La loca publicidad china 3: niñas cazaserpientes, chulapos sadomasoquistas y mucha vergüenza ajena

Vuelven los carteles locos a Chinalati. Después de un breve parón de meditación y búsqueda de nuevos anuncios publicitarios, hoy te traigo contenido muy fino, cortado con bisturí. Vamos que nos vamos con el primero.

Las niñas cazaserpientes de Lijiang

Éste es uno de mis favoritos. Me lo encontré en el ascensor de mi casa. Se trata de un restaurante que ofrece comida de Lijiang (Yunnan) y su especialidad es el hotpot de 龙继斑鱼… un pescado de río bastante feo.

El tema es cómo nos la juegan a los occidentales. Debajo del nombre del restaurante nos lo venden como “snake head” (cabeza de serpiente). Y la fotografía, por lo menos a mí, me dio a pensar que realmente era hot pot de serpiente.

Mirad a esa niña, que con sus dos manos casi no puede rodear la cabeza de la falsa serpiente.

Yo imaginaba a risueñas niñas de Lijiang vestidas con sus atuendos étnicos metiéndose hasta lo más hondo de los ríos de su ciudad para luchar cara a cara contra serpientes gigantes.

Sin ningún tipo de arma ni protección. Niña contra serpiente, la batalla definitiva. Ríete del toreo.

¿Cuántas pobres niñas de Lijiang morirían al año devoradas por fieras serpientes, todo para que tú puedas saborear un hot pot de serpiente?

El reclamo era tentador. Pero, una vez más, los chinos me la habían jugado.

El chulapo sadomasoquista

Este cartel estuvo durante bastante tiempo enfrente del cartel de la niña cazaserpientes. Cara a cara, una inocente niña contra este señor tan sórdido.

Sinceramente, del anuncio no entiendo nada.

Tenemos a un señor con guantes de látex rojos fumando un cigarro, con una gorra de chulapo madrileño, un pañuelo celeste al cuello y en la solapa uno de esos ribetes que pegamos en los regalos una vez están empapelados.

Pero su cara también está roja, del tono de los guantes, en una maniobra de Photoshop un poco atrevida. El bigote se ha salvado del tinte.

Me gustaría poder decir algo más, pero después de traducir el texto me he quedado igual. Sólo se anuncia la fecha en la que abre el local, llamado “The boom boom room”. Y debajo podemos leer un reclamo en forma de slogan, algo así como

que a partir de ahora empiezan las noches de clase alta. Siempre que entendamos clase alta como enfundarse una gorra de chulapo y unos guantes de fregar.

No me he atrevido a ir a The boom boom room, y no sé si algún día estaré lo suficiente desesperado para hacerlo. Pero tiene pinta de club muy turbio. Látex y chulapos madrileños. Un rollo sado-cañí que no me atrae en absoluto. Pero en China todo tiene su público, oye.

El carnaval de la vergüenza ajena

Y para terminar, este cartel que ha aparecido rebuscando entre mis fotos del año pasado. El festival del color, o como prefiero llamarlo yo, el maldito festival de la vergüenza ajena.

Una suerte de color run cutre celebrada en Windows of the world, un parque de Shenzhen donde han recreado monumentos de todo el planeta. De ahí que hayan colado la Torre Eiffel y el Arco del Triunfo.

El cartel es una chinada de manual. Tengo en exclusiva una conversación grabada de los diseñadores gráficos que lo realizaron:

-A ver, nos han encargado un cartel para el Colorful Carnival.

-¿Y eso qué es, como la color run?

-Joder, has dado en el clavo. Pon muchos estallidos de polvos de colores por todas partes. Y monumentos extranjeros.

-No quisiera pecar de atrevimiento pero… ¿y si metemos unos cuantos extranjeros?

-¡Eso es, pon extranjeros! ¡Multirraciales! ¡Y que vistan de manera muy ridícula! Pero que parezca que están gozando como nunca en su vida.

-¿Qué te parece que estén caminando sobre un arcoiris? Los arcoiris tienen colores.

-Joder, ahora entiendo por qué te contratamos. Eres un genio. Bésame, bribón.

A partir de aquí hay una serie de ruidos y no sé entiende muy bien lo que ocurre.

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