China quiere (más) fútbol

Faltan todavía algo más de dos horas para el partido y la marea verde ya inunda las calles colindantes al Estadio de los Trabajadores. La mayoría luce la camiseta o alguna otra prenda con los colores del equipo local. Son los fans del Beijing Guoan. Famosos por su pasión y perseverencia, llegan en cientos y ya están listos para el encuentro. Por otro lado, aquellos que se hayan apuntado a última hora no tendrán ningún problema para equiparse con lo necesario minutos antes de entrar al estadio. En cualquiera de los muchos puestos improvisados uno puede hacerse con una camiseta para la ocasión por tan solo cuatro euros. Conseguir una entrada tampoco será complicado, la venta oficial ha parado a las doce del mediodía pero la reventa nunca falla a su cita, tampoco en China.

Ya son la siete de la tarde y a no ser por ciertas escenas con aire local, podríamos estar en cualquier campo español un domingo de Liga. El ambiente antes del partido es frenético. Los asistentes apresuran sus últimas compras antes de entrar: principalmente refrescos tamaño XXL de colores imposibles y algo para picar. Otros más prevenidos apuran cerca de la zona de entrada su bol de fideos para llevar.

Los locales se enfrentan hoy a la vecina Hebei, cuyo equipo ocupa el segundo lugar del tablero en la Superliga china y va bastante por encima del Guoan, que lleva una temporada algo mediocre y se encuentra ahora en la octava posición. A pesar de no ser un partido destacado el campo está a rebosar, parece que no es casualidad que los fans de la capital tengan fama de ser los más numerosos y constantes. La asistencia media al Estadio en el año 2015 fue de 40.000 espectadores, el equivalente a las cifras alcanzadas por equipos como el Valencia en Mestalla o el propio Chelsea en Stamford Bridge. Cifras muy positivas teniendo en cuenta que la liga profesional china solo tiene veinte años de edad.

Gregorio Manzano, ex entrenador del Guoan y actual entrenador del Shanghai Shenhua, comparó en su blog la afición del equipo pekinés a la de los “Reds” de Liverpool y en una conferencia en el Instituto Cervantes llegó a mencionar que “La afición del Guoan es espectacular, uno tiene que ir al campo para saber lo que es.” A medida que transcurre el partido comprobamos que no le faltaba razón. La pasión y el optimismo de los fans del Guoan es inagotable. El primer gol del equipo contrario llega  en el minuto 45 pero los cánticos no cesan en ningún momento. Mientras tanto la riqueza del lenguaje se hace visible y se van escuchando insultos de lo más variopinto. Shabi, término que podría traducirse por nuestro tan socorrido gilipollas, es sin duda el más popular y repetido en las gradas verdigualdas. El segundo tanto llega tras el descanso, en el minuto 51. Sin embargo los aficionados no se vienen abajo y animan, cantan y gritan hasta que suena el pitido final.

Finaliza el partido y en el camino de vuelta a casa se puede ver a los fans repartidos por las terrazas de las barbacoas cercanas al campo, conocidas como chuanr en Pekín y una de las comidas callejeras más populares de la ciudad. Las botellas de cerveza local se amontonan junto a los palos vacíos de los pinchos que suelen ir cargados de carne de cordero, verduras o incluso pan. Algunos se animan a cantar el himno del equipo. Y así es como acaba un día más de partido en la ciudad.

Aunque a algunos puedan chocarle estas escenas en el país asiático, lo cierto es que el fútbol en China es ya una realidad. La Superliga china, aunque todavía con un largo camino por delante, es cada vez más competitiva y cada año se realizan más fichajes internacionales. Bajo el amparo del presidente Xi Jinping, el deporte rey está experimentando un crecimiento explosivo. Los sueños futbolísticos del mandatario incluyen objetivos a largo plazo tan ambiciosos como que el equipo nacional se clasifique para un Mundial, sea organizador del evento y finalmente, conseguir el título antes del 2050.

El fútbol base es uno de los principales objetivos del plan de reforma integral del balompié que fue lanzado por el partido el pasado 2015. El deporte es ahora materia obligatoria en las escuelas y el número de centros especializados tiene como objetivo pasar de los 5.000 en la actualidad a los 50.000 en 2025. Muchos han visto aquí una oportunidad de negocio y las escuelas de fútbol florecen por todo el país. Así lo hacen también ofertas de trabajo para entrenadores de fútbol extranjeros, principalmente para academias privadas y colegios. Al igual que en el caso de los profesores de inglés donde la gran demanda hace años hacía que los requisitos exigidos fueran muy pocos; en los inicios los requisitos para los técnicos eran poco menos que el pasaporte extranjero y saber dar patadas a un balón. No obstante, la situación ha ido cambiando y ahora el título oficial de entrenador es un requerimiento básico en la mayoría de empresas.

Los entrenadores españoles han sido de los primeros en subirse al carro, no son pocos los que ya están dando clases en colegios y academias por toda China. La calidad de nuestro fútbol conocida a nivel internacional y nuestra formación especializada son nuestra mejor tarjeta de visita. Hay oportunidades, aunque eso sí, de momento uno tiene que ir con pies de plomo. La inexperiencia de algunas de las empresas en este ámbito y/o con trabajadores extranjeros crea a veces situaciones complicadas o malentendidos.

Con la voluntad política y financiera de su lado, ¿qué nos deparará el fútbol chino?

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