La Fiesta de los Mooncakes

Que se me acuse de frívolo e insensible con mucha razón pero las historias explicativas de porque los chinos celebran sus festivales me suenan monótonas. Siempre son leyendas místicas de alguna tragedia, una diosa, un guerrero y finalmente una buena razón para comer mucho y festejar.

En esta época toca el turno de la festividad de  “La luna” o del “medio otoño” que está relacionada con la leyenda de la diosa inmortal Chang E pero fundamentalmente y como en tantas culturas con los meses de la fertilidad en los vínculos ancestrales que tienen todos los pueblos con sus tradiciones rurales. Pero más que sus orígenes la celebración es famosa por los Pasteles de Luna al punto que  se la conoce popularmente también como la fiesta de los mooncakes.

Estos dulces son como unos medallones del tamaño de un alfajor siempre adornados en su superficie por figuras geométricas o caracteres en sobre relieve. Están hechos en su base de harina de trigo y arroz mezclados con especies, pero sin dudas lo que los distingue es su relleno. En la mayor parte de los casos es una contundente y majestuosa yema de huevo, pero también pueden ser porotos u otros.

La tradición ordena que en esta época la gente se regale pasteles de luna. Por tanto por todo china las panificadoras se ponen a preparar miles de trillones de estos alimentos. Y como es un regalo el envase es clave, vienen en cajitas de papel, madera o metal bellamente decoradas.  El envoltorio del regalo es más importante que su contenido. Obviamente entre más fina la elaboración y marca de estos más sofisticado y llamativo su envoltorio.

Pero vamos a lo importante. ¿Que tal es el sabor del Mooncake? No se lo digan a los chinos pero son rarísimos.  Cuando se paga el noviciado de probarlos se experimenta la extraña  sensación de masticar un biscocho compacto coronado con la sorpresiva aparición de la yema cruda. Y los que son de porotos o frijoles no mejoran la cosa. Seguro que algún western por ahí adora devorarse sus deliciosos pasteles del festival de otoño. Yo sólo hablo por la inmensa mayoría del sindicato de mis conocidos a los que no nos tienta este producto. Pero claro nada más subjetivo y debatible que los gustos.

Como siempre los chinos son muy orgullosos de sus tradiciones culinarias  y te envían los mooncakes de regalo como una muestra de cariño y respeto. Incluso muchas veces se toman la molestia de entregarlos en persona.  Así es como los que trabajamos en China recibimos en esta  época cantidades de dicho presente de nuestros proveedores y contactos comerciales. Entre más contactos se tengan en este país y más influyente se sea más cajas de pastelillos acumulas. Por ejemplo cuando llegue el año pasado a penas me mandaron dos cajas este año fueron siete, no está mal. Pero mis amigos que dirigen empresas grandes acopian más de 50 cajotas. O sea, se puede hacer un ranking y estadísticas de éxito comercial en relación al factor “Pastel de la Luna”.  A mi todo esto después del par de años que vivo acá se me hace muy simpático.

El fin de semana pasado nuestro amigo Argentino Ignacio nerviosamente nos trajo de regalo una cajita de Mooncackes. Yo lo quede mirando extrañado, pues él sabe como yo sé de él que jamás lo íbamos a comer. Pero luego comprendí su desesperación, el servicio express de correo chino no paraba de hacer sonar el citófono plagando su departamento de cajas y cajas de estos dulces.

En fin los más felices en todo esto son los trabajadores chinos que laburan en empresas dirigidas por Laowais porque se llevan en forma gratuita y heredada grandes cantidades de Mooncakes de gran calidad y precio y a ellos si les gusta y mucho.

Así que si tiene un chino amigo en Latinoamérica y viene la pascua de resurrección regálele unos cuantos huevos de chocolates para que vivan una experiencia parecida a nosotros con su festival de la luna.

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