Sanya es una ciudad costera china perteneciente a la provincia de Hainan. Es, junto a Haikou, la capital, la ciudad más popular en la isla.
A pesar de ser una ciudad relativamente pequeña, Sanya tiene mucho que ofrecer. Da Dong Hai es la principal zona turística, así que contiene un gran número de tiendas y restaurantes occidentales. A tan sólo dos minutos se encuentra Times Costa, conocida por ser zona de bares y discotecas, tanto orientales como occidentales, al lado del puerto.
El puerto de Sanya, animado y bullicioso, es foco de ocio para turistas y lugareños. Por otra parte, es recomendable adentrarse en las callejuelas para visitar los salones de té y probar, entre otras bebidas típicas, sus famosos cafés con sabor a coco.
Por las noches, el mercado de Sanya se convierte en cita obligatoria para los más curiosos. En él se puede degustar marisco local o acudir a las numerosas tiendas que pueblan el lugar y que ofrecen desde artículos de uso común hasta rarezas varias como el cotizado licor de contrabando de Vietnam.
Para los adictos a la adrenalina, en Sanya se puede practicar deportes como el ciclismo (aunque, en general, la bici es un medio de transporte muy utilizado para desplazarse por la ciudad), surf, esquí acuático o vela, entre otros.
No obstante, si hay algo que caracteriza a Sanya son sus paisajes de cuento de hadas. Sanya tiene todo lo que podría esperarse y más de un paraíso tropical. De hecho, Sanya, que en chino significa ‘‘las tres Asias’’, es considerada como ‘‘el Hawaii Chino”.
Un clima muy cálido durante todo el año, increíbles playas de fina arena blanca, aguas cristalinas, palmeras cuyas sombras son el mejor refugio para las siestas más placenteras, y un sinfín de rincones de ensueño en los que perderse y que, literalmente, os dejarán sin habla dan fe de ello. El Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, llegó a decir de Sanya que es ‘‘un paraíso en la Tierra’’.
Asimismo, Sanya es por muchos conocida como ‘‘el fin del cielo y el océano’’. Es más, no sería de extrañar que en plena caminata por la playa hallaseis alguna roca con grandes letras rojas inscritas en ella y que vendrían a significar ‘‘Límite del cielo’’, entre otras rocas con diferentes inscripciones. Es la magia de Sanya; nunca sabes lo que te vas a encontrar.
Sanya figura entre los hábitats más saludables para el ser humano del planeta. Esto no es casualidad. Es una ciudad ecológica, con frondosos árboles y flores únicas que sumergen la ciudad en un mar de hermosa vegetación, como sacada del mejor de tus sueños.
Es importante señalar que los habitantes del lugar conviven respetuosamente con los elementos naturales que los rodean. A esta armonía entre el ser humano y la naturaleza se le rinde tributo en la Ceremonia de Longevidad que se celebra en la Montaña de Nanshan. Además, la ciudad cuenta con diez reservas naturales. Por mencionar una, podríamos hablar de la reserva de coral, que alberga bajo el mar una de las colecciones de coral más ricas y diversas de Oriente.
Podría seguir alabando muchas virtudes más de Sanya, como por ejemplo la magnificencia de la estatua de 108 metros de Guan Yin que hay cerca del Templo de Nanshan de Sanya, que a la postre es una de las estatuas más altas del mundo, pero es mejor que el resto lo descubráis vosotros mismos.
Muchos rincones recónditos e insólitos os esperan. La experiencia Sanya os cautivará y hechizará, tendréis un recuerdo inolvidable de vuestro paso por allí, y seguro que en un futuro querréis volver a sentir el aire fresco del lugar y sorprenderos nuevamente con las maravillas que os aguardan en cada esquina.
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CRCC Asia es una empresa internacional dedicada a la gestión de prácticas en China para estudiantes y graduados, así como cursos intensivos de chino mandarín. CRCC Asia ha sido galardonada con el Cathay Pacific China Business Award 2010 y el British Business ‘Entrepreneur of the year’ Award 2012.
Una idea sobre “Sanya, el paraíso en la tierra”
Buenos días,
Elizabeth lo que comentas es cierto, a veces me descubro diciendo cosas como «es que no lo entienden de verdad, es una maldita tontería hacerlo así». Y en ocasiones tengo razón, puede que en otras no, pero lo que sí que es cierto es que ellos son un billón de chinos y yo no voy a conseguir cambiar su forma de hacer las cosas, lo que no implica que me calle y deje de proponer mi forma de hacerlas por cabezona que soy, jaja, y yo también considero que si decidimos vivir aquí tenemos que lidiar con ello, sacar lo mejor de lo suyo y quedarnos con lo que creemos que es lo mejor de la nuestro.
