Tras llegar a Vic, encontrarme con John del blog Asia-Cine e instalarme en el piso que la (como siempre excelente) organización nos había facilitado a los acreditados de prensa, regresamos al Cinema Vigatà donde la filipina Graceland daría el pistoletazo de salida, dejándonos muy buen sabor de boca cinematográficamente hablando, a pesar de lo amargo del trasfondo de la película, donde la prostitución infantil es la protagonista de este thriller en el que no podía faltar la venganza. Para mí fue la mejor del día, y al final resultó ser la quinta película mejor votada por el público.
Seguidamente daría paso Kabisera, otra producción de Filipinas, país invitado de esta edición, y así seguiría hasta el final del día. En ésta, un humilde pescador se introduce en los bajos fondos con tal de hacerse con el Imperio de la Droga, cual Tony Montana, pero cambiando a los colombianos por narcos musulmanes, que contrariamente a lo que se tiende a pensar, se trata de una religión de suma importancia en el Sudeste Asiático, especialmente en Indonesia y el sur de Filipinas. La película es entretenida y cumple con su cometido, sin embargo algunas incongruencias en el guión impiden que pueda ser un film redondo.
Para finalizar la jornada se proyectó en la Bassa la comedia Blue Bustamante, con la que a pesar de las risas entre el público, yo no terminé de conectar. Del mismo modo que en la exitosa Pinoy Sunday, el protagonista es un inmigrante filipino, pero cambiando Taiwán por Japón, dónde tratará de ganarse el pan haciendo de doble de acción del personaje azul de una serie al estilo Power Rangers. Para mí lo más interesante del film es dejar constancia de las dificultades que se encuentran los emigrantes del Sudeste Asiático cuando deciden desplazarse a Asia Oriental (del mismo modo que los africanos migran a Europa, o los propios europeos persiguiendo el American Dream) en busca de un futuro mejor, cuando en la mayoría de los casos suele ser bastante desalentador.
Con estas tres propuestas del cine filipino actual, el cine cumplió con su labor social, más allá del puro entretenimiento, dando a conocer un poco más la sociedad filipina y sus problemas. Además, en la Lechón Party, justo antes de la última proyección, se pudo degustar lo que sería el plato estrella de las Nits, el lechón al estilo filipino. No obstante, el protagonismo, más que por su sabor, le vino por lo llamativo del cerdito dando vueltas sobre el fuego, una imagen poco habitual en nuestras vidas pero que tantas veces se ha visto en pantalla, al que nadie se pudo resistir a echarle una foto.
Para abrir el segundo día y dar la bienvenida a los primeros peques que pisarían esta edición se proyectó la película de animación japonesa El Professor Layton i la Diva Eterna, en la que el profesor acompañado de su aprendiz se desplaza hasta Londres para resolver el misterio sobre la vida eterna de una niña. A mí me dejo un poco indiferente, pues ni la trama ni el tipo de dibujo me atraían demasiado, pero imagino que será del agrado de los fans del videojuego en el cual está basada.
Una vez finalizada la sesión, mientras los niños abandonaban la sala para acudir al taller de dibujo donde aprenderían a dibujar al Gwapo (la mascota del festival) llegaba Andrew Leavold (el señor que no puede vivir sin cerveza) para presentarnos lo que serían las siguientes dos películas que retomarían el camino iniciado el día anterior con más proyecciones filipinas. Sin embargo, lo que íbamos a ver a continuación distaba bastante de lo que vimos el día anterior. La primera se trataba de Puño Desnudo, una joya grindhouse coproducida entre E.E.U.U y Filipinas a principios de los ochenta, en la que una profesora de artes marciales se ve envuelta en una trama de tráfico de drogas tras la desaparición de su hermana en un club de artes marciales que recuerda al campeonato de Contacto Sangriento. Pero aquí no está Bolo, si no un rubio con bigote que parece salido de una película porno, con el que la protagonista intimará para dar con el paradero de su hermana. Puños, patadas, y por supuesto, tetas. Las risas están aseguradas.
Tras ésta, le llegaría el turno a Machete Maidens Unleashed! el primer documental que veríamos en el festival sobre la que podría considerarse la época dorada del cine filipino, en la que realizadores de la talla de Roger Corman y estrellas de la Blaxplotation como Pam Grier se desplazaban hasta la ex-colonia española para rodar sus películas.
