El viaje de Xi Jinping a América Latina: la nueva diplomacia china, “triangulación” y otras reflexiones

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 El Presidente chino Xi Jinping comienza el lunes una importante visita a América Latina, cuyo significado y sus resultados y repercusiones tendrán un importante efecto global, mucho más allá de los que tenga en la región.

Me gustaría hacer algunas reflexiones en relación con esta visita.

China y América Latina. Es significativo que se trata de la segunda visita del Presidente chino a América Latina en poco más de un año. En junio del 2013 ya visitó México, Costa Rica y Trinidad y Tobago –en este último país tuvo un encuentro con dirigentes de otros países del Caribe.

Este viaje lo lleva a Brasil, Argentina, Venezuela y Cuba, pero su actividad diplomática abarcará a muchos otros países latinoamericanos

Xi se reunirá también con los presidentes de muchos otros países de la región aparte de los que visitará, a través de encuentros con líderes de UNASUR (la Unión de Naciones de América del Sur), o de su participación en la primera reunión con jefes de Estado del cuarteto de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), que en estos momentos integran Costa Rica, Cuba, Ecuador y Antigua y Bermuda.

Es un hecho que China se ha convertido ya en un muy importante socio comercial de América Latina y en algunos casos en el número uno. La República Popular ya figura en los países de la región como uno de los principales socios comerciales, principal destino de las exportaciones latinoamericanas o importante fuente de financiación, de inversión y de productos chinos.

América Latina es estratégica para el futuro del desarrollo económico de China, entre otros por los siguientes tres aspectos: la energía, la minería y los alimentos.

Esta visita no hará más que impulsar esta situación en el terreno comercial, con la firma de importantes contratos y acuerdos, aparte de que política y diplomáticamente será un importante paso más en las relaciones bilaterales. Uno de sus frutos será, por ejemplo, la creación del Foro China-CELAC, que se reunirá por primera vez antes de finales de este año en el país asiático.

La visita del Presidente Xi no deja de ser una señal para los Estados Unidos y en algún sentido para España, los dos países que hasta ahora, y por razones históricas, políticas y económicas han estado más relacionados con América Latina.

El factor Taiwán. Del pequeño grupo de países en el mundo que aún no reconocen al gobierno de la República Popular y siguen manteniendo relaciones diplomáticas con Taiwán o la llamada “República de China”, la mayoría –en concreto 12 -está en América Latina (entre ellos Paraguay, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, República Dominicana, Haití, Honduras y Panamá). Esta ofensiva diplomática y comercial del Presidente Xi Jinping es también un guiño y una señal para esos países, una muestra de las “ventajas” de reconocer diplomáticamente al gobierno de Beijing.

La reunión de los BRICS. Uno de los principales objetivos de la visita de Xi Jinping es participar en Brasil en la reunión de Jefes de Estado del llamado grupo BRICS (integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) que tomará importantes medidas políticas y económicas de repercusión internacional, entre ellas la creación de un Banco de Desarrollo que posiblemente tenga su sede en Shanghai. Los BRICS han ido consolidando en los últimos años su posición en un mundo donde las instituciones económicas y financieras siguen estando controladas por los Estados Unidos y los principales países occidentales, y están dispuestos a, si no a cambiar inmediatamente esta situación, por lo menos a no ser testigos pasivos de la misma y a empezar a moverse por su cuenta.

Una activa diplomacia china. La visita de Xi Jinping tiene lugar en uno de los períodos más activos de la diplomacia china desde la fundación el 1 de octubre de 1949 de la República Popular. Los viajes al exterior y los encuentros internacionales de la nueva generación de líderes chinos –tanto el Presidente Xi como el Primer Ministro Li Keqiang- son de una frecuencia y una amplitud geográfica hasta ahora nunca vista en la diplomacia china. La República Popular –que ya es la primera potencial comercial y la segunda economía del mundo- parece que ha decido comenzar a “marcar territorio”, a decir “aquí estoy yo”, y empezar a actuar en la esfera internacional en consonancia con su posición económica en el mundo, esperando que así sea vista y considerada por los otros países.

El caso de Cuba y la diplomacia “con características chinas”. El Presidente chino, al igual que sus recientes antecesores, también quiere mostrar que su país es lo suficientemente fuerte y, podríamos decir “digno” como para visitar, recibir o reunirse con quien quiera, manteniendo en este sentido una tradición diplomática que le permite tener buenas relaciones con Obama, o con Bush anteriormente, y al mismo tiempo abrazarse con los hermanos Castro en Cuba. Ningún líder de peso internacional podría hacer lo que hace el Presidente Xi, y que también hicieron sus antecesores, con Cuba. La visita a La Habana del Presidente chino, además, tiene el “morbo” de que tendrá lugar días después del viaje del presidente Putin, que en muchos aspectos –en lo económico y militar- marca una especie de “regreso” ruso a Cuba. Nos encontramos pues con dos líderes como Putin y Xi Jinping “tomando café” prácticamente frente a las narices de los EE.UU.

España y la famosa “triangulación”. Esta visita de Xi Jinping, y dicho esto con todos los respetos, sería una excelente oportunidad para que España “despertara” y dejase ya de hablar de “triangulación” y de intentar seguir vendiendo a los chinos que pueden ser el puente principal para entrar a América Latina. China no ha necesitado a España para “entrar” en América Latina, realizar millonarias operaciones y haber alcanzado un nivel de relaciones políticas y económicas que podrían ser la envidia de varias Cancillerías europeas; Beijing tiene línea y relaciones directas con las principales capitales latinoamericanas, en algunos casos mucho más fuertes que las que pueda tener Madrid.

En todo caso, quizás habría que enfocar el tema desde otro punto de vista: es España y sus empresas las que podrían aprovechar esta ofensiva, esta presencia China en América Latina, y en este caso la “triangulación” sería al revés: España y sus empresas podrían utilizar a China como plataforma para intentar consolidar y aumentar su presencia en América Latina

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