De cómo los chinos pasan su tiempo libre

En la antigüedad, los sabios chinos tuvieron la originalidad de crear y emplear por primera vez la palabra “ocio” -en chino xiuxian, formado por los caracteres 休 (xiu, primer tono), compuesto a su vez por los radicales 人 ren (persona) y 木 mu (madera), queriendo decir literalmente personas descansando junto a los árboles; y 闲 (xian, segundo tono), compuesto por los radicales 门 men (puerta) y 月 yue (luna)-. La imagen de la luna en el hogar simboliza el encuentro familiar y también los momentos de meditación en soledad. Para los chinos, habituados a sobrevivir mediante el duro trabajo, la palabra ocio únicamente se encontraba en el diccionario. Sólo recientemente la gente empieza a disfrutarlo de verdad y da un significado totalmente nuevo a ese concepto que también significa tradicionalmente “barbecho”.

Sin tiempo libre, ni hablar de descanso
En 1995, los chinos se despidieron del domingo como único día de descanso semanal, a cambio recibieron dos días de descanso a la semana. En 1999, el gobierno creó un sistema de vacaciones nacionales que duraba siete días consecutivos -llamados Semana de Oro y había tres repartidas en todo el año: la Fiesta de la Primavera (enero-febrero), el Día de los Trabajadores (el 1 de mayo) y el Día Nacional de China (el 1 de octubre)-. En 2008, China realizó un nuevo cambio a este sistema que ya llevaba en marcha casi 10 años, así el Gobierno decidió cancelar las vacaciones del Día de los Trabajadores, con lo que en lugar de disfrutar de tres semanas de descanso laboral al año, han pasado a dos, más cinco días festivos tradicionales denominados Pequeñas Largas Vacaciones, así tenemos el Día de Todos los Santos, el Festival del Dragón, el Festival de la Luna, el Año Nuevo y el Día de los Trabajadores. De este modo, a partir del 1 de enero de 2008, el sistema de vacaciones pagadas se formalizó definitivamente. En la actualidad, las vacaciones pagadas al año superan los 110 días, lo que quiere decir que los ciudadanos pueden disfrutar de casi un tercio del año en vacaciones.

La pregunta que nos hacemos ahora es: sin tiempo libre, ¿podemos hablar de descanso? Desde descansar sólo un día a la semana hasta los dos días de descanso semanal; desde el sistema de semana de oro hasta las vacaciones pagadas, la norma para las vacaciones está cada vez más desarrollada y el disfrute del tiempo libre también se convierte en un tema habitual entre los chinos.

Lao Zhang, trabajador gubernamental de mediana edad, se emociona al hablar sobre el sistema de vacaciones actual: “antes sólo descansábamos un día a la semana, mi mujer y yo no nos atrevíamos a dormir mucho ya que teníamos que enfrentarnos a las tareas domésticas que estaban por hacer, como lavar la ropa de toda una semana, recoger la casa, cuidar al niño, hacer las compras, visitar a nuestros padres, etc. En realidad, los domingos estábamos mucho más ocupados que los días laborales. Ahora la situación está mucho mejor, pues tenemos tiempo libre los fines de semana, puedo jugar al ajedrez con mis amigos, mi mujer va al gimnasio, bebemos té en la terraza en compañía familiar e, incluso, tomamos el sol un ratito. Cuando nos toca alguna de las pequeñas largas vacaciones o alguna Semana de Oro, quedamos con los amigos para realizar alguna excursión en coche fuera de la ciudad”.

John es un americano afincado en China. Ahora se conmueve al recordar cómo era el país a principios de los años 90 y qué sentía cuando tomaba un avión: “cuando aterrizabas por la noche, a través de la ventana, solamente se podía ver iluminación en las grandes ciudades como Guangzhou, Shanghai o Beijing. Sin embargo, ahora en China, en la mayoría de las ciudades medianas o grandes se pueden ver los brillos de las luces de neón. En las calles de cada ciudad hay restaurantes, tiendas, bares o karaokes que abren las 24 horas del día”.


No sólo tiempo libre, también dinero
A principio de los años 90, se hizo muy popular la canción Quiero ir a Guilin. Una de sus estrofas decía: Quiero ir a Guilin, pero cuando tengo dinero, no tengo tiempo, quiero ir a Guilin, sin embargo, cuando tengo tiempo no tengo dinero. Esta canción expresó el sentimiento de mucha gente, es decir, tener a la vez tiempo libre y dinero son dos cosas esenciales cuando se quiere disfrutar del ocio.

