Tesla ha florecido en el mercado chino y China ya se ha convertido en su segundo mayor mercado. Sin embargo, la recopilación de datos de los coches de Tesla siempre se ha considerado una amenaza para el régimen chino.
El poder de los datos
A mediados de junio, la legislatura del partido comunista chino aprobó una ley de seguridad de datos que entró en vigor el 1 de septiembre.
El 1 de noviembre, China comenzó a aplicar una ley sobre la protección de la información personal. Aunque pueda parecer que se trata de proteger la privacidad, China quiere garantizar el dominio de sus datos impidiendo que las consigan otras partes extranjeras. Quien controle el big data controlará la inteligencia artificial, que formará parte importante en nuestro futuro.
La «ruptura» del romance entre Tesla-China
Tesla tuvo mucho apoyo de China y en 2019, Tesla comenzó la construcción de su planta de Shanghai. Recibiendo más de $2.3 mil millones en préstamos disponibles a bajo interés de varios bancos chinos.
China permitió que Tesla ingresara al mercado chino con la esperanza de ayudar a crear una cadena de suministro completa para la industria de vehículos eléctricos de China. Pero China se desencantó y acusó a Tesla de ser una amenaza de espionaje móvil, capaz de recopilar y transferir datos en tiempo real. Entonces comenzó la controversia para Tesla.
La verdad es que, cada Tesla está equipado con ocho cámaras y 12 sensores ultrasónicos, así como una vista de 360 grados para alimentar su sistema de piloto automático. Que no es sorprendente que las autoridades chinas hayan ordenado que se impida que los vehículos Tesla ingresen a instalaciones militares u otras zonas sensibles.
Por supuesto, Tesla negó rotundamente estas acusaciones y señaló que no se llevan a cabo ningún tipo de actividad de espionaje.