Tras el documental, la franja horaria que le correspondería a la siguiente película se dejó libre para que los interesados pudiésemos asistir a la mesa redonda perteneciente a unas jornadas empresariales sobre oportunidades asiáticas que se estaba celebrando paralelamente al festival. Durante la mesa redonda, los representantes de las principales distribuidoras del cine asiático del estado comentaban en qué situación se encuentra hoy en día este tipo de cine en España, así como los pros y los contras de la proyección de películas en festivales, o posibles alternativas para mejorar las ventas y la asistencia a las salas. Tal y como comentaron, el consumo de cine asiático actualmente se encuentra mejor que nunca, pues a diferencia de hace unos años que resultaba un producto raro considerado como «cine de chinos» incapaz de competir con Hollywood, ahora cada vez son más los adeptos a este tipo de cine. Sin embargo, a pesar de que el consumo es más alto que nunca, a causa de las nuevas tecnologías y la facilidad del pirateo, las ventas de DVD’s y la recaudación en salas no están pasando por un buen momento. No obstante, también se comentó que a pesar de ello, los que más piratean, terminan siendo sus mejores clientes. Entre los oyentes estaba Andrew Leavold y por petición de la organización del festival me tocó hacerle de «intérprete» de catalán/castellano a inglés como buenamente pude, haciéndole un resumen de las ideas principales de lo que se iba comentando. Mientras esperábamos para entrar, así como tras finalizar la mesa redonda, pudimos contemplar las ilustraciones de los yokai que decoraban las paredes del recinto.
Tras este break tocaba volver a sentarse en las butacas del Vigatà y lo haríamos con D-Day, una producción de la India sobre terrorismo con un interesantísimo trasfondo político entre Pakistán y la India. A pesar de ello, no logré meterme dentro de la película, tal vez por el exceso de información y cambios de ubicación que hicieron que desconectase y mi cerebro no procesase las imágenes que iba recibiendo, sino que me era bastante indiferente que ocurriese una cosa u otra, con lo que mi valoración final no fue demasiado positiva. Estoy seguro de que con un segundo visionado ganará bastante.
Al salir del cine, fuimos hacia la Bassa a cenar y mientras preparaban la exhibición de taichi (太極拳) miembros de la organización me pidieron si podía decir unas cuantas palabras en chino de las diferentes formas que iban a realizar. Menos mal que me dieron el pinyin, pues habían muchos caracteres que desconocía. Lo más gracioso de todo es que al comienzo de la exhibición dijeron que tenían preparada una sorpresa, y la sorpresa resultó ser «un chico que sabía chino e iba a leer las formas«. ¿Yo era la sorpresa? WTF?! Me dejó totalmente descolocado.
Después de la «jugarreta» tocaba relajarse un poco con la última película del día, la japonesa Daily Lives of High School Boys, del director de la divertidísima Afro Tanaka, ganadora del festival en la edición 2013. Así pues, la expectación previa al pase era lo suficiente como para quedar un poco decepcionado tras ver que ésta distaba mucho de su predecesora. No obstante, a pesar de estar las dos basadas en un manga y rodadas en clave de comedia, son películas muy diferentes y en definitiva incomparables. Aún así, aunque las comparaciones sean odiosas, también son inevitables.
El primer pase del tercer día fue otra película de animación, la coreana Lifi, una gallina tocada de l’ala. A pesar del cachondeíto que se traían conmigo John de Asia-Cine y Omar de Terror Weekend por haber ido a verla, la verdad es que sin ser nada del otro mundo y muy lejos de las obras de Miyazaki, no estuvo nada mal. De hecho, fue la ganadora a mejor película de animación en Sitges, y durante el pase en las Nits tuvo muy buena respuesta (y algún que otro llanto) por parte del público infantil.
Tras ésta, los niños volvieron a desalojar la sala para participar en el taller de dibujo igual que el día anterior, y el bueno de Andrew volvió para presentarnos su trabajo sobre su «pequeño amigo» y obsesión durante más de 20 años, The Search for Weng Weng, un documental que cualquier amante del cine debería ver, y seguro que terminará diciendo la tan deseada frase por parte de Leivold «I love Weng Weng». Hasta el momento ésta era mi película favorita en lo que llevábamos de festival.
Y por si fuese poco lo que acabábamos de presenciar a través de la pantalla, Andrew nos dio una clase magistral compartiendo con nosotros su amplio conocimiento y respondiendo a todas las preguntas que se le hacían por parte de los asistentes, tanto sobre «Bruce Linito» como del cine filipino antes de que Hong Kong le tomase el relevo . Eso sí, a cambio de cervezas.