A medida que la economía de China crece, sus habitantes tienen más poder adquisitivo, con lo que ahora no sólo tienen tiempo libre para sus vacaciones, sino que también gozan de una mejor base económica. Según las estadísticas, a finales de 2009 el Producto Interior Bruto (PIB) de los chinos alcanzó los 3.603 dólares anuales –es decir, unos 300 dólares mensuales-, o lo que es lo mismo, cuatro veces más que el que había en 1999. Según diversos estudios, cuando el PIB de una persona alcanza los mil dólares, se tiene la necesidad de disfrutar además de cierto ocio. Así, los chinos han pasado de una época en la que se saludaban mutuamente con un “¿Qué has comido?”, al “¿A dónde vas a viajar?” actual.

Deng Hao es director gerente de una empresa de inversión extranjera, viajar por trabajo es su rutina habitual, siempre bromea consigo mismo con que es un trapecista volador, pues va de avión en avión. Pero cuando le toca tomarse sus deseadas vacaciones viaja con toda su familia por el extranjero o busca destinos exóticos dependiendo de la época del año. Durante las cuatro estaciones su familia disfruta de las vacaciones y de la comodidad en primavera, del cálido viento en verano, cogen frutas deliciosas en otoño y ven la nieve en invierno. Deng Hao dice “cuando estoy en momentos como éste, siento que merece la pena trabajar tanto”.

Aunque la situación de Deng Hao se puede considerar privilegiada, pues sólo una pequeña élite del país puede gozar de ese estatus, viajar se ha convertido en una necesitad normal para la gente corriente, con lo que ya no es sólo en un privilegio de unos pocos. Según la Guía del Ocio de China de 2010 en todo 2009, los ciudadanos chinos se gastaron 1,7 millones de dólares en diversión y entretenimiento, es decir, supone el 13,56% del total de las ventas al por menor de los bienes de consumo sociales. El valor de los viajes fuera del país alcanzó los 48.000 millones de dólares y se estima que para 2010 la cantidad de personas que viajen fuera del país alcanzará los 54 millones.

Invitar a la gente a sudar, sale más rentable que invitarles a comer
A medida que se desarrolla la economía, la gente que buscaba únicamente satisfacer sus necesidades alimenticias y que constituía la clase media ha pasado ahora a preocuparse además por cómo organizar su tiempo de ocio, así salen a comer a restaurantes y se divierten con sus amistades sin dejar de lado otros aspectos importantes como la salud. De este modo, los gimnasios y clubs privados comienzan a florecer en las grandes ciudades chinas. Muchos profesionales y trabajadores liberales eligen acudir semanalmente al gimnasio o correr al aire libre. Hay cursos sobre cosechas ecológicas en granjas escuelas, sobre pesca, se puede participar en un taller sobre medicina oriental, etc., con lo que poco a poco el estilo de vida rural se ha convertido en las nuevas actividades favoritas del público ocioso.

He Qi es una joven secretaria de una empresa extranjera ubicada en Shanghai, normalmente trabaja en un espacio cerrado y se pasa todo el día frente al ordenador redactando informes. Tiene más de 30 años y debido a su trabajo monótono y al estrés, su salud ha empeorado. Así que para remediarlo se ha aficionado al yoga y al gimnasio, donde acude con sus amigos. Acompañada con una música relajante, mueve su cuerpo suavemente y con cada respiración siente una brisa espiritual en su vida. Eso es lo que quiere decir la frase “invitar a la gente a sudar, sale más rentable que invitarles a comer”.

Con el anterior sistema, durante las llamadas Semanas de Oro se colapsaban los supermercados y los centros comerciales, las tiendas hacían rebajas y la gente no sabían cómo pasar las vacaciones si no era comprando desenfrenadamente, su afán parecía ser únicamente gastar dinero.
Al igual que He Qi, la señora Xuan de Beijing también está cansada de la vida en las ciudades de hormigón. Cada fin de semana sale al campo con su marido y con un cubo, una pala y algunas semillas para cultivar una pequeña tierra que poseen en el campo. “Aprovechamos las vacaciones y los fines de semana para plantar en el terreno diversas verduras, así no sólo nos acercamos a la naturaleza si no que también comemos más sano”, nos dijo la señora Xuan. “Dentro de poco cosecharemos calabazas, lechugas y tomates plantados por nosotros mismos y se los regalaremos a nuestros parientes y amigos”, concluyó orgullosa la señora.