Alejandro. A mí de los hospitales me cansan muchas más cosas. Como que esté hablando con el médico y en la misma sala tenga a cinco personas detrás hablando, esperando y a veces metiendo prisa, ya puede ser un cáncer o una gripe que lo tiene que escuchar media China. La falta de privacidad, eso también me cansa. No lo metí en la entrada porque esas cosas de «ansias» ya estaban mencionadas en las colas. Lo de los antibióticos no lo he vivido, cuando he tenido gripe con fiebre me han dado cosas bastante suaves «para mi gusto» y he sido yo quien me he tomado los antibióticos que me traje de España, pero eso ya es una elección personal.
Lo de convertirme en una persona no 文明 o civilizada no le tengo mucho miedo la verdad. En China me enfado cuando me tocan los cojones, pero en España también y mi madre no me ha dicho nada sobre mis modales en la mesa cuando volví la última vez así que creo que todo va bien. No soporto que se cuelen en las colas, eso es algo que tengo muy claro tanto aquí como en España. Puede que sea su cultura, pero no lo considero correcto y así lo hago saber. El otro día cogiendo ticket para una mesa en un restaurante parece ser que la pantalla táctil no funcionaba y no parábamos de calcarle pero nada, entonces se mete la de atrás a darle con el dedo, y ¡bam! funciona. La muy lista va y coge ticket para su mesa. En ese momento, cuando resignados seguíamos detrás de ella a la cola y estaba diciéndole a mi novio que en España esto no sería así, que lo normal por educación es que ella «dijera, mirad ya funciona, marcad y luego marcamos nosotros». Digo que lo educado sería eso pero tampoco te asegura que en España no te encuentres con un jeta que no opine lo mismo. En ese momento cuando estaba yo dando mi discurso sobre modales va otro y viendo que ya íbamos a marcar mete su mano en la pantalla. Entonces amablemente le aparté la mano y le dije, 对不起,我们先到了。Vamos, que estábamos nosotros antes. A la cajera del súper la sigo saludando y le sonrío como a cualquier cajera en España aunque me conteste el 10% de las veces. Pero de vez en cuando lo hace. Y estoy segura que se piensa esta laowai está pallá porque ella está acostumbrada a que nadie lo haga, pero oye, de vez en cuando cambia sus costumbres y lo hace. A eso me refiero con actitud. Y actitud implica no abandonar tu forma de ser, no pasar a ser no 文明 solo porque el entorno sea «hostil».
Lo de quedar bien es un tema que todavía estoy dándole vueltas porque leí ayer lo mismo en un comentario de Diego Quiñones y pensé ¿pero quedar bien con quién? Tú me dices quedar bien con los chinos pero la mayoría de los que leemos estos somos hispanohablantes, no creo que muchos chinos vean chinalati. No sé parece como que estamos creando dos equipos y a los que de verdad nos gusta esto somos los que queremos quedar bien y a los que no les gusta son los que dicen la verdad. Tampoco escribo pensando en lo que vaya a pensar la gente de Chinalati. Escribo pensando en mí y esas dos caras de la moneda son mi día a día. Yo en mi blog siempre he dicho lo que quiero y en las primeras entradas cuando contaba mi experiencia no me corté un pelo en explicar como era la empresa a la que entré a trabajar como profesora, porque quien lo lea se merece saber lo que hay y con lo que se puede encontrar. Y ahora digo lo que pienso porque para mí ahora es lo que hay. Hay días que la morriña me puede y pienso que no merece la pena vivir en el caos que es a veces esto y encima estando tan lejos, pero la mayor parte de los días me merece la pena porque por unas o por otras me gusta vivir aquí, sino tengo muy claro que me cogería un avión y me iría, viviría en un país más cerquita de toda mi familia a la que veo una o con suerte dos veces al año. No estoy para perder el tiempo. Yo creo que nadie que tenga la opción de volver vive mucho tiempo aquí si realmente no le gusta, ni aquí ni en ningún lugar. La ciudad yo creo que también influye mucho. Yo me he mudado de Tianjin a Hangzhou y el color del cielo, el lago y las montañas han mejorado mi calidad de vida. Pero es que es esto, como dice Elizabeth, nos pasa en China o en Tanzania, porque yo recuerdo muy bien pensar lo herméticos que me parecían los ingleses a la hora de relacionarse, y oye no están tan lejos.
Lo de que pitan. Oye, pitan compulsivamente. Pitan como locos y un día de estos al cruzar el paso de peatones me tiro encima del capó de un coche y hago una de esas denuncias de seguros que hacen ellos multimillonaria. A quién vamos a engañar, pitan y con ganas. Leí hace poco en el blog de Marta Mariño que se ve que para adelantar tienen que dar de luces por norma. Entonces mi explicación más lógica es que creo que se han confundido de botón. Es su forma de avisar y si no lo hacen es probable que afectara a la circulación, el de alante no se enterara y cambiara de carril mientras el de atrás se va metiendo. Y esto no lo digo por quedar bien con ellos, lo digo porque en ocasiones es eso, pitan como forma de aviso, y el otra 50% de las veces pues eso, se deben confundir de botón 😛