Después del subidón con Weng Weng y la simpatía de Andrew, llegó la hora de la calma con la taiwanesa A Time in Quchi, cuyo nombre en chino 暑假作業 (literalmente «Deberes de vacaciones de verano«) no tiene nada que ver con el título internacional, con lo que queda demostrado que no sólo aquí destrozamos los títulos originales. Aunque a algunos les saldría la vena sensiblona con la historia en sí misma del chico que va pasar el verano con su abuelo a 新店 (Xindian, última parada de la línea verde del metro de Taipei), en mio caso fue el hecho de volver a ver en pantalla imágenes de la capital taiwanesa y escuchar de nuevo el acento con el que había estado conviviendo casi un año y del que me había despedido hacía apenas dos semanas.
Tras este momento de nostalgia, llegó la hora de lo bueno con la malasia KL Gangster 2, la que para mí ha sido la gran sorpresa, además de la mejor película de todo el festival, con la que quedó demostrado que hay vida más allá de Hong Kong. Bandas callejeras y capos mafiosos, conflictos familiares y piedad filial, buenísimas escenas de lucha y por supuesto tiros, muchos tiros. Aunque sea una segunda parte, en realidad se trata de una precuela de KL Gangster, así que se puede ver sin necesidad de haber visto la primera parte, que por los comentarios escuchados de boca de otros que la han visto, a pesar de que apunta maneras, es muy inferior a ésta.
Por si no hubiésemos tenido suficiente con la más que evidente influencia hongkonesa de las dos últimas películas del día anterior, el viernes llegaba el por muchos deseado «Hong Kong Day”, con una programación íntegramente Made in Hong Kong. La primera proyección del día fue el remake de la cásica Una Historia China de Fantasmas, pero cambiando y las cámaras y los actores por personajes de animación. Aunque es bastante bizarra y una técnica no demasiado atractiva, la película está entretenida, sin embargo, a diferencia de los anime de los dos días anteriores, éste no lo recomiendo demasiado para el público infantil. De hecho, en esta ocasión apenas había niños en la sala, aunque creo que se debía más al hecho de que ésta la proyectaban con subtítulos en lugar de doblada como las anteriores.
Y tras esta bizarrada, otro bizarrada todavía más grande, donde pudimos disfrutar de lo lindo con Los Clones de Bruce Lee, en la que tras la muerte de la estrella del cine de artes marciales, un doctor se hace con su sangre creando a tres clones, supuestamente a su imagen y semejanza, sin embargo cualquier parecido con la realidad era pura coincidencia. Durante los créditos iniciales aparecieron nombres como Bruce Le, Bruce Lai, Bruce Thai y Dragón Lee. Sin embargo el momento estelar de la película fue cuando, ahora sí, apareció en pantalla el mítico Bolo Yeung, con el que posteriormente se tendrán que enfrentar los clones. Los trailers preliminares tampoco tuvieron desperdicio. Sin duda, hubiese sido una pareja perfecta para una sesión doble junto a Puño Desnudo.
Después de esta broma, llegó el turno de ponerse serios y ver tres obras made in Hong Kong en mayúsculas. La primera de ellas fue The White Storm con Lau Ching-Wan, Louis Koo y Nick Cheung en una historia de mafias, traiciones y amistad, de las que tanto nos gustan. Volviendo de Taiwan, tuve la oportunidad de verla en la pantallita del avión, pero como sabía seguro que la iba a ver en el festival y estaba más que convencido de que no me iba a defraudar, me reservé para verla directamente en la gran pantalla del Vigatà. Aunque al final no quedó finalista, en la porra que se hizo yo puse que la sería segunda mejor votada y se convirtió en mi segundo 5 (la puntuación máxima), que hasta ahora sólo se lo había dado a KL Gangster 2, porque Weng Weng estaba fuera de concurso, claro.
La siguiente sería Once Upon a Time In Shanghai, con una fotografía prácticamente en blanco y negro, retrata el Shanghai de principios del siglo XX, cuando tras la colonización europea la ciudad se convirtió en la tierra prometida donde muchos iban a buscarse la vida, aunque la manera más fácil de prosperar era con el juego o el tráfico de opio. No obstante, a nivel histórico no aporta demasiado al panorama cinematográfico, y ni siquiera se convertirá en un referente del cine de mafias como podrá serlo The Last Tycoon, escrita y dirigida por Jing Wong, el mismo guionista de ésta, con la que además se cerró la edición el año pasado, sino que destaca más por su valor como película de artes marciales a partir de las coreografías ideadas por el mismísimo Yuen-Woo Ping.
