El futuro de China: ¿dominación global o implosión inminente? Parte II

“Tiānxià presenta una nueva hegemonía donde el sistema de gobierno jerárquico de la China imperial se actualiza para el siglo XXI”

William Callahan

 

El mes pasado dejábamos por iniciar un acercamiento un poco más profundo al contenido de dos conceptos que de algún modo agrupan visiones opuestas sobre el papel de China –actual y futuro- en la arena internacional: 天下(tiānxià, todo bajo el cielo, en su versión más ‘militante’ ) y 中國和平發展 (Zhōngguó hépíng fāzhǎn, desarrollo pacífico de China).

El asunto no es irrelevante dado el escrutinio con el que ha de convivir China cada vez que adopta una nueva decisión en diversos asuntos. Y con ‘decisión’ me refiero a cualquier acción de impacto global –es decir, casi todas- que el gigante chino decide acometer: ya sea el impulso a la creación del Banco Asiático de Inversión e Infraestructuras (AIIB), el aumento del presupuesto anual de defensa, el intento de compra de alguna gran compañía occidental o su postura frente a los diversos tratados ‘megarregionales’ que están actualmente en negociación, todo es susceptible de ser analizado bajo la premisa de que China está implementando una estrategia que conduce, nada más y nada menos, hacia la sustitución de EEUU como única superpotencia y hacia la superación de un mundo globalizado en torno a valores occidentales.

Para ser justos habrá que decir que existen voces dentro de China, que no proceden exactamente del estamento gubernamental pero que se acercan bastante a él, que defienden sin doblez la necesidad de que China aproveche el momento histórico actual –que quizá no vuelva- para alcanzar tal objetivo, dotándose de los instrumentos necesarios para que se materialice el tan anhelado tiānxià.

¿En qué consiste esta visión agresiva de ‘todo bajo el cielo’? Precisamente en aquello que temen los enemigos más enconados de la nueva pujanza china: un orden mundial en el que poblaciones con diferentes biografías culturales y regionales quedarían bajo la autoridad de un solo gobernante. En el mejor de los casos, es una receta alternativa al capitalismo global, una propuesta post-hegemónica intrínsecamente china. En el ‘peor’, una hoja de ruta de competición por el liderazgo mundial.

A nivel teórico, esta discusión está fuertemente influida por el libro publicado en 2005 por Zhao Tingyang, The Tianxia System: A Philosophy for the World Institution (天下体系:世界制度哲学导论), donde realiza una revisión del antiguo concepto para elaborar una aportación original a la teoría de las relaciones internacionales, monopolizada por el pensamiento occidental. Este autor defiende que dicha revisión no supone per se una apuesta por un papel hegemónico para China, sino que se trata más bien de un impulso a un sistema inclusivo que superar la limitación del estado-nación propia de la tradición anglo-europea, para centrarse en las características de un auténtico sistema-mundo.

Según Zhao, tiānxià puede entenderse en tres niveles distintos: geográfico (todo el mundo),psicológico (como decisión de los pueblos) y político (marcado por una institución global que asegure el orden). Este último punto crea nerviosismo en los analistas que intentan entender qué espera China de sí misma en el futuro próximo, pero Zhao asegura que en su visión detiānxià no hay lugar para el ‘aroma imperialista’ que el concepto desprende a partir de la unificación de China en el 221 a. C.

No lo tiene tan claro William Callahan, quien señala la posibilidad de que Zhao no haya comprendido en profundidad las características e implicaciones de tiānxià. De manera bastante directa, Callahan afirma que “más que una guía hacia un orden mundial post-hegemónico, tiānxià presenta una nueva hegemonía donde el sistema de gobierno jerárquico de la China imperial se actualiza para el siglo XXI”. Según el razonamiento de este autor, Zhao llega a una conclusión errónea al afirmar la validez de su teoría como método pacífico y alternativo al ordenamiento global existente, dado que en realidad el sistema resultante de la aplicación consciente de tiānxià no se materializa mediante la aceptación voluntaria de los pueblos, sino a través de la conversión forzosa.

En cualquier caso, el problema real estriba no tanto en quién tiene razón en este dilema filosófico, sino en quién se apropia de los conceptos en disputa y con qué intereses. De este modo, otro autor occidental, Martin Jacques, afirma en su libro When China Rules the World(2012) que un mundo en el que China sea la única superpotencia probablemente se parecerá mucho al sistema imperial de Estados tributarios organizado bajo tiānxià, en el que dichos Estados aceptan el predominio chino para así poder beneficiarse de las relaciones comerciales con el gigante asiático.

En la entrada del mes que viene repasaremos el significado de中國和平發展 (Zhōngguó hépíngfāzhǎn, desarrollo pacífico de China), el eslogan favorito del Partido Comunista de China (PCCh) para orientar la inserción internacional del país, que además se utiliza para resaltar una serie de ideas ‘programáticas’  –China como país en vía de desarrollo, pacifismo, carácter eminentemente económico- destinadas a desterrar los temores derivados del empuje chino.

PARA SABER MÁS:

  • Callahan, W.; Chinese Visions of World Order: Post-hegemonic or a New Hegemony?

http://williamacallahan.com/wp-content/uploads/2010/10/Callahan-TX-ISR-08.pdf

  • Jacques, M.: When China Rules the World, the end of the western world and the birth of a new global order.
  • Zhang, F.; The Tianxia System:World Order in a Chinese Utopia

http://www.chinaheritagequarterly.org/tien-hsia.php?searchterm=021_utopia.inc&issue=021

  • Zhao, T.: The Tianxia System: A Philosophy for the World Institution. Nanjing: Jiangsu Jiaoyu Chubanshe, 2005.

*Este post fue publicado originalmente en la sección Ideas en Yuanfang Magazine

Autor: Carlos Blanco

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