I want to help you: Como «perder la cara» en China

Hoy hice algo de lo que no estoy nada orgulloso.

Pero vamos a empezar a partir de esta mañana

Siendo el único blogger sin una conexión a Internet a menudo paso los días en busca de un bar o un restaurante con conexión wifi. Hoy a pesar de que esta diluviando, decido ir a Starbucks e invertir en un Tall American coffee (un café aguado) para mí y una pedazo de pastel de chocolate para Feng, mi novia, a cambio de una hora de conexión a Internet.

Enciendo el ordenador y abro Google Chrome. Espero ver como aparece la página de Starbucks pidiendome el número de teléfono para darme la sagrada contraseña con la que podré acceder al world wide web. He aquí lo que me sale:

«Shit» reacciono con clase.

«Tal vez tu antena no funciona bien,» sugiere Feng.

«Ayer funcionaba perfectamente.»

«Sorry, Internet está funcionando? «pregunto al chino que trastea en una esquina con su MacBook.

«Yes,» responde él, me fijo que tiene la cabeza pelada y manos desproporcionadamente grandes en comparación con el cuerpo casi esquelético. Sin ánimo de ofender, pero parece Eega Beeva.

Será culpa de mi ordenador, concluyo. Paso los diez minutos siguientes intentando resolver el problema: compruebo la dirección IP, reinicio el equipo, verifico el DSN, reinicio de nuevo. Golpeo con los puños el teclado y casi me hecho el café por encima. Pero nada cambia.

Trato de convencerme de que no importa, después de todo, es sólo Internet. Además estamos en China, donde todo es siempre así de difícil … pero no puedo. Me enfado de todas formas.

Hace más de un año que lucho mi batalla personal contra el Internet chino. Me gustaría hacer una búsqueda en Google y obtener una respuesta, revisar mi correo electrónico, cargar mis fotos en el blog en un tiempo razonable. Estoy cansado. Y no soy precisamente una persona racional, especialmente cuando llueve.

«Tal vez no funciona así», dice Feng.

«Son cinco años que me conecto a Internet en el Starbucks. Sé cómo se hace…»

Ayudamos al diablo blanco

Feng se acerca a Eega Beeva y le pregunta cómo ha hecho para conectarse a Internet. Se levanta y se mueve lentamente hacia mí. Sonríe, se ve que quiere ayudarme. No estoy muy contento. Conozco bien la clásica situación en el que un chino bienintencionado te intenta ayudar y termina empeorando las cosas.

Quiero decir, ¿Quién es este tipo? El rey de Starbucks? Si logra conectarse a Internet, yo también debería ser capaz. Después de todo, me he pedido un Tall American coffee!

Sólo para no ofender a Feng dejo que nuestro nuevo amigo intente solucionar el problema. Coge el ratón, se desconecta de la red de Starbucks y tratar de conectarse con el servicio inalámbrico de China Mobile . Obviamente esto no funciona, China Mobile ofrece un servicio de pago. Entonces me dice:

«La conexión de Starbucks no funciona, así que estoy utilizando mi cuenta de China Mobile. Si tienes una suscripción puedes utilizarlo tú también.»

«Sí, pero siendo ya capaz de tener acceso a una conexión crees que me vendría a Starbucks? Este lugar sólo esta bien por internet y para ligar,» Pienso al mismo tiempo que respondo:

«Whatever.»

Voy a la caja y le pido a la empleada:

«Hey ni hao, ¿Funciona Internet?»

«No, I’m sorry,» me dice ella. Me voy sin responder. Apago mi portátil y, mientras Eega Beeva me mira asombrado, le digo Feng:

«Vámonos.»

Apenas fuera del local, ella exclama:

«Esta no es la manera de tratar a la gente, sólo estaba tratando de ayudarte!»

«Le pregunté si Internet estaba funcionando y él me ha dicho que sí, haciéndome perder diez minutos en intentar hacer funcionar algo que, obviamente, no funciona. Me hace pensar en todos aquellos chinos que, cuando se les pregunta dónde está la estación, responden, gira a la izquierda y camina hasta el tercer semáforo, incluso si no tienen ni idea de dónde te están enviando. Lo hacen para no «perder la cara», pero en realidad les importa un comino si encuentro la estación o me pierdo en el bosque. Odio esta actitud prefiero que me ignoren.»

«Él sólo estaba tratando de ayudar!»

«No, si realmente quería ayudarnos nos hubiera avisado de que el Internet no funcionaba.»

«En cualquier caso, ha sido amable con nosotros.»

«Sí, siempre son amables.» No es tu culpa, es sólo que a veces China me vuelve loco. «La tomo de la mano y nos dirigimos hacia la próximo Starbucks, tres cuadras más adelante.

Los infinitos matices de la cultura de la cara

Ya he tratado el problema de la «cara» en un artículo anterior, Cuando un chino te hace quedar en evidencia (perder la cara). En este artículo cuento como, debido al exceso de alcohol, una de los peces gordos en la empresa que trabajaba insulta públicamente a Italia en una cena oficial. Nada serio, sólo me dice que nos hemos vuelto pobres y nadie quiere oír hablar más del euro.

El problema era que estaba gritando y después de sus palabras se hizo el silencio en la sala: De acuerdo con el código de China el jefe me había hecho perder la cara y había arruinado la armonía de la noche. Entonces, estuvo más o menos obligado a sentarse en mi mesa durante unos minutos y charlar amigablemente conmigo para «devolverme» la cara que me había hecho perder.

Hoy en Starbucks fui testigo de otra faceta del mismo problema. Los chinos odian decir «NO», sobre todo cuando se trata de reconocer que «no saben.» Por lo tanto, prefieren la mentira, a fin de preservar las apariencias o mantener la armonía.

Sí, estoy generalizando y no, no estoy diciendo que los chinos son los «malos». Esto es simplemente la forma que son, indirectos.

Por ejemplo, si invitas a un amigo chino a cena y él está ocupado o no tiene ganas de ir, en vez de responder, «No, no puedo,» te dirá, «Tal vez, lo hablamos más adelante.»

O, si pides el número de teléfono a una chica china, probablemente te lo dará (a menos que no empieces a sudar como un cerdo). Tal vez ella no tiene ninguna intención de verte otra vez o responder a tus llamadas, pero eso es otra historia.

Ya sea tu amigo o la chica que te gusta, esperan que entiendas que no tienen ganas de verte y entonces no retomarás el tema en el futuro. De este modo, no deben negarse abiertamente y así “salvar su cara”.

Del mismo modo, si pides indicaciones a un transeúnte, no te sorprendas si responde de «girar a la izquierda», a pesar de no tener ni idea de dónde está el lugar donde quieres ir.

Esta no es la forma en que la que yo me comportaría, pero tengo que aceptar que esto también es China.

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