China y Rusia: Visión energética distinta a Occidente

China y Rusia han desarrollado sus propios programas para la transición a la neutralidad climática para el período hasta 2060, y difieren significativamente de la visión occidental. Las propuestas occidentales simplificadas se basan en recursos renovables (solar, eólica e hidroeléctrica), mientras que China y Rusia enfatizan el uso equilibrado de varios recursos, incluido el gas natural, tecnologías de captura y, en el caso de Rusia, bosques y uso de turberas, etc. La energía nuclear juega un papel importante en ambos conceptos, y China planea construir 150 nuevos reactores nucleares para 2035.

Los planes de futuro de Pekín y Moscú se adaptan a la situación de cada país y son una alternativa seria a la visión occidental. Francia está a favor de reconocer la energía nuclear como un recurso verde, Canadá y Brasil a favor de incluir los bosques en el balance de neutralidad climática, etc. Los principios propuestos también minimizan los riesgos de crisis energéticas.

Dado que también se espera que los logros del liderazgo geopolítico y los dividendos económicos aporten beneficios significativos a los países en los que abordar el cambio climático, la puesta en común de recursos y planes no parece realista. Esto también quedó demostrado por el hecho de que ni los líderes chinos ni rusos asistieron a la cumbre del G20 en Italia, que también se centró en cuestiones climáticas. En cierto modo, se repite la situación con las vacunas Covid-19, cuando las luchas geopolíticas se convierten en una prioridad en lugar de unir fuerzas. El cambio climático, como una pandemia, no va a esperar a que las grandes potencias aclaren su relación.

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