Hablando chino malandrín

No todos los laowais somos iguales. Sí, casi todos los que estamos aquí hablamos inglés, pero no todos lo tenemos como lengua materna y más importante aún, muchos de los que hablamos chino lo empezamos a mezclar después de un tiempo con nuestros propios idiomas. Así que en esta ocasión, quiero proponer que se le dé la misma importancia al Espachino que la que se le da, por ejemplo, al Chinglish (中国式英语, Zhōngguó shì yīngyǔ).

Todos los idiomas se prestan palabras entre sí. La pizza, el sushi y el restaurant son palabras que han cruzado fronteras y se han hecho parte de otros idiomas. Así que ¿porqué no echar una mirada a lo que estamos haciendo los hispanohablantes con el chino?

Primero que nada, lo más sencillo de asimilar de otro idioma —dejando de lado los nombres de lugares— son los nombres de la comida. Todos los extranjeros hacemos esto y usamos los nombres chinos de las comidas cuando estamos hablando en nuestro idioma. En nuestros propios países, decimos chop suei (杂碎, zásuì) y chou mein (炒面, chǎomiàn) porque son las pronunciaciones que aprendimos de los chinos del sur, quienes fueron los primeros en llevar esos platos a América. Pero los que hablamos español en China, nos referimos a la chiétse, el yaotse, el báotse, el mifán, el chaomién y desde luego las píyous (茄子, qiézi; berenjena — 饺子, jiǎozi; ravioles — 包子, bāozi; panecillos — 米饭, mǐfàn; arroz — 炒面, chǎomiàn; fideos fritos — 啤酒, píjiǔ; cerveza).

Pero más allá de la comida, que es bastante obvio, nos referimos a cosas como el contiáo (空调, kòngtiáo). De hecho, la mayoría de los hispanohablantes que conozco y hablan chino, prefieren decir “contiáo” que “aire acondicionado”. Supongo que nos empieza a gustar la economía de sílabas.

A las personas también las hemos “españolizado” y hablamos con frecuencia de la laoshí, el shifu, la ayi y la siaoyé (老师, lǎoshī; maestro — 师傅, shīfù; término de respeto — 阿姨, āyí; tía ó ayudante doméstica — 小姐, xiǎojiě; señorita ó mesera); y yendo un poco más lejos en la adaptación, hablamos bien de nuestro fantón o fantona (房东, fángdōng; rentero) que nos cobra poco de renta, o bien nos quejamos de la fuguyuana (服务员, fúwùyuán; dependiente) que no nos atiende rápido.

Quizá los ejemplos más graciosos que he visto son el uso de las frases “vamos a chifanear”, y “te voy a mafanear”, que son las adaptaciones de comer (吃饭, chīfàn) y de molestar (麻烦你, máfan nǐ ) pero ya con la terminación verbal del español.

Sin embargo, lo más curioso me parece que no son estas adaptaciones de palabras, sino adaptaciones de estructura e incluso de pensamiento: a veces cuando voy a México, me sorprendo terminando una pregunta con un “¿Sí o no?” al final (对不对, duì bùduì), algo que no hacía antes.

Lo más extremo de todo es que yo mismo he realizado este diálogo, que tantas veces tuve que corregir a mis alumnos chinos:

Amigo: ¿Has ido a Brasil?

Yo: No.

Amigo: ¿Ah, no?

Yo: Sí.

Amigo: ?

Por supuesto, mi segunda respuesta en español debería de ser “No” de nuevo, pero en chino la respuesta es “Así es” (是, shì).

Quizá todavía falten años para empezar a oír en China un 中国式西语 (Zhōngguó shì xī yǔ) ó español sinizado, pero nosotros sí estamos haciendo nuestra parte. Espero que nos encontremos a mitad del camino.

Deja un comentario

4 ideas sobre “Hablando chino malandrín”