De China a Sudáfrica: la historia de Yipeng, una emprendedora nada convencional

Entro en Big Small Coffee, en Pekín, y miro el menú. Hago una pregunta al barista, y un minuto después aparece Yipeng para resolver mis dudas. No hace falta que nadie te lo diga: ella es la jefa. Se nota en su presencia y en cómo te clava la mirada mientras te atiende. A cualquier cosa que le pides te responde con energía «No problem» y se pone a trabajar. Yipeng es fácilmente una de las personas más interesantes y con más cosas que contar que he conocido en China.

Nací en 1984 en la provincia de Shandong. Soy la segunda de cuatro hermanos. Cuando iba a la escuela yo odiaba a mis profesores, y ellos me odiaban a mí. Nunca fui muy buena estudiante, pero desde joven me interesaba la economía y leía muchos libros sobre el tema. Dos años después de acabar el bachillerato, me fui a Ciudad del Cabo, en Sudáfrica. ¿Por qué a Sudáfrica? ¡Pues porque está lo suficientemente lejos!

Durante seis meses estudié inglés en una academia, y me hice muy amiga de una de mis profesoras. Todos mis compañeros de clase chinos pagaban a agentes para que les hicieran los trámites para entrar en la universidad. Yo no. De hecho, mientras viví allí nunca me junté con la comunidad china. Mi profesora me ayudó a prepararme para la entrevista, y ese año fui la única estudiante china en ser aceptada en mi universidad sin pagar a nadie. Así es como empecé a estudiar Economía.

Al principio tenía miedo en Ciudad del Cabo. Después de un mes y medio allí, unos chicos me robaron el móvil a punta de navaja en el centro de la ciudad. A partir de entonces empecé a relajarme. Pensé que ya me había pasado aquello que tanto temía, y comencé a salir más y a hacer excursiones por el país.

Fue en Sudáfrica donde entré en contacto con el rooibos. Allí hacen espresso con rooibos y rooibos latte. En 2013 fundé la marca de rooibos de sabores Smash a Cup, junto con la diseñadora gráfica Li Geng y Pang Yue.  Hoy en día vuelvo a Sudáfrica todos los años y distribuimos rooibos a 260 cafeterías y tiendas en varias ciudades de China, aunque nuestro objetivo es alcanzar los 1000 establecimientos. Desde que me licencié hasta ahora, no he trabajado para nadie, solo para mí misma.

Te voy a decir una cosa. Lo más importante en una cafetería no es el café, ni atraer a los clientes obsesionados con esta bebida. Lo más importante es que tu cafetería sea bonita y limpia y que el café sea barato. Los baristas y el ambiente que se cree en tu negocio también son clave. Si tu barista va de superior, acabará atrayendo clientes de ese estilo, que no van más que para hacerse selfies. Lo que yo intento es que en Big Small Coffee haya un buen ambiente sin ser exclusivo.

Como clienta que fui de Big Small Coffee las dos tardes que estuve allí, puedo confirmar que es un lugar con algo especial. Es de esas cafeterías en las que es facilísimo empezar a hablar con cualquiera que esté sentado a tu lado. Y si no te apetece hablar, lo más probable es que te quedes embobada mirando al barista Xiao Yang preparar un café con tanto amor y dedicación como si fuera una ceremonia religiosa.

El barista Xiao yang en acción, junto con mi Chaffogato de rooibos y helado de vainilla, y la tarta de nueces de pecán.

Esto es lo que yo sugiero a las cafeterías con las que colaboro: que bajen los precios, que se centren en la gente del barrio, que tengan algún tipo de programa de fidelidad para que los clientes se conviertan en habituales, y que trabajen en el diseño del local. Y también tienen que invertir. La gente me pregunta por qué he invertido tanto en un sitio tan pequeño, ¡pero es que si no lo hubiera hecho no hubiera conseguido que nadie se interesara por él! Abrí Big Small Coffee hace seis semanas, y de momento está teniendo bastante éxito, aunque no hemos llegado a mi objetivo todavía –para eso me he dado seis meses. Más adelante me gustaría abrir otro establecimiento.

Te digo otra cosa: haz negocios solo con gente a la que admiras. Esa gente no va a desaparecer como si nada, ni va a dejar el mundo de los negocios. El proceso de emprender me parece muy emocionante, pero no me gusta participar en la industria del café.

Tampoco voy mendigando ayuda a otros emprendedores, lo que hago es demostrarles por qué deberían colaborar conmigo. La verdad es que no soy una persona muy sociable. De hecho, no me gusta la gente.

He aprendido mucho haciendo negocios en China y he tenido incluso que establecer relaciones con funcionarios del gobierno. Pero sin duda lo que más me ha ayudado han sido los contactos que tengo en Sudáfrica. Cuando comencé a importar rooibos aprendí a relacionarme tanto con los agricultores afrikaaners como con la comunidad negra de Johannesburgo. No para usarles o aprovecharme de ellos, sino porque para mí es importante participar en la comunidad local.

Además, yo creo que los empresarios deben ser personas justas y decentes. Recuerdo que cuando vivía en Ciudad del Cabo la comunidad china de allí hablaba de los negros como si ellos fueran blancos. Vivían en Sudáfrica como si todavía estuvieran en China. Muchos chinos se piensan que con dinero pueden comprar cualquier cosa. Yo no.

Big Small Coffee abre todos los días de 8 a 20, y se encuentra en el número 78 de Xiang’er Hutong, Dongcheng District, muy cerca de la parada de metro Beixinqiao. Tienen café a muy buen precio y varias bebidas hechas con rooibos, como el Chappuchino o el Chaffogato -un espresso de rooibos con helado de vainilla-, que está delicioso. Además, sirven tres tartas diferentes y varios tipos de galletas. Si llegas y no hay asientos libres adentro, puedes tomarte algo en la mesita de afuera o incluso sentarte en los escalones y mirar a la gente pasar. Yo ya tengo ganas de volver.

Puedes ver el post original en http://mujersilvestre.com, blog sobre entrevistas a mujeres singulares.

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