Como complemento final para terminar con las artes marciales tradicionales chinas antes de dar paso a otras artes más modernas con los combates de MMA que veríamos en la siguiente película, mientras cenábamos se hizo una exhibición de Wing Chun en la Bassa a cargo de la Asociación Wong Shun Leung Spain en la que entre otros participaron mi sifu Daniel Lopez y Miguel, colega y creador del blog Mike y sus chinos.
Si el miercoles y el jueves pudimos contar con la presencia de Andrew, el sábado tendríamos al director y al antagonista de Fake Fiction respondiendo a las preguntas del público tras la proyección de la misma. Antes de ello, habíamos escuchado que ninguno de los dos hablaba inglés, y visto lo visto días antes cuando me pidieron hablar en chino y hacerle de traductor a Andrew, yo ya me temía lo peor. Por suerte, esta vez venían acompañados de una intérprete que hacia de mediadora entre el publico y los invitados. La película, sin ser una obra maestra, es divertida y a pesar de las pocas horas que dormí la noche anterior consiguió mantenerme despierto de principio a fin, que no es poco! Se trata de una comedia familiar, con el mundo de la magia como telón de fondo, con la típica historia de un hombre soltero continuamente perseguido por una niña que dice ser su hija y le hace la vida imposible hasta que éste termina aceptándola y se convierte en la niña de sus ojos. Tras esta historia y la del día anterior con Unbeatable, en la que el protagonista también se ha de hacer cargo de una niña pequeña, y a causa de la afirmación de los invitados de honor comentando en el post-screening que a través de la película podríamos entender un poco mejor la sociedad china, se me ocurrió que tal vez esta tendencia de utilizar a niñas como co-protagonistas en sus películas se tratase de una forma de reivindicar por éstas y darles más protagonismo en la sociedad, ya que por lo general, a causa de la política del hijo único, los padres suelen preferir tener un niño. Sin embargo, tras preguntarles, ellos dijeron que no tiene relación con eso y simplemente escogieron una niña para el papel ya que consideran que ellas tienen más registros y son más expresivas que los niños chinos.
Después de comer, no estaba seguro si acudir a ver la película de amor bollywoodiense que venía a continuación o quedarme en el piso durmiendo y recuperando horas de sueño de cara a aguantar la maratón que tocaba por la noche, pero tras debatir conmigo mismo y por la sorpresa que supusieron Eega en las Nits del año pasado o Jodha Akbar en el BAFF 2009, decidí darle una oportunidad e ir a ver Lootera. Para mí resultó la película más aburrida de todo el festival, y como todo pronóstico indicaba, al final el sueño puedo conmigo. Tras despertarme, en pantalla aparecía una escena en la que había un poco de acción y parecía que la cosa pintaba mejor, sin embargo ésta duró poco. En cuanto a las canciones sólo recuerdo una cuya letra me llamó la atención con frases como ésta «Torturador, torturador. Con maneras pero atento. Torturador, torturador».
Media hora después, el bajón producido por Lootera se esfumó rápidamente, nada más comenzar Silent Witness, una película judicial made in China. Aunque a priori debido a su temática y por el hecho de que gran parte de la película tiene lugar dentro de la sala de juicios, puede parecer que se trata de una película lenta, pero lo cierto es que tiene un montaje lleno de ritmo de principio a fin y los continuos giros de guión hacen que estés alerta durante todo el metraje. Para mí fue otra de las sorpresa del festival.
Y como no sólo de amor vive Bollywood, llegó la hora de la acción con Dhoom 3, que hizo que la noche India fuese un exitazo con la historia de un experto ladrón que se dedica a robar el mismo banco una y otra vez hasta conseguir que éste quiebre. Gracias a su dominio de las artes ilusorias y de las acrobacias, aprendidas a lo largo de su vida en el circo de su padre, no consigue ser atrapado, con lo que le encomiendan la faena a un «super policia» de la India, interpretado por la estrella Amir Khan, que irá hasta Chicago a la captura de éste y desvelerá su secreto con el que siempre logra escapar de la escena del crimen. Si se le puede reprochar algo a la película es que el secreto se desvela demasiado pronto, aproximadamente a la mitad de la historia. Sin embargo, las altas dosis de acción, persecuciones de lujo y las motos transformers hacen que el disfrute sea total. Los aplausos por parte del público fueron constantes y finalmente fue la tercera película mejor votada durante el festival. Si no has visto las dos primeras, no te preocupes, ya que no hay continuidad entre ellas.