Observamos pues que el tiempo de ocio ocupa ahora cada vez más tiempo en la vida de los ciudadanos chinos. Con el anterior sistema, durante las llamadas Semanas de Oro se colapsaban los supermercados y los centros comerciales, las tiendas hacían rebajas y la gente no sabían cómo pasar las vacaciones si no era comprando desenfrenadamente, su afán parecía ser únicamente gastar dinero. Ahora es diferente, un montón de bibliotecas, museos, galerías de arte y espacios públicos han aparecido recientemente como setas tras la lluvia. En un fin de semana en Beijing, se puede ver a mucha gente leyendo libros en la librería de Xidan o viendo una obra en el Teatro Nacional o en las puertas de los museos con entrada libre haciendo largas colas. Las teterías, los bares con exposiciones itinerantes de cerámicas u otros objetos o las casas de lectura se han convertido en un nuevo remedio para el ocio de los chinos modernos. Cuando anochece, especialmente los fines de semana, los puestos de ocio iluminados forman el nuevo paisaje romántico de la ciudad.

Desde bosquejos en blanco y negro hasta pinturas coloridas
A principios de los años 90, las formas de entretenimiento y ocio de los chinos eran simples y aburridas, pues la mayoría de ellos pasaba los fines de semana viendo la tele, jugando a las cartas o paseando por el parque.

Podemos afirmar pues que el ocio en los años 90 no era más que un bosquejo en blanco y negro, mientras que ahora es más bien como una pintura colorida pintada con los colores nuevos de la época actual. En las ciudades chinas, hay muchas formas de entretenimiento para elegir, desde clubs tipo karaoke o salones para jugar al majiang, pasando por bares o discotecas. Así se ha pasado de una etapa en la que no había cultura del ocio y se iba o se hacía donde iba o lo que hacía el vecino, ha elegir y programar las vacaciones de forma más reflexiva. Ya no sólo se realizan viajes organizados -durmiendo en el propio autobús y sacando fotos deprisa y corriendo-, ahora se realizan viajes con el propio coche, excursiones alternativas, escapadas a lugares exóticos, etc. La gente empieza a sentir la satisfacción y la alegría de disfrutar por primera vez de una nueva forma de ocio y diversión.

Planificar las vacaciones no es ya sólo un asunto de viajes y economía
El profesor del departamento de sociología de la Universidad de Beijing, Xia Luan, dice que si uno “no se planifica bien su tiempo libre, lo único que hace es gastar dinero sin ton ni son y bajar bruscamente el nivel de felicidad. El objeto final del ocio es subir la calidad de la vida y la felicidad”.

Xiao Ya, nació en la década de los 80. Desde que se casó vive con su marido en la zona Beiwuhuan de Beijing –al norte del quinto anillo de circunvalación-. Cuando tienen vacaciones preparan postres y frutas y visitan a su abuela materna de ochenta y tantos años y que vive en una casa tradicional. Para la abuela, que goza de buena salud, la ocasión es un día muy bonito, pues aprovechan para reunirse toda la familia, en total más de diez personas. La noche anterior, la abuela materna prepara una olla de manitas de cerdo, carne estofada y vísceras y cuando todos se marchan a sus casas reparte el guiso en contenedores de comida para llevárselos a la ciudad. Xiao Ya le comentó en una ocasión a su abuela que ahora los jóvenes chinos están sobrealimentados y ya no comen tanto pescado ni carne, sino que verduras y otras cosas ligeras para adelgazar. A la señora octogenaria le parece algo un tanto extraño.

No importa cuánto cambien las costumbres de los nuevos chinos, para ellos la familia sigue siendo una parte importante de la vida y ahora también del tiempo ocioso. Ahora en Beijing, hay menos familias en las que conviven juntas varias generaciones, aunque aún se nota la cultura tradicional milenaria y la esperanza de reunir a toda la familia permanece todavía en el corazón de la gente china. No importa cuánto cambien las costumbres de los nuevos chinos, para ellos la familia sigue siendo una parte importante de la vida y ahora también del tiempo ocioso.

El filósofo Russell dijo en una ocasión que el tiempo libre es “esencial para la civilización”. Desarrollar el ocio, en realidad es aumentar el capital de una persona, una raza y un país. Las formas del ocio de los chinos cada vez son más variadas, no sólo revela que la diversión y el entretenimiento ocioso de los chinos van madurando, sino también refleja la comprensión multicultural de la gente sobre la felicidad.

Reportaje de
Tu Yuanyuan
屠芫芫

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