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A la vanguardia del mundo
De la misma manera que después de la revolución industrial lo más importante era tener el control de los medios de producción (fábricas), durante la revolución digital lo más importante es controlar la información (datos). Por lo tanto, la tecnología moderna está convirtiendo el derecho a la privacidad y el derecho a controlar la información sobre nosotros mismos en un derecho fundamental.
Los chinos están a la vanguardia mundial en tecnología digital, lo que brinda a las autoridades la oportunidad de recopilar datos masivos sobre los ciudadanos. Las autoridades pueden registrar qué páginas de Internet visitas y qué reacciones emocionales tienes ante diversos datos. La vigilancia en el espacio público a través del reconocimiento facial y otras técnicas de seguimiento puede mapear simultáneamente los movimientos y la interacción social de todos.
Cuando esa recopilación masiva de datos sobre los ciudadanos se puede combinar y reunir mediante inteligencia artificial, también se puede utilizar para predecir el comportamiento futuro. Por lo que esto puede dar a las autoridades un mayor control sobre los ciudadanos.
La revolucionaria vigilancia digital de China
China aspira a convertirse en un líder mundial en innovación en tecnología digital e inteligencia artificial para 2030. Pero a diferencia de la UE y EE. UU., China tiene menos límites en la utilización de tecnología con fines de vigilancia. Desde China se antepone la seguridad a una mayor libertad. Por lo que el desarrollo y uso de China de la revolucionaria tecnología de vigilancia digital, desde el prisma occidental de los derechos humanos acarrea ciertos dilemas y problemas.
Las autoridades chinas han desarrollado todo tipo tecnologías de vigilancia como: detección de rostros, software espía en teléfonos móviles, rastreo GPS de todos los automóviles, etc. Además, los chinos utilizan plataformas integradas donde se recopilan y procesan todos los datos, es decir, una herramienta extremadamente eficaz para el control.
El gobierno chino utiliza tecnología avanzada para recopilar grandes cantidades de datos sobre los ciudadanos chinos con el fin de monitorear a la sociedad en su conjunto.
China está tratando de encontrar un equilibrio entre la protección de los individuos y su necesidad de control del gobierno.
Equilibrio entre protección del ciudadano y el régimen
Este otoño, las autoridades chinas propusieron 30 reglas para que Internet proteja a los ciudadanos de los «efectos nocivos», y una nueva regulación de los proveedores de servicios digitales en enero tiene como objetivo evitar el uso de falsificaciones, una tecnología que también puede frustrar el régimen de vigilancia. En China, la «protección de los ciudadanos» va de la mano con un control cada vez mayor de los detalles y la «protección del régimen».
Varios han señalado que los chinos siguen una línea similar a la europea. Aunque algunos creen que simplemente cara a la galería, para facilitar una cooperación tecnológica más estrecha con Europa a expensas de los Estados Unidos. Otros por su lado argumentan que los estándares europeos, son los que finalmente están empujando al gobierno chino en la dirección «correcta».
Los estados autoritarios explotan la recopilación de información por parte de los ciudadanos de formas distintas a las democracias, y existe una preocupación considerable sobre las oportunidades que la tecnología podría brindar al Partido Comunista Chino.
Exportación de la tecnología del control
En la carrera tecnológica global, China puede ofrecer tecnología de vigilancia a países donde los gobiernos tienen mucho capital, pero quizás con una legitimidad baja o en declive, como los estados del Golfo, donde la tecnología china se usa para crear nuevos asentamientos donde se monitorea cada centímetro.
Existen pocos mecanismos internacionales para frenar este tipo de exportaciones a día de hoy. La paradoja es que cuanto más estrictas son las normas que imponen los países occidentales sobre el uso y la exportación de tecnología de vigilancia, mejor parece ser el mercado para la tecnología china para tales fines. Es una situación similar con Estados Unidos y la venta de armas, u otro tipo de industrias.
En conclusión, está claro que hay muchos dilemas y visiones a plantearse en la nueva era de la información y de los datos en la que estamos entrando.