Ya era sábado noche y de repente las puertas del Vigatà se llenaron de gente que no había aparecido en todo el festival que se habían animado a venir a ver la triple sesión golfa. Por si nos habíamos quedado con ganas de más acción y Bollywood, llegó una de los pases con más expectación de todo el festival, BCN Knockout!, una película india rodada en Barcelona, con escenas cómicas y de acción a partes iguales. Poder cantar el «Borriquito como tú» junto al resto del público de las Nits, no tiene precio.
Al terminar BCN Knockout! ya estaba bastante cansado pero me quedé a ver la japonesa Gun Caliber, ya que el trailer anunciaba que si te perdías esta película eras tonto. Sin embargo, a mitad de la peli, y a pesar de que tenía ganas de ver la última película de la sesión, Gothic Lolita Battle Bear, ya pasadas las 4 de la mañana abandoné la sala y me fui de vuelta al piso, ya que Gun Caliber tampoco me estaba pareciendo gran cosa y el trailer prometía más de lo que ofrecía.
Al día siguiente, decidí dormir un poco más y saltarme la primera sesión de la mañana, Berserk 3, no sólo por lo poco que había dormido las dos últimas noches, sino también porque me habían comentado que en el caso de ésta sí que se trataba de una continuación de sus predecesoras, así que fui directamente a la premiere de Buda 2: Camino a la Iluminación, que comienza justo donde termina la primera parte, cuando el príncipe Siddharta abandona el palacio para irse a conocer mundo y formarse por su cuenta. Si te gustó la primera parte, te gustará la segunda, pues están en la misma línea.
El tercer pase del día sería, por fin, That Girl in Pinafore (cuyo título tampoco tiene nada que ver con el original en chino) la película de Singapur con la famosa cancioncita que decía 我們這裡是新加坡 (Wǒmen zhèlǐ shì Xīnjiāpō) la cual se había estado tarareando a diario durante todo el festival, ya que es la que se había utilizado para el trailer promocional de esta edición.
Tal y como se puede intuir a través del clip, se trata de una película musical en la que se muestra la historia nostálgica de unos chicos en el Singapur de los años 90. Aunque en general sigue una línea cómica, también tiene sus momentos dramáticos y un final totalmente inesperado que te descoloca por completo.
A falta de dos películas, fuimos a tomar algo con los colegas de Terror Weekend, Mike y sus chinos y Katanas y Colegialas, cuando de pronto se torcieron los planes a causo de un imprevisto por un problema familiar de los colegas que me iban a llevar de vuelta a casa tras la finalización del festival. Así que me tocaba decidir si volverme con ellos, esperarme a ver el siguiente pase y volverme con otros que volvían más tarde pero no se quedaban hasta la última, o probar suerte a ver si encontraba algún alma caritativa que se quedase hasta el final y volviese a Barcelona que pudiese llevarme de vuelta. Por suerte, allí quedaban los que fueron mis compañeros de piso durante el festival, los bloggers de El Blog que falta en Sitges y La Princesa Prometida con los que me podía volver y ya me alegraron la tarde.
Sin embargo, la alegría de poderme quedar hasta el final no ayudó a que me entrase mejor la penúltima película, la filipina Shift. La propuesta era interesante, tratando de dar a conocer otro aspecto más de la sociedad filipina contemporánea, donde la bisexualidad, homosexualidad y transexualidad están mejor aceptadas que en otras partes del mundo, además del uso y la importancia que tienen las redes sociales hoy en día. Sin embargo, ni la trama ni los actores que interpretaban a los protagonistas de la historia eran demasiado atrayentes y a pesar de los escasos 80 minutos de duración, se me llegó a hacer un poco pesada.
Para poner el broche final y cerrar el festival tras anunciar el ganador del Gat de la Sort (Unbeatable), además de las otras cuatro películas mejor votadas (Cold Eyes, Dhoom III, Once Upon a Time in Shanghai y Graceland), ya fuera de concurso se proyectó la hongkonesa Hardcore Comedy, dividida en 3 episodios de los cuales el único que me gustó fue el primero con los dos chicos que residen en una habitación dentro de un edificio-burdel. Así pues, del mismo modo que el día anterior con Gun Caliber, lo que prometía ser una fiesta total final resultó ser un poco decepcionante para las expectativas que tenía sobre ella.
A pesar del final, a mi parecer fallido, y más si lo comparamos con el apoteósico colofón que tuvimos el año pasado, la valoración global del festival ha sido totalmente positiva, y creo que sin duda el festival se ha convertido en el referente como Festival de Cine Asiático a nivel estatal y estoy seguro de que en pocos años podrá competir a nivel internacional con los grandes.
Hasta el año que viene! Andrew dijo que también se apunta. Y como diría el Gwapo, «hanggang sa susunod na taon»!!
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