestación fue reprimida por el Directorio Militar que gobernaba la isla. Ante esta respuesta un grupo de notables taiwaneses formaron una comisión para dialogar sobre el incidente y, de paso, abordar cuestiones sobre la forma en la que el Kuomintang estaba gobernando de la isla. Sin embargo, la reacción más popular optó por la revuelta armada. Muy pronto se extendió por toda la isla y los rebeldes pasaron a controlar las nueve grandes ciudades de Taiwán. Hubo brotes de extrema violencia y revanchismo atacando indiscriminadamente a ciudadanos de origen continental con independencia de su relación con el Gobierno. Pero también, momentos de gran heroísmo como los protagonizados por la 27 Brigada al mando Hsieh Hsuehhung (謝雪紅) dirigente del Partido Comunista de Taiwán. Había estallado el Incidente del 28 de febrero (二二八事件)
Actualmente en esta fecha se conmemora en la República de China (Taiwán) el Día de la Paz, es un día dedicado a la memoria histórica y a la reconciliación de los isleños, pero durante mucho tiempo constituyó un elemento traumático que ha formado parte de la memoria reprimida. Por ejemplo, hasta fechas recientes el Incidente era excluido de los textos oficiales de enseñanza y, como ocurre con la Guerra Civil Española, sigue siendo un tema controvertido y de debate sobre lo ocurrido, el número de víctimas y sus consecuencias.
El punto de partida es la participación de Taiwán en la II Guerra Mundial. Taiwán estuvo desde 1895 bajo el gobierno de Japón que la convirtió en una colonia modelo y su población, en tanto que súbditos del emperador, contribuyó al esfuerzo de guerra nipón durante la Guerra del Pacífico, ya sea desde su día a día en la retaguardia o a través del Taiwanese Imperial Japan Serviceman, donde se encuadraban los taiwaneses dentro del ejército japonés, alcanzando un total de 207.183. Entre ellos 173 fueron condenados por crímenes de guerra de clase B y C, de entre los cuales 26 fueron sentenciados a muerte por el Tribunal Penal Militar Internacional para el Lejano Oriente. Otros taiwaneses que formaban parte de la fuerza japonesa que invadió china fueron los Voluntarios de Takasago, un cuerpo de élite reclutado entre las tribus aborígenes de la isla. Pero no todos los que acudieron a las armas en nombre del emperador lo hacián con tanto entusiasmo. Acceder a una mejor alimentación o aspirar a dejar de ser tratados como ciudadanos de segunda también estabán entre los motivos que llevaron a muchos jovenes taiwaneses a alistarse. Además, es importante señalar que también en la isla hubo movimientos, de distinto tipo, de resistencia a la ocupación japonesa.
Taiwán, como otros territorios ocupados por Tokio incluidos en la Declaración del Cairo, fue entregada a la República de China (RdCh) en 1945, y así mientras la bandera del sol naciente era arriada del palacio del gobernador la población taiwanesa se preparaba para recibir al nuevo gobierno chino en la creencia de que se iniciaba una nueva etapa en la que liberados de la ocupación extranjera dejarían de ser ciudadanos de segunda. Autores de distinto signo hablan incluso de “sentimientos de júbilo” ante la inminente llegada del KMT. Es probable que ese sentimiento existiese en la oposición antijaponesa políticamente más activa o entre los sectores de población más vulnerables al sentimiento de superioridad japonés pero, ¿se puede decir lo mismo de aquellos sectores de la élite local imbricada con los japoneses? Todo ello merece, ser investigado más detenidamente. Recordemos por ejemplo el caso de Madrid. Tras dos años y medio de resistencia a los sublevados durante la Guerra Civil Española, el pueblo madrileño también se “desbordaba de júbilo” ante la entrada por sus calles del ejército nacional y las posteriores celebraciones de “la Victoria”. A propósito de esto último se recomienda la lectura de la tesis doctoral de Zira Box Varela, La fundación de un régimen. La construcción simbólica del Franquismo.
En todo caso, y si esta era la perspectiva en la isla ¿Cuál era la de los representantes del Gobierno de Nankín quen en octubre de 1945 llegan a la isla? Sensiblemente distinta. Chen Yi (陳儀) nombrado responsable plenipotenciario de Taiwán, y los funcionarios que le acompañan desde el continente entienden su misión como la recuperación de un territorio que había estado en manos del enemigo, y a los taiwaneses como colaboracionistas que –lejos de participar en el gobierno político y económico de la isla– debían ser sometidos a un programa de reeducación. Al escenario típico de posguerra (los bombardeos aliados habían castigado seriamente la isla y Japón interrumpió el suministro de abonos) hubo que sumarle durante el periodo 1946-1949 desastres naturales, epidemias y el incremento de la presión sobre los isleños en forma de impuestos, reclutamiento y requisas agrícolas para atender a las necesidades de la guerra civil contra el Partido Comunista (PCCh). Por si esto fuera poco, el Kuomintang llevó consigo las características que habían marcado su Administración en el continente: ineficacia, corrupción y represión. Todo ello, trastocó el proceso de reconstrucción y enrareció las relaciones entre la población local y aquellos que llegaban desde el otro lado del Estrecho. Es en ese clima de tensión cuando se produce el Incidente del 28 de febrero de 1947. A la revuelta popular el KMT responde con su ejército en forma de represión masiva y con un triple objetivo: a) sofocar la rebelión y restaurar el orden, b) asegurar la retaguardia estratégica de los nacionalistas y, c) borrar todo tipo de liderazgo local que pudiera cuestionar la política trazada por Chiang Kai-shek (蔣介石)
Entre tanto, la evolución de conflicto entre el PCCh y el KMT en China continental y la necesidad de asegurar el traslado de la estructura militar y administrativa a la isla llevó a los nacionalistas a disponer de medidas de carácter excepcional en el territorio de la RdCh que en la práctica otorgaban al generalísimo Chiang Kai-shek poderes ilimitados y propiciaron que, de hecho, todos los artículos de la Constitución relacionados con los derechos y libertades básicas de los ciudadanos –expresión, asociación, reunión, publicación…– quedaron suspendidos “provisionalmente” en Taiwán durante casi cuarenta años. Este periodo se conoce en Taiwán como la era del Terror Blanco, pero eso ya es materia de otra nota.
Para saber más
Memorandum del embajador de EE.UU ante el Gobierno de Nankín
Museo Nacional 228 (chino/inglés)
**Escrito por Andrés Herrera-Feligreras y publicado en Yuanfang Magazine
3 ideas sobre “Incidente del 228: Una nota de contexto**”
Hola Iker, desde luego. Sborto, muchas gracias por tus palabras. Completamente de acuerdo también. Estas cosas no hacen más que dificultarnos las cosas. Mucho ánimo a todos y un abrazo 🙂